Peio Belausteguigoitia: “BBVA ha incrementado un 25% la financiación al sector de la alimentación”
Según las previsiones de BBVA Research, tras una buena evolución en 2022, la economía española afronta un breve periodo de estancamiento al que le seguirá una fase de recuperación. Para el sector agroalimentario las perspectivas son mejores que para el conjunto de la economía. En este contexto, en los dos últimos años, “BBVA ha incrementado la financiación a empresas de este sector en casi un 25%”, según ha apuntado Peio Belausteguigoitia, country manager de BBVA en España, en un encuentro con empresas líderes en este ámbito.
No obstante, en el sector está latente el riesgo asociado al aumento de los costes de la energía. Para mitigar su impacto, son claves la reducción del consumo energético y la transición hacia modelos de producción más sostenibles. De este modo, “la lucha contra el cambio climático supone una fuente de ventaja competitiva”, ha asegurado Belausteguigoitia.
El papel de la industria financiera es fundamental para acompañar al sector agroalimentario en su apuesta por modelos de producción más sostenibles. En el caso de BBVA, un objetivo clave a nivel global es el de movilizar más de 300.000 millones en sostenibilidad hasta 2025.
Con ello, BBVA pretende canalizar financiación para proyectos que transiten hacia una producción más respetuosa con el entorno y las personas. Como ha afirmado David Prats, presidente de Borges, una de las empresas presentes en el encuentro, “se trata de comportarse y actuar de forma responsable tanto social como ambientalmente, con el convencimiento de tener una empresa más fuerte y rentable”.
BBVA también tiene un rol importante de concienciación y divulgación en materia de sostenibilidad, dada la capilaridad de los canales físicos y digitales del banco. Así como el asesoramiento en tres vectores: autoconsumo, movilidad sostenible y eficiencia energética.
De izda a drecha: Tomás Pascual, presidente del Grupo Pascual; Peio Belausteguigoitia, country manager de BBVA en España; David Prats, presidente de Borges; y Raquel Villaécija, del periódico El Mundo, durante el encuentro.
Hablar de industria agroalimentaria en general es complejo por la variedad de tipologías de empresas, tamaños y productos, que actúan en las distintas fases de la cadena de valor hasta llegar hasta el usuario final. Esta heterogeneidad del sector también se traduce en una multiplicidad de mercados. Belausteguigoitia ha matizado que “hay un elemento común en todas las empresas de este sector: en su cultura están presentes la eficiencia y la calidad como máxima”, incluso en entornos que distan de ser sencillos, como el de los niveles de inflación actuales.
Retos futuros del sector agroalimentario
Tomás Pascual, presidente de Pascual, ha apuntado en la jornada algunos de los retos que afronta el sector a día de hoy en materia de sostenibilidad: el bienestar asociado al producto y a los hábitos saludables, el desarrollo del entorno rural y la gestión de residuos para introducirlos en la cadena de valor y poder revalorizarla.
En este sentido, los intervinientes han reclamado la conservación de talento y creación de empleo de calidad en todas las fases de la cadena de valor, desde el origen en el entorno rural hasta en la fase de distribución. “Son profesiones que se van a demandar y faltan perfiles especialistas y técnicos que son difíciles de obtener”, ha augurado Pascual. Hay mucho talento pero es escaso en algunas áreas de trabajo y la transmisión generacional en el sector primario se va perdiendo. “Una buena iniciativa de sostenibilidad es hacer elementos sociales que favorezcan el empleo de calidad”, ha añadido el directivo de Pascual.
El uso eficiente del agua es el otro gran reto al que se enfrenta el sector y en el que coincidieron todos los asistentes. Se trata de un recurso escaso y limitado. “Se habla poco y la gran transformación vendrá por ahí. Tiene que ser un frente de preocupación y de ocupación de los diferentes actores”, ha pronosticado el presidente de Borges. Esa ocupación se traduce en ejercer un uso responsable del agua y trabajar soluciones ante la falta de una planificación hidráulica. En definitiva, es necesario para tener buenas producciones agrícolas y ganaderas, de las cuales se nutre el sector agroalimentario y por ello esta industria tiene una gran responsabilidad en ese frente.