Herramientas para producir moda sostenible: el impacto social y ambiental importa
Pensar desde el principio en el final de la vida útil de las prendas, analizar el proceso de producción y distribución, y comparar su impacto medioambiental pueden ayudar a la industria de la moda a dar un giro necesario. Asociaciones y certificaciones ayudan a cambiar al verde.
Susana Vela Covisa, tutora de proyectos de sostenibilidad de fin de carrera en el Instituto Europeo de Diseño (IED), siempre comenta a sus alumnos que para hacer moda sostenible el concepto clave es la trazabilidad, y la herramienta fundamental, el ecodiseño, entendido como aquel que tiene en cuenta toda la cadena de valor y todo el ciclo de vida de una prenda. “Usar algodón orgánico no es suficiente; tenemos que ver qué pasa con la extracción de las materias primas, cuánto agua y energía se emplea en producirla, cómo de fácil es reciclarla cuando se desecha, de qué están fabricadas la percha y la bolsa con las que llega a la tienda, cuáles son las condiciones laborales y físicas de los trabajadores que la cosen”, enumera la experta.
El Índice de Sotenibilidad de Materiales de Higg, creado por Coalición de Ropa Sostenible (SAC según sus siglas en inglés), es una herramienta gratuita que permite a diseñadores, marcas, minoristas y fabricantes evaluar el ciclo de vida de los diferentes tejidos y proceso de producción, y comparar el impacto medioambiental de los distintos textiles “para tomar la mejor decisión”. A Marina López, presidenta de la Asociación de Moda Sostenible de España (AMSE), le parece muy útil la calculadora de huella de carbono 2020 Calculator, diseñada por la 'fintech' sueca Doconomy, y con una versión gratuita. “Sirve para zapatos, bolsos y moda en general. Pones los datos de tu producto, y te va calculando su huella”, describe.
Fashion Revolution, el mayor movimiento activista dentro del sector textil, lleva cinco años publicando su Índice de Transparencia. En su última edición, la de 2020, revisa 250 de las marcas y minoristas más grandes del mundo, y las clasifica según el impacto ambiental y social de sus cadenas de producción y distribución, de acuerdo con la información que ellas mismas hacen pública. “Es una manera de incentivarlas a ser más transparentes”, aseguran los autores del índice.
La Asociación de Moda Sostenible de España es una buena puerta a la que llamar. “Cuando una marca quiere asociarse, hablamos con ella e investigamos dónde fabrica, qué cuenta en su web y en sus redes sociales”, revela López. Para entrar es necesario cumplir una serie de requisitos: que el tejido sea certificado orgánico o reciclado; que la producción sea ética y lo más local posible. “Cuanto más cercano al consumidor, más sostenible, porque estás ahorrando huella de carbono”, incide.
“Un producto kilómetro cero provoca una menor contaminación ambiental”, admite Vela Covisa, que es también CEO de Polka Press Comunicación, agencia que solo trabaja con iniciativas verdes. Pero, dicho esto, defiende que una empresa pueda ser sostenible fabricando a muchos kilómetros de distancia, “siempre que dichas fábricas estén controladas por la marca y garanticen unas condiciones laborales dignas y una producción justa”. López menciona el caso de una firma que trabaja en India con una cooperativa de mujeres, a las que está ayudando a empoderarse, y que compensa las emisiones de carbono provocado por el transporte regalando un árbol con cada compra, de manera que el cliente pueda sembrarlo.
Hay muchos aspectos que tener en cuenta a la hora de manufacturar moda sostenible, algunos inherentes a la colección en sí, como el denominado ecodiseño. “Cuanto más sencilla sea una prenda, más fácil será de reciclar”, recuerda López. Y otros complementarios, como el 'packaging' que la envuelve. AMSE apoya a sus asociadas en el proceso. “Hay firmas que son un 40 % sostenibles, y se comprometen a serlo en un 100 % con nuestra ayuda; en ese caso, entran y las asesoramos para que cumplan su objetivo", explica su presidenta.
Certificados de moda sostenible
Otra vía es certificarse. GOTS (Global Organic Textile Standard) es, quizás, la certificación más completa, reconocida y extendida del mundo: asegura el respeto al medio ambiente en todo el proceso, desde la cosecha hasta la prenda ya lista para su consumo; pero también el trabajo digno de las personas que la han hecho posible. “Moda sostenible es mucho más que algodón orgánico; la sostenibilidad tiene tres patas fundamentales, que son la ambiental, la social y la económica”, recuerda Vela Covisa, que destaca que hay firmas con estándar textil Fairtrade, que certifica su compromiso con unas condiciones de comercio justas. Fair Wear Foundation lucha por mejorar las condiciones de los trabajadores y Child Labor Free combate el trabajo infantil. Made in Green by OEKO-TEX contempla salud, medioambiente y respeto social.
Ecolabel, la etiqueta ecológica, pública, de la Unión Europea, reconoce la “excelencia medioambiental” desde 1992. “Promueve la economía circular animando a los productores a generar menos residuos y dióxido de carbono (CO2) durante el proceso de fabricación, y a desarrollar productos duraderos, fáciles de reparar y reciclar”, informan sus impulsores. “Muchas empresas siguen los criterios de la Ecolabel para mejorar sus prácticas”, añade. AMSE defiende que este sello, actualmente voluntario, “o algún otro certificado por el estilo”, pase a ser obligatorio. “Sería una tranquilidad para nosotros, como productores, y para los consumidores”, subraya.