La mejor fórmula para evitar la desigualdad
La mejor fórmula para evitar la desigualdad es garantizar la igualdad de oportunidades, así lo asegura Rafael Domenech, economista jefe de economías desarrolladas de BBVA Research. ¿De qué forma? A través del acceso a una educación de calidad y al desarrollo de una carrera laboral con contratos estables que permitan progresar en las habilidades que exigirá el mercado laboral del futuro. Todo ello garantiza la movilidad social, con independencia de los ingresos familiares o el lugar en el que se viva. Algo así se consigue empezando por mejorar el funcionamiento de las instituciones económicas y sociales en conjunto.
¿Por qué aumenta o disminuye la desigualdad en los países?, ¿qué consecuencias tiene?, ¿qué políticas contribuyen a que se reduzca? o ¿cómo afecta la redistribución al crecimiento o a la pobreza? Cuestiones como estas surgen continuamente, sobre todo después de una crisis económica tan larga e intensa como la padecida en los últimos años. La desigualdad que se produce en el entorno económico está relacionada con cómo se distribuyen los beneficios del crecimiento y el empleo en la población, que al final es lo que determina el bienestar de la sociedad. En el informe ‘La desigualdad en España: evolución, causas y políticas’ se abordan algunos de los aspectos principales a tener en cuenta para conseguir reducir la desigualdad:
Igualdad de oportunidades en el acceso a la educación
Para que las personas eviten estar en una situación de desigualdad económica, lo principal es que reciban la mejor formación posible, que adquieran conocimientos y habilidades demandadas en la sociedad. Así, tendrán más opciones de conseguir trabajo y estabilidad económica.
Los niños y jóvenes con más dificultades para acceder y completar una educación de calidad y que abandonan sus estudios prematuramente por distintas razones (por ejemplo, por formar parte de las familias con menor nivel educativo, que necesitan que trabajen antes de que vayan al colegio o que viven en zonas rurales alejadas de centros de estudios) suelen tener un menor rendimiento académico, lo que les lleva a sufrir las consecuencias de las desigualdades en el empleo y en sus ingresos.
Eficiencia en el mercado de trabajo
Una vez en el mercado laboral, los trabajadores deberían seguir formándose, tanto para mejorar en lo ya aprendido como para seguir desarrollando nuevas capacidades y no quedarse atrás tras los cambios que se producen en el tejido productivo y ante las nuevas necesidades tecnológicas y sociales.
Como la mayor parte de la renta de los hogares proviene del mercado de trabajo, si el empleo disminuye o se precariza, los ingresos se reducen en unos trabajadores frente a otros, generando desigualdad. Por ello, las políticas de crecimiento que generen empleo tenderán a mejorar la distribución, más aún si el empleo que se genera es estable y de calidad.
Este gráfico muestra cómo si se excluye a EE.UU., la desigualdad del capital humano permitiría explicar aproximadamente un tercio de la desigualdad de la renta. - BBVA Research: Andrés y Doménech (2015), de la Fuente y Doménech (2015) y Castelló y Doménech (2014)
Interacción entre globalización y progreso técnico
La tecnología ofrece excelentes oportunidades a aquellos que pueden aprovecharlas, sobre todo en mercados globales, pero supone un problema cuando determinados colectivos no pueden aprovechar las ventajas de esta nueva era, cuando no tienen los medios, formación o habilidades que requiere este nuevo entorno económico.
Estado de bienestar y calidad institucional
La eficiencia y transparencia en las instituciones ayuda a que los servicios que proporcionan sean mejores y lleguen por igual a todos los ciudadanos. El proteccionismo, las malas regulaciones, unas administraciones públicas ineficientes o la corrupción son también algunas de las causas de la desigualdad.
Rafael Doménech entonces considera que la mejor manera de combatir la desigualdad es asegurando igualdad de oportunidades y movilidad social, de manera que las personas accedan al mercado de trabajo suficientemente preparadas, evitando caer en el desempleo o el empleo precario gracias a un funcionamiento eficiente del mercado de trabajo y de los de bienes y servicios. Es mucho mejor atajar las causas principales de la desigualdad mediante políticas inclusivas con efectos a medio y largo plazo, que combatir únicamente sus efectos a través de políticas fiscales redistributivas.
Para más información sobre cómo de desigual es la distribución de ingresos en los países pueden observarse estos datos de la OCDE: