La energía verde y sus ventajas: limpia, renovable y sostenible
Todas las energías verdes son renovables, pero no todas las renovables son verdes porque algunas de ellas tienen un impacto ambiental elevado en su generación. La energía verde tiene que ser, además, limpia y sostenible, como la solar, eólica, hidráulica, geotérmica, marina, la biomasa y el biogás.
Tiene un diámetro de 1,4 millones de kilómetros, su superficie podría albergar 109 planetas como la Tierra y en su interior alcanza temperaturas de más de 15 millones de grados centígrados. El sol es una enorme estrella que nos da luz, vida y calor. Es, también, una fuente de energía fundamental para el planeta.
Junto a la eólica o las energías marinas (mareomotriz, undimotriz, etc.), la solar es una de las consideradas energías verdes. Es decir, aquellas que no son contaminantes y provienen de fuentes totalmente renovables, por lo que son fundamentales para llevar a cabo la descarbonización de nuestra economía.
Energías inagotables (a escala humana)
“La energía verde es aquella energía limpia y, a diferencia de los combustibles fósiles, no contaminante que proviene de fuentes 100% renovables, por lo que no perjudica al medioambiente y es más sostenible”, explica Juan José Coble Castro, doctor ingeniero industrial y director del Máster en Energías Renovables y Eficiencia Energética de la Universidad Nebrija.
Cuando hablamos de energías verdes nos referimos, además, a fuentes de energía cuyos recursos son renovables e inagotables a escala humana. De acuerdo con el profesor de la Universidad Nebrija, en este grupo se incluyen la energía solar térmica y fotovoltaica, la energía eólica y minieólica, la energía hidráulica y minihidráulica, la energía geotérmica, la biomasa y el biogás y las energías marinas.
Sin embargo, es necesario tener en cuenta que los conceptos verde y renovable no siempre van de la mano. “Todas las energías verdes son renovables, pero no todas las energías renovables son verdes. Esto se debe a que los modos de generación de algunas energías renovables tienen un impacto ambiental demasiado elevado como para considerarlas verdes”.
Un ejemplo de energía renovable que no encajaría en la categoría de verde es la hidráulica y minihidráulica cuando las plantas de generación superan los 10 MW de potencia instalada. “Si no pasa de esos 10 MW, tienen un impacto ambiental pequeño y asumible. La gran hidráulica que supera esa potencia es renovable, pero tiene un importante impacto en su entorno fluvial, plantea afecciones importantes al medio, poco asumibles y bastante irreversibles”, señala Coble.
Existe también el debate de si el gas natural y la energía nuclear deben o no formar parte de la Taxonomía de la Unión Europea (un listado que recoge todas aquellas actividades económicas consideradas ambientalmente sostenibles). Tras un largo debate, se ha optado por incluirlas, una decisión que tiene numerosos detractores.
El principal motivo es que estas no se ajustan a las características de las energías verdes: el gas es un combustible fósil cuyo uso y extracción genera emisiones de gases de efecto invernadero. La energía nuclear, por otro lado, genera residuos radiactivos de muy compleja gestión y depende del uranio (un mineral que se puede agotar a escala humana), por lo que no es renovable.
Aliadas para la transición sostenible
Las energías verdes juegan un papel fundamental para descarbonizar la economía y alcanzar los objetivos marcados en el Acuerdo de París. Es decir, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para lograr que la temperatura mundial no suba por encima de los 20ºC con respecto a los niveles preindustriales.
“Estas energías no emiten gases de efecto invernadero u otros gases contaminantes que promueven el cambio climático o aumentan los niveles de contaminación durante la fase de producción. Por consiguiente, son las aliadas imprescindibles para obtener energía de forma sostenible”, explica Coble.
Por otro lado, las energías verdes y renovables son beneficiosas para el tejido laboral de los países. De acuerdo con Coble, crean hasta cinco veces más puestos de empleo que las energías convencionales y limitan la dependencia energética del exterior.
“La energía verde tiene un papel clave en la transición energética debido a su bajo impacto ambiental. Ofrece una alternativa a las energías no renovables, ayuda a combatir el calentamiento global y además garantiza independencia energética a cada país”, señala Coble. “Esto cobra aún más importancia cuando se avivan los conflictos, como ha sucedido con el de Rusia y Ucrania, al depender la Unión Europea en más de un 46% del gas y petróleo procedentes de la Federación Rusa”.
Los retos de hacer la energía más verde
La transición energética presenta numerosos desafíos. De acuerdo con el profesor de la Universidad Nebrija, es necesario en primer lugar crear políticas firmes de descarbonización y hacer inversiones importantes en todos los sectores. “No sólo para fabricar lo mismo invirtiendo menos energía, sino para hacer productos duraderos, perfectamente reciclables, reparables y que consuman menos energía”.
Además, es fundamental acabar con la obsolescencia programada, incentivar la reparación y reutilización de todos los aparatos electrónicos y desarrollar técnicas para mejorar la gestión de residuos y su valorización energética.
“Esto es importante porque existen retos a nivel político y social, pero también desde el punto de vista de acceso a los recursos”, explica Coble. “Más de 100 países se han puesto en marcha para crear un mix energético limpio. Si todos lo hacen a la vez, es probable que los materiales y minerales que son necesarios para esta transición –para crear parques eólicos o placas fotovoltaicas, por ejemplo– vayan a estar en disputa”.
El informe The Role of Critical Minerals in Clean Energy Transitions, publicado por la Agencia Internacional de la Energía (EIA) en mayo de 2021, analiza la disponibilidad de materiales y minerales como el cobre, el litio, el níquel, el cobalto o las tierras raras, necesarios para transformar de sector energético global. Las conclusiones no son optimistas: existe un desajuste entre las ambiciones climáticas del mundo y la cantidad de materiales necesarios para hacerla realidad.
“Vivimos en un planeta de recursos finitos, y sin embargo seguimos un sistema económico lineal, cuando debería ser circular. Estamos sobrepasando la cantidad de recursos que podemos utilizar”, señala Coble. Si queremos tener éxito en esta transición energética y hacer uso de las energías verdes, es necesario hacer un cambio en la economía y reutilizar y reciclar todo lo posible para aprovechar todos estos materiales”. Según el profesor, todos los países tienen el potencial de aprovechar las energías renovables. El resto está hoy en crear la infraestructura necesaria para conseguirlo.