La situación socioeconómica del hogar y el apoyo familiar son determinantes para el éxito de la educación online
Los apoyos familiares resultan determinantes para el éxito de la enseñanza híbrida (online-presencial), impuesta durante el último curso debido a la pandemia. Cuando ese apoyo o ese ambiente familiar fallan, se observan las mayores brechas educativas entre pares, más incluso que otras destacadas como las que tienen que ver con carencias materiales como el acceso limitado a dispositivos, según se desprende de una investigación que se ha presentado en el marco del proyecto educativo Educación Conectada de BBVA y Fad.
En una escala de 0 a 10, los alumnos que han participado en el estudio consideran que las clases online requieren de más constancia que las clases presenciales, que el ritmo de las clases online es más lento o que la educación online supone más sobrecarga de tareas.
La investigación se ha presentado en el evento ‘La adaptación escolar a la cultura digital: una asignatura pendiente’, al que ha asistido la ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría, que ha agradecido a BBVA y a Fad su compromiso con la educación a través de proyectos como Educación Conectada. En el acto, desde California, también ha participado el teórico de la educación Sugata Mitra, que ha aportado una visión disruptiva sobre la formación de los alumnos. Ambos han coincidido en señalar que la forma de educar a nuestros hijos tiene que adaptarse a la realidad digital. Este cambio, que ya es presente, nos exige educarles mirando al futuro y no al pasado.
Pilar Alegría, además, ha apostado por "mantener la presencialidad en las aulas y buscar la manera de atender a la revolución digital atenuando las diferencias, brechas y sesgos entre los alumnos". Según la ministra, "no se puede hacer una transición digital sin una preparación suficiente. Hay que invertir en la mejora de la competencia digital de los docentes, aparte de proporcionar mejores equipos para los centros. Vamos hacia modelos de educación híbrida. Y tenemos que hacerlo de tal manera que no nos olvidemos de las personas más vulnerables. Si se quedan fuera, fracasamos. Es necesario abordar los retos educativos con la implicación de toda la sociedad civil. La educación es el tema más importante que tenemos como sociedad y requiere reflexión, serenidad y propuestas constructivas", ha concluido.
En el evento también han intervenido Antoni Ballabriga, director global de Negocio Responsable de BBVA e Ignacio Bayón, presidente de Fad. Ballabriga ha señalado que “no todos los alumnos tienen la misma capacidad para seguir una educación en línea”. Algo que, a su juicio, “es debido a las brechas sociales existentes, como la brecha socioeconómica, la brecha de género o incluso la propia brecha de los distintos centros escolares”.
“En este sentido, tenemos un enorme reto: luchar contra la brecha digital para que nadie se quede atrás, fomentando la digitalización de aquellos colectivos que más dificultades tienen y promocionando siempre el uso responsable de las tecnologías”, ha explicado. Ballabriga ha recordado “el compromiso de BBVA de invertir 550 millones de euros entre 2021 y 2025 —contribuyendo así al Objetivo de Desarrollo Sostenible nº4— para garantizar una educación inclusiva equitativa y de calidad, en la cual invertiremos más de 215 millones de euros en programas educativos en este periodo, beneficiando a más de tres millones de personas y con impacto indirecto en 50 millones de personas para que tengan acceso a contenidos socio educativos abiertos y gratuitos”.
Educación Conectada —el proyecto educativo de BBVA y Fad para apoyar la transformación digital en el ámbito educativo en España— ha querido indagar en las potencialidades de las TIC como medios de transmisión de conocimientos durante la pandemia, según las culturas digitales de adolescentes y su relación con los centros escolares y sus redes de apoyo personales. El trabajo de campo de la investigación ‘Experiencias y percepciones juveniles sobre la adaptación digital de la escuela en pandemia’ se elaboró en junio de 2021 y consistió en la creación y dinamización de comunidades online de discusión, y en la realización de 612 encuestas a estudiantes de Secundaria, Bachillerato y FP, entre 14 y 18 años, residentes en todo el territorio nacional.
No puede entenderse al alumnado como un grupo homogéneo. En general, a las alumnas se les han hecho más cuesta arriba los cambios y confían menos en sus habilidades digitales. Y en los centros educativos públicos, las y los jóvenes refieren menos atención en caso de dificultad, vinculada a la menor disponibilidad de recursos.
La mayoría son autodidactas en cuanto a su alfabetización digital: aprenden por ensayo y error, recurriendo a tutoriales, guías o vídeos o haciendo uso de las competencias ya adquiridas por su uso de TIC en otros aspectos de su vida. Si necesitan ayuda, prefieren acudir a amigos o familiares que al profesorado.
Dificultades detectadas en el curso 2020-2021
Cerca de la mitad de los y las jóvenes (47,2%) afirma que pudo continuar con los estudios online “bien, con algunas dificultades”; un 28,1% indica que lo hizo “perfectamente”; un 16,6% “con bastantes dificultades”; y hay un 4,3% para el que ha sido “casi imposible”.
En una escala de 0 a 10, donde 0 significa “nada de acuerdo” y 10 “totalmente de acuerdo”, existe un grado de acuerdo alto con afirmaciones como “seguir las clases online requiere de más constancia” (7,18), “con la educación online estamos mucho más sobrecargados/as de tareas” (6,79) o con que “el ritmo de las clases online es más lento que el presencial” (6,76).
Algo menos de acuerdo suscita la afirmación sobre la flexibilidad: “Con la educación online tengo más libertad para hacer las tareas a mi ritmo” (6,14). Y en el último lugar de las ideas propuestas (aún así con más nivel de acuerdo que de desacuerdo: 5,95) estaría que “el método de evaluación online es más injusto”.
Complementariedad online-offline
En la educación online se perciben algunas ventajas como la comodidad (47,7%), la capacidad para organizar el tiempo como quieras (39,4%), y la posibilidad de evitar desplazamientos innecesarios (38,5%). Las principales dificultades que se señalan son los cortes o lentitud de la conexión (un 30,4% lo experimenta “constantemente o con frecuencia” y el 35% “a veces”).
Con todo, el alumnado ha aceptado la complementariedad entre los planos online y presencial de la formación, siempre desde la perspectiva de que la educación presencial será la principal y prioritaria.
Para que la complementariedad sea real y posible, las y los adolescentes ponen el foco en la incorporación de las tecnologías en las aulas. Las ideas que más acuerdo generaron con relación al uso de las TIC en los centros educativos fueron que “la tecnología propicia propuestas educativas más innovadoras” (7,24) y que “el uso de la tecnología hace que las clases me resulten más interesantes” (7,03)
Alfabetización digital: ¿un proceso de autocapacitación?
Uno de cada cuatro jóvenes señala haber tenido problemas con el uso de Internet o de dispositivos a lo largo del curso. Al hilo de los problemas experimentados con las clases online, resulta muy destacable que el 22,9% de quienes experimentaron problemas afirma que no pidió ayuda a nadie, y el 46,6% de quienes no pidieron ayuda buscaron la información en internet. Datos que refuerzan los argumentos en torno a la evidente tendencia autodidacta de la capacitación tecnológica, a la cultura del tutorial online como fuente de resolución de problemas, y al ejercicio del ensayo/error como estrategia formativa.
Cuando comparan su habilidad en relación a la de los diversos agentes que les rodean, la percepción sigue siendo alta. Muy especialmente respecto a las personas adultas: el 81,9% afirma ser “mucho o algo” más habilidoso/a que su padre/madre (53,8% “mucho más”), y el 73,8% afirma lo mismo respecto a sus profesores/as.
Vídeo resumen que recoge los principales resultados de la investigación “Experiencias y percepciones juveniles sobre la adaptación digital de la escuela en pandemia”.
Sobre Educación Conectada
Educación Conectada es una iniciativa de Fad y BBVA que comprende un conjunto de acciones orientadas a facilitar la transformación digital del sistema educativo y reducir la brecha de uso digital (formando en competencias, especialmente).
El proyecto Educación Conectada ha configurado una innovadora oferta formativa en competencias digitales para docentes, centros, familias y alumnado. A lo largo de 2022 se espera que sean 13.000 las y los beneficiarios de esta formación.
Para los equipos directivos y profesorado se ofrece un plan formativo encaminado a contribuir a la transformación digital de los centros (cultura colaborativa, comunicación, etc.) y otros aspectos fundamentales como la gestión de la identidad digital o el conocimiento de herramientas digitales concretas para utilizar con éxito en entornos educativos. Para las familias las acciones van encaminadas a ofrecerles las claves para acompañar a sus hijas e hijos en la nueva cultura digital educativa. Para el alumnado, se va a lanzar la aplicación ‘¿Qué ser digital eres?’ con la que pueden medir su nivel de competencia digital y acceder a recursos específicos para mejorar las áreas menos desarrolladas.