¿Qué son las 'smart cities'?
Nueva York, Londres, París, Oslo, Barcelona o Bogotá… Todas las grandes, y no tan grandes, capitales del mundo compiten por obtener el calificativo de inteligente. ¿Pero qué es exactamente una 'smart city'? Las ciudades tratan de innovar para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Una 'smart city' se define como un sistema complejo e interconectado que aplica las nuevas tecnologías para gestionar desde el correcto funcionamiento de los sistemas de transporte público y privado, hasta el uso eficiente de los recursos energéticos o hídricos, pasando por los planos de protección civil, o aspectos socio-económicos, como la vitalidad de los espacios públicos y del tejido comercial, o la comunicación de incidencias a habitantes y visitantes.
“Una ciudad inteligente detecta las necesidades de sus ciudadanos, y reacciona a estas demandas transformando las interacciones de los ciudadanos con los sistemas y elementos de servicio público en conocimiento. Así, la ciudad basa sus acciones y su gestión en dicho conocimiento, idealmente en tiempo real, o incluso anticipándose a lo que pueda acaecer”, explica Juan Murillo, responsable de Análisis Territoriales de BBVA Data & Analytics.
Según el informe de la consultora Deloitte sobre las 'smart cities', existen distintos modelos no excluyentes sobre los que se puede desarrollar una ciudad inteligente: medio ambiente, movilidad, gobernanza, economía, personas y vivienda. Claro está, la verdadera metrópoli 'smart' aúna cada una de estas categorías para ser lo más eficiente y ecológica posible.
Pero las ciudades van avanzando poco a poco en los distintos frentes. Hoy son comunes las plataformas integrales de servicios; aplicaciones para turistas, ciudadanos y comerciantes para descubrir las actividades del municipio, programas especiales para apoyar a pymes (como los Living Labs urbanos o viveros), y la instalación de iniciativas más respetuosas con el medio ambiente.
Ejemplos reales
Para conocer qué ciudades son las más avanzadas, IESE realiza un informe anual llamado IESE Cities in Motion. En 2016, Nueva York fue destacada como la ciudad más inteligente del planeta, seguida de Londres y París. Si bien es cierto, la cohesión social y los niveles de polución fueron -y siguen siendo- las asignaturas pendientes para las tres finalistas.
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Nueva York, Londres y París son, desde luego, grandes ciudades que tienen por delante retos inherentes a su gran escala, lo cual hace que, a la hora de aplicar medidas para volverlas más 'smart' sea más complicado. Juan Murillo se decanta por metrópolis de una escala menor: “Oslo, Viena, Ámsterdam o Copenhague suponen ejemplos magníficos en materia de innovación urbana, y lo más importante, las métricas de calidad de vida de sus ciudadanos también lo reflejan”.
Ámsterdam, famosa por sus canales y 'coffee shops', destaca también por sus múltiples proyectos 'smart', entre los que se encuentra el de ‘luz inteligente’. Desarrollado por Cisco, A2, Philips, Alliander y KPN para la capital holandesa, consiste en la creación y mantenimiento de alumbrado público con sensores especiales que permiten regular la intensidad de las luces de forma remota, ahorrando energía.
En Copenhague, aparte de felicidad -'hygge' para los daneses- se respira aire limpio. El Gobierno danés tiene como objetivo convertir el 50% de la electricidad en energía eólica. Para conseguirlo, en el año 2000 invirtieron en un proyecto de granja eólica marina, el Middelgrunden, con el que pretenden producir suficiente energía para toda la ciudad.
Se pueden distinguir dos fases a la hora de implantar el modelo de sostenibilidad que promueve la 'smart city', la de la innovación tecnológica, donde asiáticas como Singapur están a la cabeza; y cambios en los patrones de comportamiento, sobre todo en materia de movilidad.
Metrópolis de todo el mundo se han apuntado al carro de la movilidad a coste cero -emisiones- para el planeta. Bogotá con su EBus Andino 18, Madrid con sus mini buses eléctricos, Barcelona, Melbourne, Berlín, París… Paso a paso, la movilidad se hace mucho más sostenible y ecológica. Incluso en la recogida de basuras se están tomando medidas, Compology, una 'startup' de San Francisco ha creado unos sensores para los cubos de desechos. La solución pasa por utilizar unos compresores que detectan la cantidad de basura de los contenedores, con ello, los camiones de recogida organizan sus rutas en función de estos datos, ahorrando costes.
En España, además de las dos principales urbes como son Madrid y Barcelona, caben destacar otras como Vitoria o Pamplona: “son ejemplos de ciudades sostenibles, que ya eran reconocidas como tales antes de que lo 'smart' fuera tendencia”, recuerda Murillo para quien las ciudades más inteligentes no son las de mayor presupuesto o las que usan las tecnologías más sofisticadas, si no las que logran una mayor calidad de vida para sus habitantes.