Los pulpos y la basura: así interfieren los desechos en la vida submarina
Los pulpos empiezan a utilizar para cobijarse o poner sus huevos residuos como latas o botellas. Oceanógrafos y biólogos lo han constatado en 24 especies de cefalópodos. Creen que la gran abundancia de basura en el océano y la escasez de conchas marinas les lleva a cambiar de hábitos, lo que afecta a la sostenibilidad submarina.
Peces enredados en viejos artefactos de pesca, aves que se atragantan con residuos plásticos o ballenas que terminan sus días con kilos de basura en el estómago. Durante años, hemos podido ver cómo los residuos acaban con la vida de numerosos animales marinos. Sin embargo, el modo en que nuestra basura influye en la vida bajo el mar va todavía más allá.
Un nuevo estudio ha constatado que los pulpos prefieren cada vez más cobijarse o poner sus huevos en residuos como latas o botellas que en sus refugios naturales. Este cambio de hábitos puede tener numerosas consecuencias para su salud y su supervivencia.
Cuestión de adaptación
Los pulpos son animales verdaderamente inteligentes. Tienen una gran capacidad de adaptación y son capaces de utilizar objetos como herramientas para conseguir alimentos, defenderse o improvisar refugios.
A lo largo de la historia, sus escondites naturales han sido las grietas entre las rocas, las conchas o las caracolas. Sin embargo, en los últimos años han comenzado a utilizar otro recurso cada vez más común en el fondo marino: nuestra basura. Así lo revela el estudio In an octopus's garden in the shade: Underwater image analysis of litter use by benthic octopuses, publicado en Marine Pollution Bulletin y realizado por expertos en Oceanografía y Biología de Brasil e Italia. De acuerdo con sus conclusiones, hasta 24 especies de cefalópodos tienen el hábito de refugiarse en objetos como bolsas, latas o botellas.
“Creemos que esto se debe a la gran abundancia de basura en el océano”, señaló Maira Proietti, oceanógrafa de la Universidad Federal de Rio Grande de Brasil y autora principal del estudio en una entrevista a la CBC. “Se está volviendo habitual que usen estos elementos para protegerse en lugar de sus refugios naturales, como las conchas marinas, que escasean cada vez más en el océano”.
El estudio se basó en la revisión de 261 fotografías y vídeos submarinos tomados en los mares de diferentes regiones del mundo. La mayoría se obtuvieron de las redes sociales (con el permiso de los autores originales), y el resto fueron aportadas por científicos e instituciones de investigación.
Refugios y escondites
Gracias a las imágenes se pudo observar que los pulpos muestran preferencia por los objetos más oscuros y opacos, aquellos que les permiten ocultarse mejor, e intactos. Entre los diferentes materiales, prefieren el vidrio: en el 41,6 % de las imágenes, los animales se refugiaban en botellas y otros objetos de este material. De acuerdo con los investigadores, esto puede deberse a que su tacto es más similar al de las conchas que al del plástico.
Otra de las conclusiones del estudio es que los pulpos utilizan la basura, sobre todo, para refugiarse. Sin embargo, algunas fotografías mostraron también que las usan para poner sus huevos e incluso para ocultarse mientras se desplazan y pasar desapercibidos a ojos de sus depredadores.
La tendencia de estos animales a utilizar la basura para acciones tan vitales como protegerse o reproducirse puede poner en riesgo su supervivencia. De acuerdo con los investigadores, entre las principales amenazas está que se vuelvan dependientes de objetos que, al fin y al cabo, no forman parte de sus hábitats naturales. Entra en juego también el hecho de que entrar en contacto con determinados materiales podría exponerlos a químicos tóxicos o metales pesados.
Este trabajo, para el que la ciencia ciudadana resultó fundamental, sirve de punto de partida para seguir investigando cómo nuestros residuos pueden intervenir en los hábitos de una de las especies más inteligentes y asombrosas del océano.
“Se trata de información fundamental para ayudar a prevenir y mitigar los impactos de la basura en los pulpos, así como para identificar brechas de conocimiento que requieren atención”, señalaron los investigadores en su publicación en Marine Pollution Bulletin.