La difícil y necesaria sostenibilidad de la cadena logística
Al margen de las consecuencias negativas de la crisis sanitaria, la pandemia ha ayudado a visibilizar partes y estructuras del sistema que piden una reparación urgente. Ejemplo de ello es la logística, destinada a una descarbonización para la que aún no está preparada.
Con el Pacto Verde Europeo, la UE ha lanzado un mensaje claro que gobiernos de todo el continente han recogido para hacer los deberes. Organismos comunitarios e instituciones vinculadas al medioambiente y el transporte han conseguido que su voz se escuche. La Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente pedía formalmente este año a la Comisión Europea, al Banco Europeo de Inversión y a los estados miembros revisar la normativa relativa al combustible del transporte de mercancías. Este es el último eslabón de la cadena logística, clave para el funcionamiento de la economía, y cada vez más necesario.
Ramón García, director de Innovación y Proyectos del Centro Español de Logística (CEL), habla de “el cambio coyuntural de hábitos de consumo”. En los últimos meses ha habido un aumento sin precedentes de la compra ‘online’ y todo apunta a que se va a consolidar un cambio estructural. Se anticipa una urbe repleta de furgonetas de reparto en las ciudades si no se toman medidas coordinadas tanto por empresas como administraciones. El resultado conllevaría un gran impacto ambiental para soportar esta actividad comercial con una entrega domiciliaria tan intensiva.
Según la Ecommerce Foundation, en 2019 el sector logístico creció un 11%. Un reciente estudio de la EAE, en el que aseguran que este sector aporta un 2,69% al PIB español, advierte de los efectos negativos que tiene para el medioambiente la cadena de suministro de la logística. “En la crisis del COVID-19 hemos visto que la logística es un sector estratégico y necesario, pero para descarbonizarlo se necesita una gran inversión”, apunta la profesora del EAE y experta en logística, May López. Bajo su punto de vista, el ‘ecommerce’ será sostenible “cuando el pequeño comercio se sirva de él y el consumidor asuma el impacto de sus compras y recorte sus expectativas en tiempos”.
Más allá de la última milla, el poco desarrollo de combustibles para grandes camiones de mercancías, no ayuda. Tampoco ayuda el vago compromiso de las ciudades, que aún manejan normativas laxas en grandes capitales para las flotas antiguas. Miguel Quintana, socio de la consultora Supplychange, apunta qué factores deberían modificarse para alcanzar la descarbonización de la logística: “El estado de la tecnología aún dista mucho de permitir la autonomía necesaria a costes asequibles y, además, faltan infraestructuras”. También llama a la mayor utilización del transporte ferroviario y a la optimización de los envíos por carretera. Por último, hace hincapié en la búsqueda de soluciones de embalaje y reducción del consumo energético.
“Los desarrollos logísticos deben convivir con el comportamiento de los consumidores, que deben tener criterios sostenibles para elegir proveedor”, señala Quintana, quien añade que “la sostenibilidad es algo más que un mantra y la colaboración entre partes aumenta la eficiencia”.
Nuevos combustibles
Cuando se habla de combustibles alternativos en logística, todos los caminos llevan al Gas Natural Comprimido (GNC), aunque todavía tiene limitaciones. Las empresas logísticas, sin embargo, comparten la misma preocupación: no existen suficientes puntos de recarga para poder hacer trayectos realistas, como apunta Juan Miguel Moreno, cofundador del operador logístico digital BooBoo: “La falta de puntos de recarga y ‘gasineras’ es una de las barreras que frenan un mayor uso de vehículos eléctricos o por gas. Por ello, es necesaria una apuesta clara que provea un marco regulador estable e infraestructuras eficientes”, asegura. Sin ello, la transición se quedará estancada.
Como explica Pablo Valín, de la empresa gallega de transporte por carretera Valín e Hijos, “las flotas se van cambiando lentamente porque aún no compensa para rutas que atraviesan distintas altitudes. Con combustibles que no sean gasóleo se ralentiza el recorrido”. Valín reivindica el papel de las Administraciones Públicas “a nivel económico y práctico” para ayudar en la transición. Asimismo, en su opinión, a las empresas “cuando se les indica que tener una flota de bajas emisiones implica una subida de precio, muchas dejan de interesarse por el medioambiente”.
Justo en el lado contrario, Cristian Oller, country manager de Prologis España, empresa de almacenamiento de logística, defiende que no hay marcha atrás en este cambio. “La sostenibilidad es un aspecto intrínseco en el sector logístico y de transporte y no un valor añadido de las empresas”. “Buena parte de las empresas ofrecen soluciones que protegen el medioambiente y es imprescindible que la cadena de suministro ponga la sostenibilidad en el centro de todas las operaciones y a lo largo de toda la cadena”, destaca. Para López, “lo que falta es implicar a todos los eslabones de la cadena de la logística y al consumidor, que debe tener información para decidir si esa cadena logística es o no sostenible en función del envasado, el transporte, la cercanía y la forma en que tratan a sus trabajadores”.
Lo que no se ve de la logística
La logística de productos de primera necesidad ha sido la más visibilizada durante estos meses. Empresas como Chep, especializada en transportar mercancías en palés, cajas y contenedores, son un ejemplo de economía circular y buenas prácticas de esa logística que no se ve en la ciudad, que ocurre de puertas para dentro. Hace tiempo se marcaron tres objetivos, “eliminar residuos, cambiando los 'packaging'; erradicar los kilómetros en vacío apostando por el transporte colaborativo y reducir cuellos de botella en la cadena de suministro”, explica Enrique Montañés García, directivo de la compañía, que recuerda que el sector logístico es uno de los más contaminantes y de los que más impactan en el desperdicio de alimentos.
Tanto Prologis como Chep resaltan la importancia de la tecnología y la digitalización para optimizar procesos. Sobre este aspecto pone énfasis el director de innovación de CEL Ramón García: “Quien estaba más digitalizado ha salido mejor parado en esta crisis, la información ha fluido de forma más sencilla en esta cadena”.
La digitalización es además un paso previo para poder empezar a trabajar de manera generalizada en un entorno más colaborativo y eficiente, que habilitará, entre otras cosas, el uso compartido de recursos de almacenamiento y transporte. El CEO de BooBoo también destaca la planificación de las actividades, cuando hace referencia al ‘software’ y a la inteligencia artificial, “que aseguran una toma de decisiones más acertada en cuanto a los medios que se necesitan y contribuyen a reducir la huella de carbono”.