Neustark: "Sin tecnologías que eliminen el CO2 de forma permanente, no podremos detener el calentamiento global"
Neustark, forjada hace solo cinco años, ha desarrollado una tecnología que captura el dióxido de carbono de la atmósfera y lo almacena dentro del hormigón siendo capaz de retenerlo durante cientos de miles de años. Una novedosa aportación en la lucha contra el cambio climático.

Johannes Tiefenthaler era, hasta hace no mucho, un científico de laboratorio que disfrutaba estudiando fenómenos físicos y químicos a muy pequeña escala. Un día de 2016, mientras cursaba un doctorado en Ingeniería Mecánica y de Procesos en la ETH (Escuela Politécnica Federal) de Zúrich, se le ocurrió que quería desarrollar algo con un impacto a nivel global. «Había mucha esperanza. Un año antes se había firmado el Acuerdo de París y quería contribuir a un mundo mejor», dice. Tres años después de ese primer impulso, junto con su socio Valentin Gutknecht, diseñaron una solución única en el mercado para capturar el carbono de la atmósfera.
Crearon Neustark. El nombre es una combinación de dos palabras en alemán que significan nuevo y fuerte. «Ambos conceptos conectan con la construcción y la tecnología», explica Tiefenthaler. Su tecnología desencadena un proceso de mineralización acelerado, donde el CO2 biogénico inyectado dentro del agregado de hormigón de demolición reacciona con los minerales, uniendo el CO2 a los poros y la superficie del agregado. «Es una forma muy eficaz de luchar contra el cambio climático y, además, promueve la economía circular al reutilizar materiales». Con Neustark se ha creado una nueva forma de almacenar carbono en hormigón demolido y ahora colabora con empresas de toda Europa que derriban edificios y estructuras de hormigón.
PREGUNTA: Antes de profundizar en el proyecto, ¿podrías hablarnos un poco sobre tu formación?
RESPUESTA: Estudié Ingeniería Mecánica y de Procesos en la ETH de Zúrich, donde descubrí la captura y almacenamiento de carbono como un pilar clave en la lucha contra el cambio climático. Esto fue en 2016, justo después de la firma del Acuerdo de París. En ese momento, quedó claro que, además de reducir emisiones mediante métodos convencionales como la electrificación o el uso de energías renovables, aún se necesitaban soluciones para las emisiones inevitables que se producen en sectores como el cemento, el acero, la gestión de residuos, la industria química y otros.
Era imprescindible desarrollar tecnologías capaces de eliminar de forma permanente el CO2 de la atmósfera, para así gestionar las emisiones que no podemos evitar. Sin estas tecnologías, no tendríamos posibilidad de frenar el calentamiento global. Diría que ese fue el inicio de mi recorrido. En ese entonces, tenía unos 25 años.
P: ¿Cómo nació la idea de crear Neustark?
R: Cuando estaba cursando el doctorado en la ETH de Zúrich, conocí al ahora cofundador de Neustark, Valentin Gutknecht, que también se encontraba en la misma ciudad y se preguntaba si sería posible almacenar CO2 en hormigón demolido. Fue un amigo en común quien nos presentó. En 2019 fundamos la empresa, ya con un modelo de negocio viable. Aunque el proceso puede parecer sencillo, en realidad implicó compartir ideas y numerosas reuniones. Patentamos la idea, algo habitual en ETH Zúrich, ya que si desarrollas algo, solicitas una patente. Sin embargo, el momento en que supimos que el proyecto iba en serio fue cuando solicitamos una subvención a la Oficina Federal del Medioambiente para poner en marcha un modelo piloto de la tecnología. Esta subvención nos permitió demostrar que era posible escalar lo logrado en el laboratorio; es decir, aplicar a varias toneladas lo que habíamos conseguido hacer, en el laboratorio, con unos pocos gramos.
«Nuestra tecnología activa un proceso de mineralización acelerada que fija el CO2 de manera permanente en el hormigón»
P: ¿Cómo funciona vuestra tecnología?
R: Con nuestra solución, el CO2 biogénico [producido de forma natural por seres vivos] se captura en plantas de biogás, donde se licúa y se transporta a instalaciones de reciclaje de residuos de construcción. En estas plantas, el CO2 se inyecta en granulados de hormigón procedente de edificios demolidos, así como en otros desechos minerales. Nuestra tecnología activa un proceso de mineralización acelerada que fija el CO2 de manera permanente en el hormigón. El producto reciclado carbonatado resultante se puede emplear en la construcción de carreteras o en la producción de nuevos materiales de construcción reciclados. Este proceso permite almacenar el CO2 capturado durante cientos de miles de años, con un riesgo de reversión prácticamente nulo, garantizando así una solución duradera y efectiva para la captura y almacenamiento de carbono. El rendimiento del almacenamiento también se puede convertir en certificados [documentos que acreditan la eliminación de emisiones de gases de efecto invernadero que permiten a empresas y organizaciones comprar créditos de carbono], que comercializamos para nuestros clientes en el mercado de certificados voluntarios.
P: ¿Por qué la tecnología de Neustark es tan vanguardista?
R: Ofrecemos una tecnología que permite a nuestros socios eliminar CO2. Nuestro objetivo es eliminar un millón de toneladas de CO2 en el año 2030. Esto tiene sentido hoy y creo que somos de los primeros en escalar este negocio, trabajando con una industria ya establecida. Tenemos veinte plantas en operación en Europa y más de cincuenta en construcción. Así que estamos principalmente en Europa en este momento, pero tenemos planes de entrar al mercado norteamericano pronto.
P: ¿Por qué es tan esencial la eliminación de carbono para abordar los desafíos globales actuales?
R: Si miramos los objetivos climáticos, básicamente decimos que queremos detener el calentamiento global, lo cual significa que no podemos seguir emitiendo gases de efecto invernadero a la atmósfera. Es decir, que no podemos operar ningún motor que funcione con petróleo o gas o cualquier otro combustible fósil. Y tampoco podemos producir más cemento, que es una actividad que emite mucho CO2.
Diría que hay dos razones por las que necesitamos la eliminación de carbono. La primera es que nunca vamos a llegar a cero, siempre habrá un cierto nivel de emisiones. No vamos a eliminar todos los motores diésel, ni vamos a dejar de usar fertilizantes. Siempre habrá emisiones residuales que no se pueden evitar, y para eso necesitamos compensarlas eliminándolas de la atmósfera. La segunda razón es que tenemos un presupuesto finito de carbono y una vez que lo excedamos, las temperaturas se dispararán. La única manera de impedirlo es capturar el dióxido de carbono de la atmósfera. Pero esto debe ser una última medida. Primero deberíamos enfocarnos en reducir las emisiones.