Mujeres emprendedoras en América Latina: heroínas anónimas capaces de cambiar el mundo
Cuando una mujer emprende, se genera un impacto que cruza las puertas de su hogar y es capaz no sólo de cambiar su vida, sino también de transformar su comunidad, como si fuera una onda expansiva.
Y es que dicen los expertos que emprender fomenta la autonomía económica de las mujeres porque construye libertad, a pesar de las limitaciones a las que se enfrentan. Limitaciones que han sido abordadas en el acto Acelerando la autonomía económica y la inclusión digital de la mujer emprendedora, celebrado en el marco del Día de la Mujer Emprendedora, a iniciativa de Microserfin, entidad panameña de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA), y ONU Mujeres.
Uno de los ejemplos que sirvieron para analizar esas trabas fue el de la colombiana Celia Mosquera. Cuando esta emprendedora abrió Altamisa, un negocio de cosmética natural con recetas indígenas, ni podía imaginar que algún día su voz serviría para difundir su experiencia y la de otras mujeres como ella, afectadas por los desplazamientos forzosos en Colombia por culpa del conflicto. Y mucho menos que saberse y sentirse útil se convirtiera en una especie de terapia que iba a marcar el camino de su sanación, tras la violencia que había vivido en su país.
Ambar Almonte, emprendedora dominicana de Banco Adopem (FMBBVA). - FMBBVA
Otra de las protagonistas del acto ha sido Johanna Jurado, emprendedora peruana de Financiera Confianza, entidad de la FMBBVA en el país andino, que contó que el día que decidió abrir una tienda de pijamas solo pensaba en poder mantener a su hija, y ahora da empleo a 13 personas en los tres puntos de venta de su negocio.
La Fundación atiende a más de 1,6 millones de emprendedoras en América Latina, heroínas anónimas que van superando obstáculos en su camino hacia el progreso. Y todas con una misma meta: distribuir sus ingresos de forma que mejoren el bienestar, la educación y la salud de sus familias.
Pero para que ellas sigan adelante necesitan apoyo y no quedarse atrás. La directora regional de ONU Mujeres, María Noel Vaeza, ha asegurado durante el encuentro que “la digitalización de las mujeres es una gran oportunidad”. No obstante, advierte que es necesario garantizar su conexión a internet y asegurar que puedan ejercer sus derechos digitales, que son clave para la capacidad de adaptación de las emprendedoras.
Y así ha sido para Ambar Almonte y Aracely Gajardo, también emprendedoras; gracias a la digitalización, Ambar pudo rediseñar su negocio de catering durante la pandemia: trasladó su lugar de trabajo a la cocina de su propia casa, se reorganizó para poder llevar los pedidos, montó su “escaparate” de productos en varias redes sociales e impartió talleres de cocina y repostería online. No solo pudo continuar dando un servicio de confianza en su comunidad, también ha inspirado a otras mujeres a probar su oficio y a encontrar nuevas fuentes de ingresos.
Por su parte, Aracely dedica sus esfuerzos a promocionar su centro de kinesiología en varias redes sociales. Es otra forma de posicionarse como referente en su sector, atendiendo dudas y consultas genéricas online. Esto le permite alcanzar un público más allá de su lugar de residencia; darse a conocer le abre puertas y da credibilidad a su negocio.
Aracely en su consulta de Kinesiología (Chile) - FMBBVA
Como ha señalado Laura Fernández Lord, responsable de Sostenibilidad y Mujer de la FMBBVA, “las brechas en la digitalización se explican por importantes barreras como la falta de recursos económicos o de ingresos propios y la falta de alfabetización y habilidades digitales. Pero no hay que perder de vista otros factores como las preocupaciones sobre la seguridad, la menor disponibilidad de dispositivos e infraestructura o la percepción de la poca importancia que tiene la tecnología en las vidas de las mujeres emprendedoras”.
Esto último es algo que Josefina Montero, atendida por Microserfin, está superando con empeño y perseverancia. A sus 71 años, asegura que incorporar la tecnología digital en su negocio le ha permitido expandir y consolidar la relación con sus clientes. Es una convencida usuaria de WhatsApp y, al vivir en una zona rural, esta red social le sirve como medio de comunicación con restaurantes, tiendas y hogares particulares que le compran sus productos, derivados de los pollos y cerdos que cría ella misma.
La emprendedora panameña Josefina ha incorporado la tecnología a su negocio de ganadería - FMBBVA
Para el gerente general de la microfinanciera panameña, Edison Mejía, quien también ha participado en el webinar, la apuesta de la entidad para acercar el progreso a las mujeres emprendedoras “cuenta con el acompañamiento personalizado y la capacitación como base del éxito, más allá de facilitar el acceso a productos y servicios financieros a medida. Acciones que ponen a su alcance conocimientos necesarios para el desarrollo de sus negocios que, a su vez, aumenta la calidad de vida en sus hogares y contribuye al avance de sus comunidades”.
Analizados todos estos ejemplos, la conclusión del encuentro entre protagonistas y expertos es que cuando una mujer monta un negocio, por pequeño que sea, se genera un impacto que va más allá de su propio beneficio; una mujer que emprende es un motor de progreso, y las finanzas inclusivas y la digitalización son claves para apoyarlas en su camino.