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Google Maps y Google Earth toman más conciencia por el cambio climático

La tecnología ha cambiado la forma de viajar. Los mapas abandonaron las guanteras de los coches para convertirse en navegadores con GPS. Ahora, Google Maps recomienda la ruta más sostenible: tendrá en cuenta las emisiones, la calzada o el tipo de vehículo. Además, la compañía del buscador actualizó Google Earth de tal forma que el usuario puede comprobar los efectos del cambio climático en los últimos 37 años.

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Hubo un tiempo en el que todo automóvil incluía un buen mapa de carreteras. En la guantera o en la puerta, pero siempre a mano. ¿Edición desactualizada? Un boli, algo de pulso y trazada la autovía recién inaugurada. Y si el mapa fallaba, pues se preguntaba a quien pasara por allí. Pero como en tantas otras cosas, la tecnología también ha cambiado nuestra forma de viajar. Bastaron tres letras: GPS.

Creado con fines militares en los años sesenta, no fue hasta el año 2000 que el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, “apagó” las interferencias que limitaban el uso comercial masivo del GPS o Sistema de Posicionamiento Global. En 2004 llegaban al mercado los primeros navegadores para el coche. Un año después, en 2005, nacía Google Maps. En 2008, el lanzamiento del iPhone abría la era smartphone. Los GPS pasaron de conectarse al mechero del coche a venir por defecto en cualquier teléfono. Hoy un mapa de carreteras parece una pieza de coleccionista y Google Maps una aplicación omnipresente —y algo omnisciente— capaz de llevarte a casa y, encima, hacerlo de la forma más sostenible.

La sostenibilidad en Google Maps

El gigante de Mountain View preparó una actualización del servicio a fin de añadir a las opciones las rutas y trayectos más sostenibles. Google Maps incorporó en 2021 la posibilidad de consultar no solo la ruta más corta o la más rápida, sino también la más sostenible. Para ello, la app tiene en cuenta el porcentaje de emisiones de gases de efecto invernadero, el modelo de vehículo utilizado y otras condiciones como la pendiente media del itinerario.

Si el tiempo estimado de la opción ‘verde’ apenas difiere del de la más rápida, el navegador la ofrece por defecto. Si la opción sostenible implica más tiempo de lo habitual, es el usuario quien decide si la sigue o no. Alertas al cruzar zonas de bajas emisiones con restricciones y sugerir de forma activa alternativas de movilidad sostenible como la bici o el metro en ciudades donde son lo habitual (por ejemplo, Nueva York) son otras de las mejoras eco de Google. La compañía asegura que el objetivo es que cualquiera pueda tomar sus propias decisiones para “vivir de una forma más sostenible”.

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Saber para actuar: el poder de un buen mapa

Con este cambio Google parece que quiso seguir desligándose de la concepción tradicional del GPS. Hace tiempo que su aplicación de mapas dejó de conformarse con ser un navegador al uso. Sabes cuándo llegas, pero también qué hacer en destino, dónde parar antes de llegar y dónde quedarte a dormir. Con capas de información (restaurantes, estaciones de servicio, cosas que ver…) cada vez más completas y millones de usuarios fieles en todo el mundo, la aplicación es para muchos el mapa de mapas.

Su potencial para transformar un hábito de movilidad tan arraigado como el coche se presupone por tanto alto. Pero no es la única opción en el mercado para encontrar caminos más sostenibles por los que transitar. Existen otras soluciones con mayores niveles de personalización y mapas alternativos (y más detallados). La pregunta de fondo, pese a todo, se mantiene: ¿Es posible usar la tecnología para viajar y desplazarse de forma más sostenible?

La movilidad sostenible más allá de Google Maps

Esa es la idea de la 'app' CityMapper. Con su lema de ‘Making Cities Usables’, sus creadores apuestan por acercar al mayor número de personas posible el uso del transporte público urbano a través de una interfaz amable, narrativa y gamificación. Para elegir la configuración del trayecto recurre a lo que denomina ‘Routing Powers’ o poderes de ruta, una especie de cartas de rol con las diferentes opciones (rápida, corta…) y los beneficios que implican. Tal y como explican en su página web, “en la vida real los mejores viajes no están guiados solo por la eficiencia”.

Otra aplicación que se ha ganado el respeto a base de usuarios satisfechos es Wikiloc, una de las joyas de la corona para planificar y descubrir actividades al aire libre. OsmAnd, de código abierto y basada en la cartografía colaborativa de OpenStreetMap, es otra opción para tener en cuenta.

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Google Maps

En ellas, la aportación de la comunidad es clave. También las opciones de personalización, más variadas que en los servicios dominantes: “Sin caminos sin pavimentar”, “estilo de conducción”… Y también, claro está, “rutas de bajo consumo”.

Mapas actualizados, una buena interfaz y también algo de conocimiento cartográfico son claves para que las 'apps' nos guíen pero no nos extravíen. Que Google ofrezca opciones de rutas eco es una buena noticia. Pero sin un conocimiento básico de por qué son más sostenibles y convienen, el cambio no será real. Si ahora podemos conocer el estado actual del tráfico y decidir si desviarnos, ¿por qué no avanzar hacia un recurso similar basado en criterios de sostenibilidad? ¿Cuáles? Quién sabe. Otra cosa no, pero datos no le faltan al buscador.

Google Earth permite ver los efectos del cambio climático

Si 20 años no es nada, 40 ya se notan. Google permite mediante su herramienta Google Earth comprobar en un ‘timelapse’ los efectos ocasionados por el cambio climático en los últimos casi 40 años.

Para lograr este resultado Google ha utilizado más de 24 millones de fotografías de los últimos 37 años. En total, casi cuatro décadas de cambios en el planeta: deshielo de los polos, ciudades que crecen, la deforestación del Amazonas…