Migraciones y cambio climático: así afecta el calentamiento global a los animales
El aumento de la temperatura del agua de los océanos está desorientando a las especies marinas, dando lugar a una migración masiva sin precedentes. Muchas especies marinas están desplazándose hacia los polos buscando temperaturas más frescas, lo que puede ocasionar, según los científicos, una inminente extinción masiva.
Investigadores de la Universidad de Miami publicaron un estudio que demostraba que el calentamiento de los océanos estaba impulsando la población de tiburones tigre del Atlántico hacia el norte. La noticia se recibió con comprensible alarma por los habitantes de la densamente poblada costa este de EEUU.
Pero en el caso de los tiburones tigre, esta preocupación puede estar justificada. Este depredador ha estado implicado en decenas de ataques no provocados a seres humanos. Así lo revela el Archivo Internacional de Ataques de Tiburón.
El miedo que nos inspiran los tiburones ayuda a explicar nuestra fascinación por estas antiguas criaturas desde una edad temprana. Como todos los niños aprenden en la escuela, los tiburones tienen que mantenerse en movimiento para seguir vivos. Aunque esto pueda parecer un mito, es cierto para algunas especies de tiburones, como los tiburones blancos, los tiburones martillo y los tiburones ballena, que carecen de los músculos necesarios para arrastrar el agua a través de sus branquias.
Pero desde una perspectiva más amplia, los tiburones necesitan efectivamente mantenerse en movimiento si quieren sobrevivir, ya que el rápido calentamiento de los océanos ha desencadenado una migración masiva sin precedentes de la vida marina. Se calcula que más del 80% de las especies marinas del planeta están migrando lejos de las aguas que se calientan y desplazándose hacia los polos en busca de temperaturas más frescas. Los tiburones también se están desplazando fuera de sus aguas tradicionales, siguiendo a sus presas y la gama de temperaturas del agua en la que prosperan.
Migraciones desplazadas por el cambio climático
Los científicos de Miami descubrieron que la población atlántica de tiburones tigre, que suele invernar en torno a las Bahamas, se aventura ahora muchos cientos de kilómetros más al norte durante los meses más cálidos, llegando a aguas de la costa de Nueva York y Nueva Inglaterra que antes eran demasiado frías para esta especie de sangre fría. Los investigadores advierten de que la creciente presencia de este depredador ápice en estas aguas, unida a su paladar indiscriminado, “tiene implicaciones para la gestión de la pesca, los conflictos entre el hombre y la fauna salvaje y el funcionamiento de los ecosistemas”.
De hecho, algunos de estos temores ya se están haciendo realidad, pues cada vez se ven más tintoreras, tiburones martillo y tiburones blancos frente a las costas del estado de Nueva York, y el número de mordeduras de tiburón alrededor de Long Island ha aumentado considerablemente en 2023, aunque no se cree que estén causadas por tiburones tigre.
Una historia similar de migración se está desarrollando frente a la costa de California, donde los científicos informan de que, desde 2014, los tiburones blancos juveniles se han desplazado 600 kilómetros hacia el norte y su área de distribución se ha reducido considerablemente, lo que indica la rapidez con que se está calentando el océano en esta región del Pacífico Norte. Muchos de estos tiburones han fijado su residencia en la bahía de Monterrey, donde están matando a nutrias marinas en peligro de extinción y obstaculizando su recuperación. Estos mamíferos, a su vez, mantienen sanos los bosques de algas y contribuyen a un próspero ecosistema submarino, ilustrando cómo los depredadores ápice pueden afectar a los ecosistemas de formas complejas.
Y aunque la gente está comprensiblemente preocupada por la creciente presencia de tiburones en nuevas aguas, que es un fenómeno global, la mayor amenaza es para los propios animales. El número de tiburones ha caído en picado en todo el mundo en las últimas décadas debido a la sobrepesca, pero ahora el calentamiento de los océanos está dificultando aún más la protección de los tiburones y otras formas de vida marina. En el caso del tiburón tigre, ahora se están aventurando más allá de las zonas de gestión designadas donde está prohibida la pesca comercial con palangre. ¿Cómo pueden los reguladores establecer zonas marinas protegidas en el mejor lugar para proteger la biodiversidad en medio de una migración submarina masiva que los científicos apenas han empezado a comprender?
La amenaza de una extinción masiva
Con este telón de fondo, la alarmante noticia de que la temperatura media mundial de la superficie del océano en 2023 ha aumentado repentinamente, superando todo lo observado en cuatro décadas de observaciones por satélite y suscitando un acalorado debate entre los científicos sobre la causa. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos informó de que, en junio de 2023, alrededor del 40% de los océanos del mundo estaban experimentando condiciones de ola de calor marino, la mayor superficie registrada, y podría alcanzar el 50% en septiembre.
Pero el calentamiento global no es el único factor de estrés al que se enfrentan nuestros océanos. La acidificación, la sobrepesca, las especies invasoras, la contaminación por plásticos, el agotamiento del oxígeno y la contaminación acústica submarina están causando estragos en los mares de nuestro planeta y en las innumerables criaturas que los llaman hogar.
Los científicos advierten de una inminente extinción masiva en el océano. Pero, a menos que haya un vídeo viral de un dramático ataque de tiburón, noticias de orcas que hunden otro yate o un sumergible de aguas profundas desaparecido, se presta poca atención a lo que ocurre bajo las olas, olvidando que dependemos de los océanos para el propio aire que respiramos.