El fenómeno de La Niña vuelve : ¿bajará la temperatura del planeta?
La incertidumbre sobre la duración y la intensidad de La Niña todavía es alta. La fase fría del fenómeno climático natural conocido como El Niño, que provoca fluctuaciones de temperaturas y cambios en la atmósfera, es probable que se desarrolle de agosto a noviembre. Sus efectos no se pueden separar de los del cambio climático.
Nos hemos acostumbrado a convivir con los récords. Las altas temperaturas y las olas de calor ocupan los titulares una y otra vez, mes tras mes, convirtiendo lo excepcional en normal. Mayo ha sido el mayo más cálido desde que hay registros, una marca que se ha batido por décimo segundo mes consecutivo, según el servicio climático europeo Copernicus. A nivel global, la temperatura media de mayo de 2024 fue 0,65 °C más alta que la media de los últimos 30 años y 1,51 °C por encima de la media del periodo 1850-1900.
Es cierto que los últimos años ha estado marcado por la presencia de El Niño, la fase cálida de un fenómeno recurrente y natural en el océano Pacífico tropical. Y que ahora, tras unos meses de incertidumbre, su fase fría, La Niña, parece llamar a las puertas, según los últimos pronósticos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). ¿Significa eso que la temperatura del planeta va a bajar? ¿Y qué consecuencias tendrá en los patrones climáticos de América Latina, una de las regiones más influenciadas por el binomio El Niño-La Niña?
¿Qué es La Niña?
El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) es un fenómeno climático natural que conlleva fluctuaciones en la temperatura del océano Pacífico ecuatorial, además de cambios en la atmósfera. Es conocido desde hace mucho tiempo y sus diferentes fases se logran predecir con exactitud desde 1986 gracias a los miles de boyas y sensores de temperatura repartidos por los océanos. Este fenómeno está formado por una fase con temperaturas más altas de lo normal (El Niño), una fase neutra y otra con temperaturas más bajas de lo normal (La Niña). En los últimos meses, El Niño ha dominado el Pacífico. Ahora, la OMM señala que existen un 60% de probabilidades de que se produzca La Niña a partir de junio-julio, y un 70% de que lo haga a partir de agosto.
“Los pronósticos son cada vez más claros: es muy probable que La Niña se desarrolle durante el verano y el otoño y que se mantenga al menos hasta final de año. Habitualmente, dura más tiempo que El Niño, pero todavía no sabemos bien lo que ocurrirá en 2025, existe incertidumbre alrededor de la fuerza y la duración del próximo evento de La Niña”, explica Álvaro Silva, climatólogo de la OMM. “Pasar de uno a otro en poco tiempo es normal, sobre todo, teniendo en cuenta que venimos de un periodo cálido muy fuerte. Ya ha pasado antes y es algo natural”.
Temperaturas, lluvias y huracanes: ¿cuáles son los efectos de La Niña?
A nivel mundial, los episodios de El Niño pueden producir un aumento de la temperatura media en superficie, mientras que los episodios de La Niña tienen un efecto de tendencia al enfriamiento, según la OMM. Sin embargo, la influencia de este fenómeno es reducida, mientras la tendencia general de calentamiento global es cada vez más intensa y evidente. “Los efectos del cambio climático son claros, independientemente de El Niño o La Niña. Los últimos nueve años han sido los más cálidos desde que hay registros, a pesar de que entre 2020 y 2023 La Niña se mantuvo de forma prolongada en el Pacífico”, señala Silva. “Podemos esperar que se produzca una ligera disminución de la temperatura respecto a lo que pasaría si no estuviese La Niña, pero no será relevante”.
Según el experto, El Niño y La Niña influyen en los patrones climáticos de todo el planeta y sus efectos no se pueden separar de los del cambio climático. Por eso, durante los próximos meses se espera que las temperaturas en América Latina sigan siendo más elevadas de lo normal, salvo por los territorios más al sur de Chile y Argentina, que sí podrían experimentar temperaturas más frescas. Lo que sí se espera, en línea con los efectos normales de La Niña, es una reducción en las precipitaciones en América del Sur, especialmente en las regiones centrales de Bolivia y de Brasil.
Además, El Niño y La Niña también tienen un efecto claro sobre los huracanes. Mientras con el primero la actividad ciclónica suele ser alta en el Pacífico y baja en el Atlántico, con La Niña sucede al revés. “Parece que este año se cumplirá con lo esperado. El Centro Nacional de Huracanes de los EE. UU. ya ha emitido sus pronósticos y señala que existen un 85% de probabilidades de que la temporada de huracanes del Atlántico, entre junio y noviembre, sea más activa de lo normal”, subraya Álvaro Silva. “Esto tiene que ver también con las altas temperaturas del agua superficial en la zona de formación de ciclones, una franja de océano que va de Cabo Verde hasta el Caribe”.
Los países más afectados por La Niña
Que las aguas superficiales del Pacífico tropical estén más frías de lo normal tiene efectos en todo el planeta. Estos son los países y las regiones que normalmente se ven más afectados:
- Países del sur y del este de África. En el sur del continente, La Niña suele venir acompañada de lluvias más intensas de lo normal, mientras en el este se asocia con sequías intensas. El último episodio de La Niña provocó una de las peores hambrunas de las que se tienen registros en el Cuerno de África.
- Australia y oeste del Pacífico. En esta región, La Niña se asocia con precipitaciones más abundantes e intensas.
- Países de América Central. En la mayor parte de Centroamérica y, en particular, en la costa caribeña, La Niña provoca condiciones más húmedas de lo normal y una mayor ocurrencia de fenómenos extremos como huracanes.
- Colombia, Ecuador y los Andes centrales. Estos países también suelen experimentar lluvias torrenciales durante la fase fría de ENOS.
- Perú, Bolivia, Argentina, Chile y el centro y sur de Brasil. Por el contrario, el resto de Sudamérica suele ver potenciada la situación de sequía y las altas temperaturas. Durante el último episodio de La Niña, por ejemplo, Argentina sufrió una sequía que redujo en hasta un 50 % sus exportaciones agrícolas.
¿Cuánto durará La Niña?
La relación entre el cambio climático y La Niña, aunque es estrecha, no termina de entenderse por completo, lo que complica aventurarse en pronósticos a medio plazo. “No existe consenso en la comunidad científica sobre las influencias del cambio climático en La Niña y El Niño, pero de lo que sí estamos seguros, en línea con lo publicado por el IPCC, es que los impactos climáticos de ambos fenómenos se están viendo exacerbados debido al cambio climático”, explica Álvaro Silva. “Sabemos que cuando tengamos condiciones de El Niño o de La Niña, sus impactos van a ser mucho más importantes en términos de frecuencia e intensidad”.
En cuanto a qué podemos esperar sobre la duración y la intensidad de La Niña que está empezando a desarrollarse, la incertidumbre todavía es alta. “Sabemos que La Niña suele durar más que El Niño y que en las últimas décadas hemos tenido varios eventos en los que ha durado varios años. Sabemos también que hasta final de año es probable que se mantengan estas condiciones. Pero todavía tenemos que esperar unos cuantos meses para saber qué sucederá en 2025”, concluye el investigador de la OMM.