La educación impulsa la inclusión financiera en un mundo tecnológico
La educación es una herramienta de inclusión financiera en un entorno tecnológico, donde los productos bancarios son cada vez más sofisticados. Esta es una de las conclusiones principales del informe: “Transformación digital y educación financiera: cuestiones básicas” del proyecto Edufinet, publicado en el Centro para la Educación y Capacidades Financieras de BBVA.
El proyecto Edufinet es una iniciativa de educación financiera dirigida a los mayores e impulsada por Unicaja Banco, la Fundación Unicaja y la Universidad de Málaga (UMA). Uno de sus responsables, José María López Jiménez, participó en un panel de la última edición del EduFin Summit para abordar los retos que plantea un mundo cada vez más tecnológico. “Hay que superar la brecha digital y la reducción del pensamiento crítico por parte de los usuarios de servicios financieros”, afirmó durante una de sus intervenciones.
Impulso a la inclusión
Acceder a un producto, a través de la tecnología, tiene sus riesgos si no se cuenta con la formación necesaria. Edufinet advierte de que “las aplicaciones tecnológicas pueden acortar el recorrido o facilitar las elecciones (financieras) de manera automática, pero eso no altera la naturaleza económico-financiera de los instrumentos subyacentes”. Es decir, al facilitar el acceso y hacerlo inmediato, según el estudio, se corre el peligro de que la persona no se dé un tiempo para reflexionar de los pormenores de su decisión y pueda asumir riesgos de forma inconsciente. “Así, las ventajas de inmediatez, gama de opciones y costes transaccionales podrían encontrar importantes contrapartidas de signo negativo”.
En este nuevo contexto, los productos financieros basados en inteligencia artificial y ‘machine learning’ “aumentan el nivel de satisfacción de los clientes y generan una mayor inclusión financiera”. Sin embargo, según el punto de vista del Banco de España, recogido en este estudio, “no se trata de aceptar sin más los resultados que proporcionan los algoritmos de un modo automático, sino de utilizarlos como parte de un proceso de reforzamiento y de validación de las decisiones”.
Nuevas competencias financieras
Para poder validar las decisiones financieras propias con el apoyo de la tecnología, es necesario tener una preparación previa. “La verdadera inclusión financiera ha de descansar necesariamente en el dominio de un nivel mínimo de competencias financieras básicas”.
Dichas competencias son:
- Conocimientos informáticos: uso de ordenador, ‘tablet’ o teléfono móvil.
- Navegación por internet.
- Conocimiento de la terminología del sector, en lengua materna y en inglés.
- Nociones sobre privacidad y protección de datos.
- Conocimientos sobre comercio electrónico, formalización de contratos a distancia y medios de pago electrónicos.
- Banca digital: saber diferenciar entre los distintos tipos de proveedores existentes, el marco regulador y supervisor aplicable a cada uno de ellos, y las diferencias entre los servicios prestados.
- Derechos que asisten al consumidor en el entorno digital: información precontractual para comparar las ofertas, solicitud de información al proveedor sobre el bien o servicio, desistimiento del contrato, devolución de las mercancías o rechazo del servicio, etc.
- Deberes del consumidor: comportamiento leal basado en la buena fe, pago del precio del bien o servicio, etc.
- Presentación de quejas y reclamaciones, tanto sobre aspectos comerciales como de salvaguarda de la privacidad y de los datos personales.
- Resolución judicial de litigios.
La adquisición de estos conocimientos permitirá a las personas aprovechar al máximo las ventajas de la tecnología para tomar las decisiones financieras más adecuadas, de forma objetiva y poder acceder a mejores oportunidades.