Estos son los animales más longevos de la Tierra
Aunque los humanos podemos vivir hasta casi un siglo, algunos animales nos superan ampliamente en longevidad. Desde la esponja antártica, que puede vivir hasta 15.000 años, hasta el tiburón de Groenlandia, esta biodiversidad nos revela secretos biológicos que podrían tener implicaciones fascinantes para entender y extender la vida humana.
Los humanos tienen una esperanza de vida promedio de alrededor de 80 años, extendiéndose hasta casi un siglo según nuestros genes, hábitos de vida y niveles de desarrollo. Aunque el límite biológico de la vida humana sigue siendo desconocido, la ciencia continúa explorando formas de prolongarla. En contraste, nuestros parientes más cercanos, como chimpancés y gorilas, rara vez superan los 60 años. A pesar de ser los mamíferos terrestres más longevos, existen animales aparentemente más modestos que nos superan significativamente en longevidad. ¿Cuál es su secreto y qué podemos aprender de ellos?
Los animales más longevos del mundo:
- Esponja Antártica
- Almeja de Islandia
- Tiburón de Groenlandia
- Ballena de Groenlandia
- Ratopín Rasurado
Esponja Antártica: una vida de hasta 15.000 años
El récord absoluto de longevidad en el mundo animal actualmente recae en algunos tipos de esponjas. Solía pensarse que estos eran los animales más antiguos, pero este título se lo han arrebatado los ctenóforos, poseedores de ciertas innovaciones evolutivas a las que las esponjas habrían renunciado después. A cambio, estas disfrutan de una larga vida. A un espécimen de 2 metros de la esponja antártica Anoxycalyx (Scolymastra) joubini. se le ha estimado una edad de 15.000 años. E incluso si quizá sea una sobrestimación, a un ejemplar de Monorhaphis chuni del mar de China se le han calculado 11.000 años.
Tanto en las esponjas como en los corales se han encontrado longevidades de cientos o miles de años. Según los científicos, esta larga vida es una ventaja que se obtiene a cambio de su simplicidad: mantienen siempre un gran arsenal de células madre capaces de regenerar y rejuvenecer sus escasos tipos celulares distintos, lo que equivale casi a la inmortalidad.
Almeja de Islandia: el récord de 507 años
El animal individual que ostenta el récord confirmado de la edad más longeva es una almeja de Islandia, hallada en 2006 en la costa del país isleño y que contaba 507 años, según los anillos de su concha. Se calcula que nació en 1499, por lo que fue bautizada por la prensa como Ming, en referencia a la dinastía reinante entonces en China, aunque los investigadores la llamaron Hafrún, “misterio del océano” en islandés. La almeja fue recolectada entre muchas otras que se congelaron —y por tanto, se sacrificaron— para realizar el análisis.
El caso de Ming no se considera único; algunos moluscos bivalvos se cuentan entre los animales más longevos. Entre sus secretos se proponen una baja producción de radicales oxidantes y de proteínas mal plegadas —patológicas en enfermedades como el alzhéimer—, junto con un metabolismo lento en aguas frías que ralentizan los procesos vitales.
Tiburón de Groenlandia: descifrando los secretos de sus 400 años
El vertebrado más longevo conocido es un tiburón de Groenlandia de 5 metros que se recogió muerto en 2016 y cuya edad se calculó en 392 años, con un margen de error de 120 años. La datación se efectuó midiendo el radiocarbono de las lentes oculares de una muestra de estos animales, los más pequeños de los cuales contenían los radioisótopos dispersados por las pruebas de bombas nucleares realizadas a mediados del siglo pasado. Esto proporcionó datos para una curva de crecimiento que se utilizó para estimar la edad de estos tiburones basándose en su tamaño.
En 2017 se secuenció el genoma mitocondrial de esta especie (una pequeña cadena de ADN circular que reside en las mitocondrias, las centrales de energía de las células). En el ADN los científicos buscan posibles claves de su longevidad. Se piensa que un bajo estrés oxidativo y una gran capacidad de regeneración, lo que incluye la reparación del ADN dañado, pueden contribuir a su larga vida, pero que sin duda también lo hace su bajo metabolismo facilitado por las aguas frías en las que vive.
Ballena de Groenlandia: 211 años en las profundidades gélidas
Sin abandonar las aguas gélidas, la ballena boreal o de Groenlandia ostenta la marca del mamífero más longevo. Ya se sabía que es capaz de llegar al siglo de vida, pero un estudio más detallado encontró ejemplares mucho más viejos, con uno de ellos que llegaba a los 211 años. Un análisis del genoma de esta especie propuso que su longevidad podría llegar a los 268 años.
Como en el caso de otros animales marinos de gran longevidad, su lento metabolismo en aguas frías es probablemente uno de los factores de mayor peso. Pero interesa especialmente el hecho de que estos animales parecen resistirse a las enfermedades más típicamente asociadas a la edad, como el cáncer y los trastornos neurodegenerativos, lo que sugiere posibles adaptaciones en sus genes que contrarresten los efectos del envejecimiento y que podrían revelar pistas para aumentar la longevidad humana.
Ratopín Rasurado: un roedor que desafía el envejecimiento
Frente a los siglos o milenios que viven otros animales, los 31 años alcanzados por un ejemplar de ratopín rasurado pueden parecer una minucia. Pero este animal, también llamado rata topo desnuda o farumfer, es un roedor. Otros parientes de su tamaño, como las ratas, apenas llegan a los 5 años, y solo los roedores más voluminosos como puercoespines, castores y otros superan los 20 años, por lo que el ratopín es una completa anomalía.
Aún más, en los ratopines ancianos no se ha observado una mortalidad creciente: son resistentes al cáncer y otras enfermedades de la edad, y mantienen una salud cardiovascular envidiable. El hecho de que estos animales puedan estudiarse en el laboratorio los ha convertido en un modelo para el estudio de las claves de la longevidad. Los análisis de su genoma han hallado múltiples posibles pistas, incluyendo una aparente protección de sus telómeros, los extremos de los cromosomas que en otras especies se reducen al envejecer.