Lucía Galán, la pediatra que logró que los adolescentes entendieran que siguen necesitando a sus padres
La figura de Lucía Galán, más conocida como ‘Lucía, mi pediatra’, no puede entenderse sin sus ganas y necesidad de ayudar al otro. Su vocación por la medicina nació con tan solo cinco años, cuando superó una grave enfermedad y tuvo la convicción de que debía ser médico. El sueño se hizo realidad y ejerce la pediatría desde hace más de dos décadas. Durante ese viaje, la maternidad reforzó sus convicciones y la escritura (es autora de nueve libros) se ha convertido en una de sus herramientas para contribuir a una sociedad mejor.
“La semana pasada vi el programa con mi hija, las dos en el sofá. La vi clavada, no dijo mucho y asentía con la cabeza. Unos días después me llamó a la habitación y me enseñó los brazos. Me confesó que llevaba meses sufriendo ‘bullying”. Es la narración de una madre que se puso en contacto con Lucía Galán, después de su participación en el programa ‘A mi yo adolescente’ de ‘Aprendemos Juntos’.
“El mensaje de esta madre explicaba cómo se pusieron manos a la obra y la niña comenzó a encontrarse mucho mejor. Terminaba con agradecimiento y culpa”, desvela Lucía Galán, quien recalca la importancia de este tipo de contenidos para la sociedad. “Es la historia de padres y madres que descubren que sus hijos adolescentes les siguen necesitando. Y la historia de adolescentes que descubren que sus padres estarán ahí incondicionalmente”, sentencia Lucía.
Lucía Galán detalla cómo muchos adolescentes contactaron con ella para pedir ayuda. - BBVA
El denominador común en la mayoría de los casos a los que ha prestado ayuda la pediatra es que muchos padres sienten culpa por no haberse dado cuenta de la situación por la que atraviesan sus hijos. “La adolescencia es un periodo donde hay que estar presente en su vida, pero no de la misma forma”, explica Lucía quien también cree que el adolescente debe saber que “harás muchas cosas bien, pero en otras necesitarás a un adulto”.
El mensaje de que querer es poder ha hecho mucho daño
La representación de la adolescencia como ‘carpe diem’, el triunfo o la felicidad como valores asociados a esta etapa de la vida puede provocar turbulencias. “Hay que normalizar que no pueden con todo, qué daño han hecho esos mensajes de poder es querer, y no siempre ocurre”, asegura Lucía.
A este efecto de colorear la realidad se unen las redes sociales. “Ellos mismos me decían que en ese mundo virtual consumían memes, cómo sacarse el mejor ‘selfie’ o cómo estar guapa. Pero el adolescente es mucho más…”, describe Lucía mientras recalca que esa imagen superficial sólo provoca frustración “porque ellos son también los que han tenido que ir al psiquiatra o los que han sufrido ‘bullying’. Esa es la adolescencia real”.
La aparición de Lucía en ‘A mí yo adolescente’ de ‘Aprendemos Juntos’ supuso “que muchos jóvenes fuesen capaces de hablar con sus padres sobre problemas que no eran capaces de verbalizar”, explica. Además, los adolescentes se dieron cuenta de que “todos tenían problemas parecidos, inseguridades o expectativas demasiados altas de sus padres”.
Por otro lado, los padres pudieron comprobar que sus hijos, a pesar de crecer, les siguen necesitando. “Muchos de ellos confesaban que no compartían sus problemas por no preocupar a sus padres. Al final me lo trago todo, y esos problemas se convierten en una bola gigantesca”, relata la pediatra, quien también se vio reflejada en esos padres: “Esos adolescentes podían ser mis hijos, como padres deben saber que estamos aquí para ayudarles”.
La pediatra, Lucía Galán, ha logrado que muchos adolescentes dialoguen con sus padres. - BBVA
Compartir el dolor con los seres queridos
Paula también buscó refugio en Lucía. La pérdida de su padre en la adolescencia provocó que tanto madre como hija vivieran el luto en soledad. “Lucía, no sé a quién pedir ayuda. Mi madre está demasiado triste para preocuparse por mí, pero no puedo más”. Ese fue el SOS que la joven lanzó la joven de 14 años de edad a la pediatra. Lucía recogió el guante: “Paula, cariño, debes hablar con tu madre. Los padres estamos para ahorrar el máximo sufrimiento a los hijos. Comparte tu dolor”. Este hecho provocó que acudiesen a un psicólogo para poder afrontar la ausencia del marido y padre. Su unión fue aún más fuerte.
Una de las claves de estos procesos es compartir el dolor con los seres queridos, repartir ese peso alivia. “Los adolescentes están en esa pista de despegue y piensan que están volando solos, pero cualquier piedrecita les puede desequilibrar”, explica Lucía. La pediatra y escritora también resalta lo bonito que es ver a los adolescentes darse cuenta de que siguen necesitando a sus padres: “Siempre hay salida, chicos, siempre hay que buscarla. Siempre hay un adulto que va a estar ahí dispuesto a echarte una mano”, palabra de Lucía.