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La cadena de valor en el reciclaje de plásticos: en busca de la circularidad

La producción de plásticos vírgenes implica un impacto medioambiental. Y el final de su vida útil da lugar a millones de toneladas de residuos no biodegradables. Diseñar productos totalmente reciclables y apostar por la reutilización guían el camino del plástico hacia la economía circular.

La cadena de valor en el reciclaje de plásticos: en busca de la circularidad

En 1850 el billar era un juego tremendamente popular en Nueva York. Tanto, que los fabricantes de bolas tenían un problema: no había suficiente marfil para atender la demanda de nuevos juegos. Sin embargo, ante el temor de que el suministro llegase a agotarse, una de aquellas empresas tuvo una idea. ¿Y si fuese posible fabricar bolas con un sustituto artificial del marfil? En busca de respuestas, lanzaron un concurso. El premio para el ganador era de 10.000 dólares.

En 1862, John Wesley Hyatt recogió el guante y empezó a experimentar con la parkesina, una especie de nitrocelulosa endurecida que había sido inventada por Alexander Parkes seis años antes, pero que todavía no había encontrado muchas aplicaciones prácticas. El enfoque de Hyatt fue un éxito y se hizo con el premio de la pujante industria del billar. Todavía no era consciente, pero acababa de plantar la semilla de la edad del plástico.

Todavía quedaban por delante muchas décadas de desarrollo de nuevos materiales y aplicaciones industriales. De hecho, el despegue del plástico no llegó hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando muchos países (y en particular EE. UU.) apostaron por los materiales sintéticos para alimentar sus suministros militares.

La fiebre por este nuevo elemento, tan versátil como barato, explotó tras la contienda. De repente, el plástico estaba por todos lados. Sin embargo, no pasaron muchos años hasta que parte de la sociedad estadounidense empezó a preguntarse: ¿qué hacemos con tanta basura? El plástico permitía un consumo de usar y tirar muy cómodo, pero ya en los años 60 no se podía mirar para otro lado ante la cuestión de los residuos.

La cadena de valor en el reciclaje de plásticos: en busca de la circularidad

Así, mientras algunos colectivos pedían la reducción y el control de la producción de plásticos, la industria encontró otra respuesta: el reciclaje. La primera planta de tratamiento de residuos plásticos del mundo abrió sus puertas en 1972 en Conshohocken (Pensilvania), y desde entonces el sector del reciclaje no ha dejado de crecer de la mano de una industria que empezó con una bola de billar y hoy produce cerca de 400 millones de toneladas de plásticos al año. Su sostenibilidad está más presente que nunca.

La cadena de valor (circular) del reciclaje del plástico

“Queramos o no, el plástico está presente en la mayor parte de los bienes de consumo y ha servido para acelerar el desarrollo económico de los países más industrializados”, señala Ion Olaeta, presidente de la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER) y vicepresidente de la European Plastics Recycling Board. “Pero debemos tomar conciencia de que no podemos seguir en esa espiral de producir-consumir-tirar en la que está basado el actual modelo de desarrollo económico”.

Al inicio de esta cadena, la producción de plásticos vírgenes implica extracción de recursos de la tierra, con sus consecuentes impactos medioambientales y sociales. Mientras, el eslabón final, el de los deshechos, implica que millones de toneladas de residuos no biodegradables acaban en la tierra y en el mar. Según los datos de la fundación Ellen MacArthur, si no se pone fin a la economía lineal, la contaminación plástica de los océanos se triplicará en las próximas dos décadas.

La buena noticia es que la cadena de valor del plástico no tiene por qué ser necesariamente lineal. La recta puede cerrarse para formar un círculo. “Para incorporar el plástico a la economía circular tenemos que conseguir cambiar la mentalidad para conseguir que solo se produzcan productos plásticos que sean totalmente reciclables y evitar su abandono, de forma que se puedan gestionar correctamente”, añade Ion Olaeta.

La cadena de valor en el reciclaje de plásticos: en busca de la circularidad

Desde principios de siglo, la tasa de reciclaje de plásticos se ha duplicado. Sin embargo, los datos señalan que todavía estamos muy lejos de alcanzar la ansiada circularidad. A nivel mundial, se recicla menos del 10 % de los plásticos producidos. En Europa, la región en la que la economía circular del plástico está más desarrollada, la tasa de reciclaje apenas supera el 30 %, según los datos de Plasticseurope.

La industria tiene claras las soluciones para ampliar las tasas de recogida y reciclaje. Tal como señala Ion Olaeta, el camino para alcanzar la circularidad pasa por:

  • Establecer objetivos de contenido de material reciclado en los nuevos productos para ampliar el mercado de los plásticos reciclados.
  • Establecer incentivos de mercado y fiscales para premiar los beneficios ambientales y sociales derivados del reciclaje. Por ejemplo, el ahorro de energía y de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) o la creación de empleo.
  • Aplicar normas más estrictas de recogida selectiva para aumentar la calidad de los plásticos recolectados.
  • Armonizar el marco legislativo para promover el cumplimiento de los objetivos de reciclaje y de contenido de material reciclado en nuevos productos.
  • Mejorar el ecodiseño para que se puedan reciclar todos los productos hechos de plástico.

¿Y dónde queda la reutilización?

Aunque cada vez son menos, todavía existen muchos desafíos sin respuesta en el mundo del reciclaje de los plásticos. Para empezar, existen gran variedad de materiales agrupados bajo esa denominación común y el proceso de reciclaje no tiene por qué ser el mismo para todos. Además, los productos de consumo incorporan a menudo diferentes plásticos mezclados, lo que dificulta su separación y tratamiento posterior. Por último, está el asunto de la calidad y las cualidades del material reciclado, que muchas veces no igualan las del material virgen.

“La fórmula para mejor sigue siendo la misma que para otros flujos de residuos: una apuesta decidida por la I+D+i y una considerable inversión en nuevas tecnologías. En paralelo, es muy importante que los productores implementen el ecodiseño como prioridad. Es decir, que ya desde la misma fase de concepción de un producto, este sea pensado para ser posteriormente reciclado en su totalidad y se eviten las mezclas complejas que hacen inviable el reciclaje”, señala el presidente de FER.

Otro pilar importante de la circularidad de la cadena de valor del plástico es la reutilización. Muchos envases plásticos son ligeros, resistentes y están hechos para durar. Sin embargo, acaban en la basura y fuera de los circuitos de reciclaje. En este caso, la responsabilidad de la reutilización recae, por ahora, en el lado del usuario. Elegir entre comprar una bolsa o usar una que tenemos en casa puede marcar una pequeña diferencia.

“La opción de reutilización más sencilla es darles a los plásticos otros usos en los hogares”, concluye Ion Olaeta. “Si se lograse implementar una economía circular real, eliminando todos los envases no necesarios y reutilizando al máximo, el reciclaje seguiría siendo un actor clave cuando llegamos al final de la vida útil de los productos. Lo único que no es circular son el vertido y la incineración”.

'Podcast': Los bioplásticos, qué son y cómo debemos tratarlos

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