La producción ganadera se organiza en dos modelos principales: la ganadería intensiva, centrada en la productividad y con mayor impacto ambiental, y la ganadería extensiva, que aprovecha los recursos naturales y es más sostenible. Sin embargo, este último modelo también está vinculado a la deforestación en América latina, lo que plantea desafíos en la búsqueda de una producción responsable.