Mujeres que abrieron camino en el mundo de la tecnología
Isabel Pardo fue una de las primeras mujeres en llegar al área de Informática de BBVA, cuando los disquetes era la última novedad en el almacenamiento de datos y el metaverso una ilusión futurista. Ella trabajó en la construcción de una arquitectura de ejecución sobre la que se asienta, por ejemplo, la actual aplicación móvil de BBVA. Una pionera en el mundo de la tecnología en tiempos donde la presencia de mujeres era una rareza.
“Entré a trabajar en el banco con 17 años, en el año 74. Al principio estaba yo sola, había muy pocas mujeres en Informática y en el área de Tecnología menos”. Isabel, ya jubilada, recuerda sus inicios tras más de 40 años de carrera profesional en el banco. Unos primeros pasos que afrontó con ilusión y con sorpresa, al verse prácticamente sola y sin referentes. La mayoría de hombres en ese tipo de funciones era algo normalizado y las barreras para el acceso de mujeres, de todo tipo: desde los prejuicios que impedían ver que una empleada pudiera cubrir una alerta fuera del horario, hasta la escasez de perfiles con una formación tecnológica.
Fue el caso de Isabel, que con estudios en Geografía e Historia dio un giro a su carrera profesional después de formarse con cursos de Cobol y lenguaje de programación. A partir de ahí, su pasión por las ciencias solo fue en aumento. “Me gustaba mucho estudiar todo lo que estaba a mi alcance dentro de la informática. Y el conocimiento. Mi lema siempre ha sido ‘buscar, conocer y aplicar’. Era lo que me motivaba”, rememora.
BBVA le dio una oportunidad de crecimiento que no entraba en sus planes. Y ella no la desaprovechó. La arquitectura en cuyo desarrollo participó sigue vigente en el banco, con sus correspondientes actualizaciones. "Ellas fueron las pioneras, las que sentaron las bases para que ahora nuevas generaciones como la mía queramos seguir luchando por estar en este sector”, afirma Rosalía Salas, científica de datos en el área de Ingeniería de BBVA. Rosalía entró en el banco hace 3 años y forma parte de ese talento joven científico que sigue luchando por una mayor visibilidad de la mujer STEM. “Yo estudié matemáticas y en la carrera, menos del 25% éramos mujeres”, apunta.
La tecnología no entiende de géneros
Rosalía sitúa parte del origen del problema en el desconocimiento hacia este tipo de materias. “Yo quería aplicar mis matemáticas de alguna manera que en ese momento no sabía, porque no se me había informado de las posibilidades que había. Hay que difundir y visibilizar las bondades y los beneficios de esta disciplina. La tecnología y la pasión no entienden de género”, asegura. “La educación, los referentes o el apoyo familiar son clave en este sentido. Los estereotipos y los prejuicios de género siguen estando. No se muestran esas mujeres que han trabajado en ciencia, en investigación, en universidades. No porque no las haya, sino porque no se les da visibilidad”, asevera.
Tanto Rosalía como Isabel creen que todavía queda mucho por hacer, pero se muestran optimistas ya que han sentido una evolución en primera persona. “A lo largo de estos años he vivido ese avance. Con la integración de Argentaria entraron más mujeres con puestos de responsabilidad y en el 2007 ingresó mucha gente en el área de Tecnología que venía con ideas nuevas. Lógicamente eso cambió bastante la mentalidad”, señala Isabel, que afirma que en su última etapa laboral se llegó a lograr la paridad en su departamento. “Y ahora veo que hay mucha representación femenina y me encanta poder verlo”, añade.
El fomento de la diversidad y la inclusión es obligatorio en el seno de la empresa. Y aquellas que no lo vean así, están renunciando a un capital humano esencial. “Se está poniendo mucho foco en la diversidad de género, desarrollando muchas nuevas iniciativas. Es verdad que estamos en los inicios y es una estrategia a largo plazo. Lo importante al final es darse cuenta que hay un problema. Para llegar a conseguir una solución primero hay que identificar el problema y ponerte manos a la obra para establecer las bases que van a hacer que en un futuro podamos tener esa igualdad entre hombres y mujeres”, reclama Rosalía.
Como bien apunta la matemática, la lucha no ha terminado. Actualmente solo el 32% de puestos en tecnología e ingeniería en BBVA lo ocupa una mujer. “Históricamente, el sector tecnológico es un sector en el que ha predominado el género masculino. Ha habido grandes avances y el banco está apostando por la diversidad”, explica Rosalía. Algunas de las principales líneas estratégicas de BBVA en este sentido son la eliminación de los sesgos en los procesos de contratación y promoción, el acompañamiento y ‘mentoring’ a perfiles de alto potencial durante su trayectoria profesional o la promoción de medidas de apoyo a la corresponsabilidad y la conciliación.
“Es un cambio de paradigma muy grande. Las nuevas generaciones de mujeres se consideran iguales a los hombres. Y así debe ser”, observa Isabel, que mira con orgullo e ilusión ese cambio en el modo de pensar y actuar de Rosalía: “Somos una generación de mujeres jóvenes con muchas ganas de comernos el mundo. Y nos sentimos respaldadas por la empresa. Cada logro qué consigo a nivel laboral, para mí es un logro a nivel personal”, concluye.
Isabel y esas mujeres pioneras en puestos tecnológicos en BBVA, jugaron un papel decisivo para llegar a la situación actual. Rosalía y sus compañeras recogen su testigo: se han encontrado un punto de partida mucho mejor que el de sus predecesoras, pero todavía insuficiente. La paridad está más cerca que nunca. La lucha sigue.