Los ladrillos fabricados con desechos que ya lucen en Manhattan
Una empresa holandesa convierte restos de demoliciones de edificios en materiales de construcción de calidad. Por ejemplo, con residuos de la cerámica de sanitarios, tejas o acero fabrican ladrillos. Su último proyecto de economía circular ha sido la fachada de un bloque de 12 pisos en Nueva York.
En la Avenida 11 de Manhattan, en Nueva York, entre las calles 47 y 48, se alza The West, un bloque de estudios y apartamentos de 12 plantas cuya fachada principal está recubierta de bonitos ladrillos de acabado brillante gris plateado: tienen hasta 42 formas y tamaños distintos, para cubrir cada esquina y recoveco; y están compuestos por 280.000 kilos de desechos industriales de construcción, según explica Ward Massa, co-fundador de StoneCycling, la empresa holandesa que los fabrica.
Los ladrillos reciclados de la firma europea contienen al menos un 60% de desechos, entre restos de demolición, cerámica de inodoros y sanitarios en general, tejas y acero, entre otros materiales. “Aunque ya somos capaces de fabricar productos 100 % a partir de residuos, las máquinas que estamos usando en este momento aún no pueden procesarlos”, precisa Massa. Cerrar el ciclo y dejar de utilizar materias primas vírgenes sigue siendo su enfoque y su ambición de cara a los próximos años, según remacha.
La mayoría de los ladrillos que luce el edificio están fabricados con dos o tres flujos de desechos, aunque la compañía trabaja con hasta 60 fuentes diferentes, que obtiene principalmente de los Países Bajos. Si inicialmente se enfocó en su país, ha comenzado su andadura internacional con encargos en Rumania, Suiza, Suecia o Inglaterra. El de Manhattan ha sido su primer proyecto de diseño de ladrillos, en estrecha colaboración con el estudio de arquitectura encargado de la obra en EE. UU.
Una licuadora industrial casera
La historia de StoneCycling arranca cuando el por entonces estudiante en la Academia de Diseño de Eindhoven Tom van Soest decide centrarse en reciclar los desechos que encuentra en los edificios vacíos y a la espera de su demolición. Para ello comienza a triturarlos y a mezclarlos en una licuadora industrial casera, y, “después de muchas, muchas pruebas, y aún más errores”, encuentra una manera (que no desvela) de crear nuevos materiales “a la vez resistentes y atractivos”. En 2011, ya graduado, funda la firma con su amigo de la infancia Ward Mass, que asume la estrategia de negocio. En el segundo trimestre de 2015 presentan su primera serie de ladrillos fabricados con residuos.
“Entre el 30 % y el 35 % de todos los residuos en los Países Bajos proceden de la construcción o la demolición. Eso son 25 millones de toneladas al año. Una vergüenza”, subrayaron Mass y Van Soest durante el Día del Emprendedor 2021 que se celebró en Holanda. “Se necesitan materiales de construcción para los nuevos edificios y se necesitan materias primas para los nuevos materiales. Vimos que creamos muchos desechos, pero, al mismo tiempo, también extraemos muchas materias primas vírgenes. En este punto, pensamos: ¿no podemos hacer las cosas de otra manera?”, recordaron.
Demoler pensando en la reutilización
A juicio de Mass, demoler teniendo en mente el objetivo de reutilizar ha de ser un elemento esencial de la economía circular. Por ejemplo, la voladura controlada de edificios, que era frecuente años atrás, era el camino más barato, el más rápido, y, por qué no decirlo, resultaba espectacular ver a esos gigantes de ladrillo y hormigón plegarse sobre sí mismos y derrumbarse. “Pero este tipo de demolición dificulta que empresas como la nuestra reutilicen o reciclen el material de manera efectiva”, advierte.
“Por suerte, cada vez son más los especialistas en demoler para reutilizar o reciclar”, apostilla. Lo que significa que el proceso se realiza con máquinas, de tal manera que los residuos quedan ya clasificados y separados sobre el terreno, antes del transporte. Resulta menos vistoso “y lleva más tiempo”, pero logra que el material resultante aumente de valor y “asegura una probabilidad mucho mayor de que se pueda reutilizar o reciclar”.
Dentro de su objetivo de volverse 100 % circular para 2050, el municipio de Ámsterdam está incluyendo la demolición orientada a la reutilización como requisito en las licitaciones para nuevos proyectos inmobiliarios o permisos de construcción dentro de la ciudad.
“Cada semana recibimos llamadas telefónicas de gobiernos, empresas de demolición, promotores inmobiliarios, arquitectos e individuos preguntando si pueden traernos sus desechos, para que podamos reciclarlos en materiales de construcción nuevos y de alta calidad”, comentan desde StoneCycling. “Desafortunadamente, los desechos no son simplemente desechos. Se presenta en mil variedades y calidades. Por eso trabajamos con empresas de demolición, de procesamiento y de construcción, arquitectos y promotores inmobiliarios a lo largo de toda la cadena de valor para asegurarnos de que estamos recibiendo la calidad y cantidad adecuadas para nuestros productos”, apuntan.
StoneCycling pone el foco en el suprarreciclaje, que entiende como “el proceso de transformación de subproductos, materiales de desecho, productos inútiles o no deseados en nuevos materiales o productos de mejor calidad y valor ambiental”. En la artesanía. Y en el diseño: “Más allá de la funcionalidad, nos comprometemos a demostrar que los residuos pueden convertirse en un recurso que abre una nueva gama de formas, texturas y colores hermosos y sorprendentes”.