¿Existe la posibilidad de construir carreteras de carbono negativo?
Una empresa emergente noruega ha encontrado la fórmula para reparar carreteras de forma sostenible. Con una máquina especial se tritura la capa superior del pavimento y luego un pegamento vegetal mantiene unido el asfalto. El proceso hace que las carreteras se vuelven negativas en carbono.
“Construimos carreteras de carbono negativo”, responde Tonje Norheim, vicepresidenta de Desarrollo de Negocio de la ‘startup’ noruega Carbon Crusher, cuando se le pregunta por la actividad de su empresa. “Reparamos vías que necesitan una estabilización usando una trituradora especial patentada y un aglutinante de origen vegetal hecho a base de lignina para mantener unido el asfalto”, explica desde Oslo cuando se le piden más detalles.
Enmarcándose en la lógica de la economía circular, Carbon Crusher no repara un tramo dañado de vía con materiales nuevos, sino que, con la máquina especial de la que habla Norheim, muele la capa superior de la carretera existente, ya sea asfalto u hormigón, y siempre que no esté reforzado con acero. “Su fabricación ha llegado tras más de una década de I+D; tritura y recicla la carretera con mayor eficacia, lo que reduce las emisiones de dióxido de carbono (CO2) derivadas de la extracción y transporte de material nuevo”, señala.
“El segundo paso es usar un aglutinante de base biológica hecho de lignina, un producto de desecho de la producción de papel”, comenta Norheim. Teniendo en cuenta que los árboles capturan CO2 de la atmósfera a medida que crecen, usar un polímero natural que procede de ellos es una forma de secuestrar carbono en la propia carretera. Por contra, quemarlo para obtener energía, como suele hacer la industria papelera en Noruega, libera emisiones a la atmósfera. “Por supuesto, solo utilizamos lignina procedente de la producción sostenible de papel”, subraya la responsable de la empresa.
Tecnologías climáticas
La fórmula de reciclar en lugar de utilizar material virgen y de usar un pegamento vegetal en vez del tradicional, espeso y pegajoso betún, derivado del petróleo crudo, reduce tanto la huella de carbono de las vías reparadas que las carreteras resultantes, como insiste Norheim, se vuelven negativas en carbono.
Haakon Brunell, Kristoffer Røil y Hans Arne Flåto fundaron Carbon Crusher en 2021, pero la innovación sobre la que se basa su operativa lleva una década probándose en Noruega. Flåto estaba usándola cuando Brunell y Røil, que buscaban tecnologías climáticas con impacto sobre la reducción de emisiones para desarrollar una idea de negocio, contactaron con él, y los tres juntos escalaron la idea.
El sector de la construcción de carreteras es responsable de más del 5% de las emisiones de gases de efecto invernadero generadas en Europa, según un artículo escrito por investigadores de los Países Bajos, que aborda las posibilidades del asfalto recuperado en la reducción de la huella de carbono. Publicado en la revista Sustainability, los autores defienden que elegir mezclas asfálticas con huellas de carbono más bajas puede contribuir a alcanzar los objetivos de lucha contra el cambio climático de un país. Apuestan por el uso de materiales de base biológica, reciclados o de subproductos de otras industrias.
“Alrededor del 90% de la huella de carbono de las carreteras asfaltadas en los Países Bajos se concentra en la producción de materias primas, más específicamente betún y piedra triturada, el transporte de los materiales a las plantas de asfalto y la producción de la mezcla asfáltica”, remachan.
Por el contrario, los 2,5 millones de metros cuadrados de carreteras estabilizados por Carbon Crusher en Noruega han supuesto la eliminación de 8.600 toneladas de CO2, según informa Norheim, que defiende que este método de rehabilitación, aparte de más sostenible, es más rápido, económico y duradero. No necesita el aporte de nuevos materiales, ni requiere transporte. Y también porque la lignina es más flexible, lo que ayuda a que el pavimento tratado con ella se adapte mejor, sin agrietarse, a las alteraciones en el terreno por cambios de temperatura o por congelación y descongelación.
La empresa emergente nórdica afirma seguir investigando para mejorar su equipo y ganar en eficiencia, buscando, por ejemplo, que las siguientes versiones de su trituradora sean autónomas, y capaces de funcionar con hidrógeno verde como combustible, lo que reduciría aún más su huella de carbono.
“Ahora nos estamos expandiendo internacionalmente, comenzando por otras partes de Europa", precisa Norheim. La empresa también trabaja en un ‘software’ que permita rastrear los cambios en las carreteras a través de satélite, encontrando así vías que necesitan una reparación.
Un pavimento con "notable deterioro estructural" puede provocar que un vehículo ligero emita un 8,75% más, y un vehículo pesado, un 6% más, respecto a un pavimento en buen estado de conservación, según publica la Asociación Española de la Carretera (AEC) en su 'Análisis de la relación entre el estado de conservación del pavimento, el consumo de combustible y las emisiones de los vehículos'. Los porcentajes resultan de la extrapolación a la red de carreteras española de los datos obtenidos en ensayos reales realizados en tramos de la A-5 o Autovía del Suroeste (que une Madrid con Badajoz y la frontera portuguesa) "en condiciones mejorables en cuanto al estado del pavimento y tras su repavimentación".