La brecha salarial entre hombre y mujeres se reduce cuanto más paritarias son las profesiones
Las ocupaciones más paritarias, aquellas en las que la proporción de hombres y mujeres oscila entre 40-60%, son las que tienen una menor brecha salarial en términos de género. Esta diferencia en el salario hora promedio supone un 8,4%, mucho menor que las ocupaciones masculinizadas (donde hay un porcentaje de hombres igual o superior al 65%) o las feminizadas (aquellas en las que la proporción de mujeres es igual o mayor al 65%). Esta es una de las principales conclusiones del reciente documento Esenciales, publicado por la Fundación BBVA y el Ivie.
Al analizar la segregación ocupacional horizontal, las profesiones quedan divididas en tres grandes bloques: las ocupaciones con mayoría de trabajadores varones (65% o más), aquellas con mayoría femenina y las profesiones paritarias (con una proporción de hombres y mujeres entre el 40% y el 60%). Según datos del INE de 2014, el 53,7% de las profesiones están masculinizadas, el 31,5% feminizadas y solo en el 14% existe paridad en la composición de sus trabajadores por género.
Si nos basamos en esta clasificación y analizando el salario medio por hora que reciben los trabajadores según su género, se observa que la diferencia entre el salario medio por hora que reciben hombres y mujeres es mucho mayor en las profesiones masculinizadas que en las paritarias. Según este análisis, las mujeres empleadas en trabajos masculinizados cobran en promedio un 14,7% menos por hora. Esa diferencia se reduce hasta un 8,4% en el caso de las profesiones paritarias. Examinando el grupo de ocupaciones feminizadas, los hombres siguen cobrando de promedio más que las mujeres, la brecha se sitúa el 11,1%, a pesar de que en este grupo ellos representan un 35% o menos.
Fundación BBVA
De esta forma, cuanto menor es la segregación ocupacional y hay una mayor paridad en la distribución de empleados por género, también se reduce la brecha salarial entre hombre y mujeres.
Según el documento, para seguir disminuyendo estas diferencias se debería reducir la segregación de género para que la distribución de empleados en diferentes ocupaciones se realice en función de su formación y no en base a su género. Esto se consigue, entre otras medidas, diseñando políticas educativas que fomenten la igualdad de género en todas las etapas, y orienten su futuro profesional según sus capacidades y no por el género con el que se identifican en la sociedad. También habría que seguir trabajando en lograr una mayor conciliación, tanto para hombres como para mujeres.