La cosmética ecológica y sus beneficios para la salud y el medioambiente
Este tipo de cosmética reduce o elimina el uso de aditivos químicos, las plantas empleadas en su fórmula proceden de la agricultura ecológica y de esta forma pueden prometer un mayor respeto por el cuidado personal y el del entorno. Las certificaciones de sus productos son, de momento, la mejor guía de compra.
En los últimos años, el uso de la cosmética natural y ecológica ha experimentado un aumento significativo en popularidad. La creciente conciencia sobre la importancia de cuidar tanto nuestra piel, como el medioambiente ha impulsado sus ventas. Los consumidores son cada vez más responsables con sus compras y exigen que los productos adquiridos cumplan con una serie de expectativas que van mucho más allá de la calidad o el precio, sino que tienen en cuenta valores como el ecologismo o la sostenibilidad.
Este tipo de cosmética destaca por su enfoque sostenible y su producción responsable. Su máxima es minimizar el impacto ambiental desde la obtención de ingredientes hasta la elección del envase. El número de marcas concienciadas con el cuidado del planeta cada día es mayor, por lo que hoy en día es fácil encontrar estos productos en cualquier gran superficie. Esto representa una gran oportunidad para proteger tanto nuestra propia belleza como el entorno que nos rodea.
¿Qué es la cosmética natural o ecológica?
La cosmética natural es aquella que utiliza ingredientes naturales sometidos a procesos de transformación química sencillos, con pocos aditivos, o ninguno, y en ningún caso perjudiciales ni para el medioambiente ni para la salud de las personas. Así la define Nuria Alonso, responsable de la certificación de cosmética ecológica BioVidaSana.
Las denominaciones orgánica, bio o eco, que para Alonso son sinónimas, exigen además que esos ingredientes naturales se produzcan siguiendo los criterios de la agricultura ecológica, es decir, sin fertilizantes ni productos fitosanitarios no orgánicos.
Aunque la cosmética ecológica pueda parecer, porque lo es, una tendencia actual, en realidad cuenta con antecedentes muy antiguos. Algunos hallazgos arqueológicos certifican que ya hace 6.000 años los primeros egipcios utilizaban hierbas aromáticas, resinas, bálsamos, negro de ojos o polvos para cuidarse y embellecerse. La humanidad lleva aplicándose ese tipo de productos naturales en cabello, cara, cuerpo o manos desde siempre. Por ejemplo aceites vegetales y esenciales, aguas florales también conocidas como hidrolatos, ceras, mantecas, extractos de plantas, arcillas o sales.
El crecimiento de la cosmética ecológica en el mercado
En pleno siglo XXI, esta “cosmética econatural”, la denominación preferida por Alonso, encara un futuro prometedor, como atestiguan las cifras publicadas en la investigación de mercado Grand View Research, según las cuales el sector mundial de los cuidados personales orgánicos crece entre el 8 % y el 10 % cada año. Para 2025 habrá alcanzado un valor de más de 25.110 millones de dólares.
"El mercado ofrece una variedad de productos como cuidados del cabello, cuidados de la piel o cosméticos. Otros segmentos incluyen aceites, aerosoles corporales, perfumes, higiene masculina y femenina. Además, con la introducción del hilo dental y los enjuagues bucales, se espera que aumente la demanda de productos orgánicos para el cuidado de bocas y dentaduras", avanza la proyección de Grand View Research.
América del Norte continuará siendo la mayor región planetaria para el mercado del cuidado personal orgánico, impulsado por "la creciente demanda de productos seguros y naturales", según este mismo informe. "Ha aumentado en los últimos años la demanda de productos libres de fragancias sintéticas, conservantes, parabenos [compuestos usados por sus propiedades bactericidas y fungicidas], petroquímicos y limpiadores fuertes como el sulfato de sodio". "Y dado que estos productos reflejan las crecientes aspiraciones de una mejor higiene, salud y belleza en los tiempos modernos, su adopción ha experimentado un crecimiento significativo", apunta la investigación.
El impacto de la cosmética ecológica en la salud personal y medioambiental
"La gente suele acudir a la cosmética bio por salud" principalmente, asegura Alonso. Por ejemplo personas con problemas de alergias en pos de ingredientes más afines y más respetuosos con su piel. Un caso típico sería el de desodorantes libres de compuestos que causan irritaciones en las axilas. También abundan los consumidores concienciados con el cuidado de la salud planetaria además de la personal, que introducen productos ecológicos en su alimentación y están interesados en las compras 'verdes', o incluso profesionales de la estética "que quieren diferenciarse", explica la experta.
Además de avalar los beneficios para la salud de esta cosmética econatural, la certificación Bio VidaSana insiste en el hecho de que no se testa en animales, lo que implica incluir en su producción una visión cercana al bienestar animal, y que sus ingredientes "se han elaborado sin contaminar ni dañar el medioambiente". Por ejemplo, no incluyen productos transgénicos (modificados para potenciar ciertas cualidades) ni nanopartículas.
"En los últimos tiempos, ha sido posible modificar la composición genética de las células y los organismos vivos utilizando tecnología genética. El material genético se modifica artificialmente para darle una nueva propiedad, como la resistencia de una planta a una enfermedad, a una plaga de insectos o a una sequía, mejorar la tolerancia de una planta a un herbicida, mejorar la calidad o el valor nutricional de un alimento o aumentar el rendimiento". Así define los organismos modificados genéticamente (OMG) la Unión Europea, que ha dispuesto un marco legal para que su desarrollo tenga lugar en condiciones de seguridad.
La nanotecnología, por su parte, está cada vez más presente en la cosmética. "Las nanopartículas mejoran la estabilidad de algunos de sus ingredientes, aumentan la fotosensibilidad, la eficacia y la tolerancia de varios filtros ultravioletas en los protectores solares, y hacen que algunos productos cosméticos sean más fáciles de aplicar", apuntaba hace unos años la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). "No serían un inconveniente si hubiera estudios que aclarasen si el uso de las nanopartículas en este tipo de productos es totalmente seguro", de ahí que la organización aconseje "investigar más y legislar sobre ellas, para evitar riesgos".
Certificaciones de cosmética ecológica como referencia
Teniendo en cuenta que en general "no existen regulaciones públicas para delimitar claramente cuándo se puede hablar de cosmética ecológica o cosmética natural", Alonso recomienda guiarse por las certificaciones reconocidas. Ya sea localmente, como Bio Garantie en Bélgica, Naturland en Alemania, BioVidaSana en España, o a escala global, como Natrue, de la Asociación Internacional de Cosmética Orgánica y Natural, las italianas CCPB o AIAB, y Cosmos, quizá la más famosa: "Es una norma internacional que lleva el sello de la entidad socia que la certifica (Ecocert, ICEA, BDIH, Soil Association, Cosmebio) más la palabra Cosmos", explica Alonso.
“Demeter es la referencia internacional para todos los productos biodinámicos [procedentes de un tipo de agricultura alternativa que se rige por un calendario basado en la posición del sol y la luna para realizar las labores de cultivo], incluyendo la cosmética", finaliza la experta.