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Fundraising: definición y métodos

El crecimiento del Tercer Sector en las sociedades desarrolladas es un hecho palpable. Se multiplican las ENLs, Entidades No Lucrativas, también llamadas ONGs, y que en nuestro país se instrumentan como asociaciones o fundaciones. Ahora bien, cabe preguntarse cómo se sostienen, cómo captan recursos.

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Veremos cómo detrás de este término anglosajón se esconden diversas realidades. Se trata de una actividad en permanente evolución, sujeta a las evoluciones tecnológicas y que, al mismo tiempo se relaciona con el entorno macroeconómico e ideológico. Una realidad en permanente transformación y que está tomando cuerpo de profesión a tiempo completo.

Definición de fundraising

El fundraising consiste en la actividad de captación de recursos para financiar las actividades de ENLs. Dichos recursos suelen ser eminentemente financieros, dinero, aunque también puede tratarse de otro tipo de bienes o derechos. Incluso desde un punto de vista amplio podríamos considerar fundraising el reclutamiento de voluntarios para que presten sus servicios.

Resulta fácil de comprender que sin el fundraising, sin la actividad de los fundraisers, se torna muy dificil, por no decir imposible, que las ENLs desarrollen su finalidad. Únicamente aquellas que cuentan de inicio, cómo algunas fundaciones, con un patrimonio afecto, pueden prescindir teóricamente del fundraising.

Los antecedentes del fundraising de ENLs los podemos encontrar en la financiación de los movimientos políticos o religiosos. Estas actividades cuentan con una amplia antigüedad y siguen siendo a día de hoy mimadas dentro de este tipo organizaciones, sabedoras de que resultan clave para su supervivencia.

Métodos de fundraising

A la hora de captar fondos las posibilidades son sumamente amplias. A continuación podemos enumerar algunas de las más habituales.

  • Cara a Cara: estamos hablando de la captación directa de donativos o de asociados (ingresos recurrentes), con cuestaciones en la calle, puerta a puerta, por los comercios o empresas.
  • Telefónico: consiste en la misma actividad que en la definida anteriormente pero a través del teléfono, de call centers, de un modo activo o pasivo (los famosos maratones televisivos de hace unos años).
  • Campañas en medios de comunicación e internet con el mismo fin que las anteriores: donaciones, socios, apadrinamientos, etc.
  • Member get a member: supone la aplicación de un clásico del marketing, campañas en las que se busca que un socio capte a otra persona de su entorno como tal (ampliar la base de ingresos recurrentes).
  • Institucional: se realiza a través de la captación de recursos de instituciones públicas o de empresas privadas (subvenciones, mecenazgo, donaciones de bienes, etc).
  • Ventas y otras actividades: ingresos obtenidos a través de comercios de la organización, por ejemplo las famosas charity shops británicas, o las más conocidas en nuestro país de comercio justo.
  • Crowfunding, campañas a través de redes sociales.

Aspectos de actualidad

Con las pinceladas que hemos dado es evidente que el fundraising se profesionaliza a marchas forzadas. A la pasión de los voluntarios se le debe unir la experiencia y el conocimiento en múltiples áreas: marketing, gestión financiera, fiscal, captación de subvenciones, relaciones públicas, etc. Como muchas organizaciones no pueden permitirse el lujo de tener un equipo estable de fundraisers se han desarrollado auténticas empresas especializadas en prestar estos servicios a las ENLs.

Evidentemente esto implica un peligro, y es que se confundan los métodos con los fines, y que las propias ENLs acaben trabajando para este tipo de empresas, en vez de suceder a la inversa. Esto, además de suponer una perdida de la misión del Tercer Sector implica un desprestigio público que supone la principal amenaza para el mismo.

La otra gran amenaza para el fundraising se deriva de su fuerte relación con las políticas fiscales. Buena parte de sus ingresos están apoyados en el marco fiscal que los beneficia de alguna manera (deducciones en el IRPF, por ejemplo) o en el propio tratamiento fiscal de las ENLs y de sus actividades de mecenazgo. Si a eso le unimos que en demasiados casos una gran parte del presupuesto de ingresos se centran en subvenciones públicas, la crisis fiscal de los Estados puede suponer un serio riesgo para el fundraising.

¿La solución? Reorientar el fundraising hacia el sector privado, hacerse cargo a través de contratos de gestión de aquellas parcelas que el sector público o las cajas de ahorro ya no están dispuestas a trabajar directamente, y sobre todo esforzarse en realizar propuestas de valor, para las que siempre habrá un hueco en la financiación, pública o privada.