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Planeta> Cambio climático Act. 17 sep 2024

Los pingüinos son un termómetro de la salud del planeta

Entender cómo se comportan los pingüinos ante los cambios tan drásticos en el clima ayuda al ser humano a prever el futuro. Sí, estos animales complejos y sociales son los mejores centinelas de lo que puede venir. En la Antártida, los científicos analizan su conducta frente al cambio climático.

Electra y Viola son una pareja excepcional. A pesar de vivir en un entorno seguro y controlado, conservan la solidaridad y el compañerismo que caracteriza a los suyos en estado salvaje. Electra y Viola son dos pingüinas de Papúa que viven en L’Oceanogràfic de Valencia y que saltaron a la fama por incubar con éxito un huevo de otra pareja y convertirse en grandes madres. Ahora, su estudio y el de la veintena de ejemplares de su especie que forman la colonia del acuario español podrían servir también para entender la relación entre salud del planeta y la de los demás pingüinos, a 13.000 kilómetros de distancia.

Los pingüinos y el cambio climático

La isla Decepción es un volcán helado. Es un territorio aislado, situado al sur de la punta más al sur de América del Sur, en el llamado estrecho de Bransfield. Tras la llegada de los primeros navegantes europeos, a principios del siglo XIX, se convirtió en un puerto bastante importante para la industria de la caza de focas, primero, y ballenas, más adelante, lo que llevó a tres países (Argentina, Chile y Reino Unido) a reclamar su dominio.

Hoy, sin embargo, la isla Decepción es uno de los puntos más importantes para la ciencia antártica. En ella hay dos bases científicas operativas en el verano austral: la base argentina Decepción y la española Gabriel de Castilla. En esta última se está desarrollando el proyecto Perpantar, liderado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC y con la colaboración del Instituto Pluridisciplinario Hubert Curien, la Universidad de Alcalá de Henares, la Academia Polaca de Ciencias y el Oceanogràfic de València, que aporta datos comparativos del comportamiento de los pingüinos en cautividad.

El objetivo del proyecto es estudiar la personalidad de varias poblaciones de tres especies (pingüinos barbijos, de Adelia y de Papúa) y cómo cada individuo está respondiendo a los cambios ambientales, cada vez más drásticos, del continente helado, desde la aparición de nuevas enfermedades en las colonias hasta la modificación de sus rutas migratorias. Y es que, en la Antártida, el cambio climático no solo significa menos hielo, sino también menos alimento y nuevos riesgos.

Antes de reproducirse cada verano, los pingüinos buscan el lugar con el clima óptimo y con mayor disponibilidad de comida y, al mismo tiempo, aquel sitio que les proporcione mayor seguridad frente a los predadores. Allí establecen su colonia, pero cumplir a la perfección las tres variables no siempre es posible, sobre todo, si alguna de ellas cambia muy rápido. Así, a menudo los padres se ven obligados a recorrer varios kilómetros para conseguir alimento para sus crías, lo que aumenta su gasto de energía y a la vez los expone más a los predadores, siempre preparados ante la mínima oportunidad.

Termómetro de la salud del planeta

Los pingüinos son animales con personalidades complejas y un comportamiento social muy particular. Gracias a ello son, también, una de esas especies capaces de reaccionar muy rápido a los cambios ambientales en su entorno, por lo que estudiarlos nos ayuda a conocer la salud del planeta y los impactos del cambio climático en uno de los lugares más remotos de la Tierra. Son un termómetro de cómo estamos cambiando el mundo.

En febrero, el mes que marca el fin del verano meteorológico en el polo sur, el deshielo de la Antártida batió su récord negativo (de nuevo). La extensión del hielo fue un 34 % inferior a la media, el nivel más bajo registrado desde que empezó a medirse hace 50 años. El derretimiento fue generalizado no solo en el continente, sino en todos los territorios del océano Austral, incluyendo la isla Decepción. Según Copernicus, el servicio de información climática de la Unión Europea, los niveles de hielo tan bajos pueden alterar la estabilidad de las plataformas de la Antártida e influir en la subida global del nivel del mar.

Puntos de inflexión para el colapso ambiental: ¿Estamos cerca de superarlos?

El cambio climático y el aumento de las temperaturas es la mayor amenaza medioambiental para el continente helado y quienes lo habitan, pero no la única. La sobrepesca en sus aguas y, en particular, la de kril, un pequeño crustáceo que está en la base de la cadena alimentaria del océano austral y es esencial para los pingüinos, también plantea riesgos importantes. Y la presencia de especies invasoras, el aumento del turismo y la contaminación del aire y del agua añaden cada vez más presión.

La salud de la Antártida, como la del resto del planeta, ha conocido tiempos mejores. Los pingüinos de Papúa, centinelas de los cambios acelerados de su entorno, lo saben. Entender cómo están reaccionando a ellos nos ayudará a descifrar el futuro que nos espera.