Usos de los posos de café: La nueva vida saludable y sostenible de los restos de esta bebida
Millones de personas en el mundo consumen café a diario y la gran mayoría tira los posos a la basura. La Unión Europea aprueba su uso como una fuente de fibra apta para el consumo humano en alimentos como el pan y la repostería. La economía circular avanza también a través de este producto.
Cada mañana millones de personas se levantan y lo primero que hacen es preparar una cafetera para desayunar. A veces, un par de horas después toman también otro café. Incluso en muchos países, especialmente de América Latina, sus habitantes consumen café aprovechando un encuentro social a cualquier hora del día. Hay muchos hogares donde siempre hay café caliente y prácticamente se bebe como si fuera agua.
Entre 2020 y 2021 se consumieron en el mundo aproximadamente 166,3 millones de sacos de 60 kilogramos de café. Esta cantidad supuso un incremento de algo más de dos millones con respecto al consumo global de esta bebida registrado durante la temporada anterior.
Por poner algún ejemplo más concreto, en Australia se generan 65.000 toneladas de posos de café al año. En España, más de 22 millones de personas (un 63% de españoles mayores de 15 años) toman como mínimo una taza de café al día.
El café es imprescindible en la dieta de millones de personas en el mundo, ya sea consumido en soledad en el hogar o como bebida social en el trabajo, en casa o establecimientos hosteleros. Pero todo ese café genera residuos: son los posos del café.
¿Qué se puede hacer con las toneladas que se tiran a la basura todos los días? Sus usos más comunes son estos: compost para las plantas, productos cosméticos, abrillantador de muebles, exfoliante natural, ambientadores para la nevera… incluso suelas de zapatos.
María Dolores del Castillo Bilbao es investigadora Científica del CSIC, Bioquímica y doctora en Ciencia y Tecnología de los Alimentos. Lleva años investigando los usos de los posos del café junto con un nutrido grupo de estudiantes y expertos. Sus descubrimientos han sido sorprendentes. “Todo empezó con una tesis doctoral de una de estas estudiantes sobre el tema. A partir de ahí hicimos incluso una patente sobre el uso de los posos del café en panadería y bollería. Luego Amaia Iriondo De Hond, investigadora en Bioquímica, también del CSIC, completó la información sobre el uso de los posos como fuente dietética, sobre todo por el uso de la grasa. Queríamos saber si esas grasas eran saludables”.
Las galletas y el pan tienen alta calidad nutricional, son innovadores para los consumidores, tienen un excelente sabor y pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades crónicas como la obesidad y la diabetes. No requieren de ninguna fórmula de cocinado especial, tan solo se mezclan los posos con el resto de los ingredientes.
Se pueden utilizar los posos frescos, obtenidos a partir de una bebida recién preparada y también a partir de cápsulas. Si no se utilizan en el momento, se pueden secar en el horno a más de 185°C hasta eliminar toda el agua y conservar en un lugar seco y fresco hasta su uso.
A las investigadoras les parecía interesante averiguar si esa grasa era apta para el consumo humano. Y lo es. “Tenemos deficiencia de fibra y muchas veces la alimentación usa fibras sintéticas que tienen un gran impacto en el medioambiente. Por eso yo siempre animo a usar el café. Se trata de neutralizar los residuos de la cadena alimentaria para el beneficio de la propia cadena alimentaria”, explica del Castillo.
Los posos de café están compuestos por fibra dietética (47 %), grasa (24 %), polisacáridos (13 %) y proteínas (11 %). Según la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), el consumo medio de fibra en Europa es de 12,5 gramos al día, la mitad de lo recomendado para tener una salud óptima. Por tanto, el consumo de los posos de café se convierte en una opción ideal para la salud que también contribuye a evitar el desperdicio.
El uso de los posos y de la fibra dietética que los componen como ingrediente para consumo humano ha sido aceptado por la EFSA en 2021, puesto que no se trata de lo que se conoce como “nuevo alimento”. Su desgrasado podría dar lugar a un nuevo alimento si el proceso llevara consigo cambios significativos en la composición o la estructura del alimento, afectando a su valor nutricional, su metabólico o su nivel de sustancias indeseables. Pero no es el caso.
El desgrasado de los posos de café mediante la eliminación de un 10-20 % de grasa de los posos gastados o no utilizados no da lugar a cambios significativos en los restantes constituyentes de esos posos de café. Por lo tanto, se trata de un alimento sano y reconocido por la UE.
Los posos de café desgrasados son el producto de la extracción de dióxido de carbono (CO2) de los pozos no utilizados o gastados mediante el uso de CO2 supercrítico. La extracción se realiza normalmente durante 1 hora a 45°C y 250 bares de presión.