Estos son los países que más avanzan hacia las energías limpias
En el último decenio, 92 países han progresado en su transición hacia la sostenibilidad para depender cada vez más de energías limpias, verdes y sostenibles. Suecia, Noruega y Dinamarca están en el podio de la sostenibilidad. España aparece en el puesto 17 y en el continente americano sobresalen EE. UU., Colombia, Chile y México.
El mundo entero se está coordinando para que, en cuestión de décadas, las energías dejen de depender del carbón y los combustibles fósiles y pasen a ser limpias, verdes y sostenibles. En este proceso de descarbonización, los diferentes estados avanzan a ritmos cada vez más decididos, pero también desiguales.
Según el informe Fostering Effective Energy Transition 2021 Edition del Foro Económico Mundial, 92 países han progresado en su transición energética en los últimos 10 años. Sin embargo, solo 13 han logrado una mejora sustancial.
El Energy Transition Index 2021 (ETI), un 'ranking' publicado como parte del informe, compara el desempeño actual de los sistemas energéticos de 115 países teniendo en cuenta tres dimensiones principales: desarrollo económico, sostenibilidad ambiental e indicadores de acceso a la energía y seguridad energética.
Suecia encabeza el ‘Top 10’
Tres países escandinavos, Suecia, Noruega y Dinamarca, lideran la lista de los países que más avanzan en su transición hacia las energías limpias. Suecia se sitúa a la cabeza por cuarto año consecutivo, mientras que Noruega se ha colocado en el segundo puesto tras escalar desde la quinta posición que ocupaba en 2020.
Estos son los 10 países que encabezan el cambio, de acuerdo con el Energy Transition Index de 2021:
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Suecia
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Noruega
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Dinamarca
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Suiza
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Austria
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Finlandia
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Reino Unido
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Nueva Zelanda
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Francia
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Islandia
Estos 10 países representan cerca del 2% de la población mundial y alrededor de un 3% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) relacionadas con la energía. Tal y como señalan en el informe, todos ellos han logrado avances significativos en la disminución del uso de carbono en la energía gracias al compromiso político e importantes inversiones económicas.
¿Qué sucede en el resto del mundo?
En líneas generales y de acuerdo con el informe del Foro Económico Mundial, la situación global ha mejorado en la última década. Sobre todo, en lo relativo a la sostenibilidad ambiental y el acceso a la energía: el número de personas sin acceso a la electricidad pasó de 1.200 millones en 2010 a cerca de 800 millones en 2020. Además, la inversión en transición energética a nivel mundial superó por primera vez los 500.000 millones de dólares en 2020, a pesar de las dificultades planteadas por la pandemia.
Sin embargo, el hecho de que solo un pequeño porcentaje de países haya conseguido mejoras relevantes vuelve a poner de manifiesto la complejidad de la transición energética. España aparece en el puesto 17 del listado, Alemania en el 18, Estados Unidos en el 24 y Colombia en el 29. Otros países de América Latina aparecen también en la primera mitad de la lista: Chile en el 34, México en el 46 y Argentina en el 47, por ejemplo.
China y la India, dos países que en conjunto representan un tercio de la demanda mundial de energía, se sitúan en las posiciones 68 y 87, respectivamente. Estos resultados suponen una importante mejora en relación a los últimos años, a pesar de que el carbón sigue desempeñando un papel importante en su combinación energética, explican desde el Foro Económico Mundial. En la parte más baja de la lista se encuentran Venezuela, Líbano, Mongolia, Haití y Zimbabue.
Aceleración, constancia y resiliencia
Tal y como se señala en el informe, para garantizar un cambio radical e irreversible durante la próxima década es fundamental alcanzar una mayor aceleración y mejorar la resiliencia de la transición energética.
Estos son las tres recomendaciones de los expertos del Foro Económico Mundial para conseguirlo:
- Buscar una transición justa priorizando la creación de medidas para apoyar la economía, la fuerza laboral y los cambios en la sociedad.
- Fomentar la electrificación mientras se exploran otras opciones para descarbonizar las industrias.
- Atraer fuentes de capital diversificadas y resistentes tanto del sector público como del privado.