Igualdad de género, una herramienta para combatir la pobreza
Las mujeres tienen menos oportunidades que los hombres para salir de la pobreza, en especial en los países en desarrollo. Sin embargo, son un importante motor de progreso para estas economías. Así lo demuestra la experiencia de la Fundación Microfinanzas, que apoya a más de medio millón de mujeres latinoamericanas para que puedan crear sus propios negocios.
Hasta tal punto es importante el papel de las mujeres en la economía que Giovanni di Plácido, director de Análisis y Estudios de la Fundación Microfinanzas BBVA, está convencido de que “garantizar los derechos de las mujeres y ofrecerles oportunidades para alcanzar su pleno potencial permitiría acelerar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que las Naciones Unidas han planteado como fundamentales para lograr un mundo sin pobreza extrema en 2030”.
En el caso de América Latina, di Plácido explica que sólo la mitad de las mujeres que forman parte del mercado laboral tienen trabajo, mientras que entre los hombres el porcentaje alcanza el 80%. Además, una de cada tres mujeres depende de terceros, normalmente hombres, para poder subsistir, lo que las hace económicamente vulnerables y dependientes.
Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), organismo dependiente de Naciones Unidas, si las mujeres presentaran tasas de empleo similares a las de los hombres, la renta de los hogares aumentaría entre un 3% y un 4% en países como Argentina, Brasil, Colombia, México y Uruguay. El impacto sería mucho mayor –en torno al 10%– en la economía de las familias de El Salvador, Honduras, Nicaragua y Perú.
Esta situación tendría especial relevancia entre las personas más desfavorecidas: se calcula que existiría un 10% menos de pobreza en El Salvador y Nicaragua.
Por lo que respecta a las diferencias de ingresos entre hombres y mujeres, de acuerdo con los datos de la ONU, la eliminación de la brecha salarial permitiría salir de la pobreza a miles de personas en la región. Bolivia, con una reducción de la pobreza del 14%, Colombia (9%) y Perú (8%) serían los más beneficiados.
Mujeres emprendedoras
“El emprendimiento femenino es motor de riqueza, especialmente entre los más desfavorecidos. En América Latina, donde solo trabaja el 34,4% de las mujeres más pobres, una de cada cuatro elige montar su propio negocio”, afirma di Plácido, que defiende que las mujeres vulnerables tendrían mayores oportunidades de progresar si existiera igualdad de acceso tanto al mercado, como a la educación y a otros recursos productivos.
La experiencia de la Fundación Microfinanzas BBVA, que apoya a más de medio millón de mujeres con créditos para poner en marcha un pequeño negocio, avala estas afirmaciones. El 40% de estas pequeñas emprendedoras son pobres y otro 46% corre el riesgo serlo. Entre las primeras, una de cada tres se encuentra en situación de extrema pobreza, es decir, no tiene recursos suficientes para costear su alimentación diaria.
Es el caso de la peruana Silvia Gonzáles Cruz, que fue abandonada por el padre de sus cuatro hijos. Silvia cuenta en el vídeo que se puede ver a continuación cómo ha logrado sobrevivir y sacar adelante a su familia vendiendo las prendas que ella misma teje. Silvia recibió la ayuda de Financiera Confianza, la entidad de la Fundación Microfinanzas BBVA en Perú, para poner en marcha su negocio.
A pesar de la precariedad en la que viven, la capacidad de estas mujeres para progresar cuando se les ofrece la oportunidad de hacerlo es muy superior a la de los emprendedores varones atendidos por la Fundación: anualmente sus ingresos se incrementan por término medio un 19,9% frente al 11,4% de los hombres y sus activos crecen un 31,8% frente a un 27,4% de los varones.
Además, aunque las mujeres ingresan por sus negocios un 25% menos que los hombres, dedican un 35% más al ahorro y sus beneficios contribuyen en mayor medida a mejorar las condiciones socioeconómicas de sus hogares.