Estas son algunas claves para “limpiar” 800.000 piscinas olímpicas de basura al año
Los datos indican que no estamos dando soluciones a los más de 2.100 millones de toneladas de basura que producimos anualmente, lo equivalente, según la BBC, a más de 800.000 piscinas olímpicas. La transición hacia lo sostenible, y en concreto hacia un modelo de economía circular, es clave. BBVA te ofrece la oportunidad de indagar más sobre ello en el monográfico -de descargar gratuita- ‘La Revolución Circular’.
Los proyectos como la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura, en Asunción, son claves para dar una segunda vida a los deshechos. Esta iniciativa formada por jóvenes en riesgo de exclusión social ha convertido en sonido el mayor vertedero de Paraguay. El impulsor, Fabio Chávez, músico y técnico ambiental, empezó en 2002 a llevar la música a los barrios más desfavorecidos que rodean el vertedero. Fueron tantas las personas interesadas que, al ver que no había instrumentos suficientes, reconvirtió con la ayuda de un lutier latas, tuberías oxidadas, cubiertos y botellas, entre otros elementos, en instrumentos musicales. En paralelo, comenzó a impartir talleres de formación musical entre los jóvenes que se ganaban la vida rebuscando chatarra en la basura. Hoy, la orquesta se ha consolidado y ha llenado estadios de todo el mundo, llegando a ser teloneros de Metallica en la gira de 2014.
En España, cada ciudadano produce 486 kilos de residuos al año. Los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística apuntan, además, a que más del 48% terminan en un vertedero y 31 kilos son comida. En 2020, más de 1.300 millones de kilos de alimentos, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Verduras, frutas, hortalizas y pan son los más numerosos. Para evitarlo, el Gobierno español ha aprobado un anteproyecto de ley que combatirá acumular tantos desperdicios.
La hostelería, un sector con un enorme potencial
Estos desperdicios, que suponen más de 7 toneladas de comida al año, se reducen con iniciativas como Hostelería #PorElClima, una propuesta desarrollada por ECODES, con la colaboración estratégica y el impulso de Coca-Cola y el apoyo de Hostelería de España. Su objetivo es fomentar la acción contra el cambio climático en este sector a través de la reducción de sus emisiones de dióxido de carbono (CO2). En ella participan restaurantes como La Barraca, en L’Ampolla, (Tarragona), donde la economía circular se aplica con la conversión de los desechos que se generan en el local en compost para cultivar sus propios productos.
En Girona, Roca Recicla es otra iniciativa integrada en El Celler de Can Roca, premiado dos veces como mejor restaurante del mundo. Aquí la vajilla que utilizan los clientes son las botellas o los botes que consumieron poco antes otras personas y la ropa de los trabajadores está hecha de plástico reciclado.
La reutilización creativa y el upcycling es su forma de darle valor a los residuos, y constituyen la base para que los desechos disminuyan con los principios que han titulado “Rechazar, Reducir, Reutilizar, Reconvertir y Reciclar”.
Es la aplicación del ‘Cradle to Cradle', un concepto acuñado en los años 70 por el arquitecto suizo Walter R. Stahel para referirse a la construcción sostenible a partir de la reutilización de los materiales. El sistema, traducido como “de la cuna a la cuna”, divide los materiales usados en: nutrientes técnicos, que son los no tóxicos, y biológicos, los orgánicos. En este proceso, los desechos se convierten en nutrientes, una de los principales puntos de la economía circular, término que apareció en el libro de Pearce y Turner sobre “Economía de los Recursos Naturales y del Medio Ambiente” escrito en 1989. No obstante, ya después de la Segunda Guerra Mundial había estudios de sistemas no lineales, como indica la Fundación Ellen MacArthur, referente en esta materia que busca acelerar la transición a la economía circular. Aquí señalan que esta modalidad económica contribuye a la salud del sistema. ¿El objetivo? Rediseñar la economía con creatividad e innovación hacia el aprovechamiento de los recursos y la sostenibilidad. Se trata por tanto de una oportunidad para construir proyectos y negocios a largo plazo que beneficia tanto a grandes y pequeñas empresas, como a organizaciones e individuos a nivel global y local.
Otras escuelas de pensamiento circular
La Fundación Ellen MacArthur indica que el origen, la evolución y aplicación del concepto de economía circular tiene referencias de diferentes escuelas de pensamiento que desarrollaron ideas como la de diseño regenerativo, en la que en los procesos se renuevan las fuentes de energía y materiales que se consumen; la economía del rendimiento, antecedente directo del ‘Cradle to Cradle’ con el “bucle cerrado” para denominar los procesos de producción; la ecología industrial, que nace con el objetivo de crear circuitos cerrados donde los residuos son la entrada de otro proceso; la economía azul, donde los residuos de un producto “se convierten en la entrada para originar un nuevo flujo de caja”, o la idea de biomimética presentada por Janine Benyus.
Víctor Viñuales, director ejecutivo de ECODES, habla de la biomímesis como concepto clave de la economía circular: “significa que debemos imitar a la naturaleza, que por muy vieja es más sabia que nosotros, porque a lo largo de millones de años de experimentación y errores continuos, ha aprendido mucho”.
En este sentido, destaca que las comunidades indígenas son las que han prestado más atención a la naturaleza.
El valor de los residuos orgánicos
Generamos cientos de millones de materia orgánica al año. Parte de esta materia acaba como basura. Mucha de ella en incineradoras generando contaminación e incluso problemas de salud, por lo que este sistema apoya que los desechos orgánicos de nuestras ciudades proporcionen materias primas para crear otros productos y así contribuir a la bioeconomía circular. El primer paso es que la recolección sea efectiva. De aquí se genera el biogás o compostaje. Este interés por la “bio-valorización” está creciendo cada vez más con actividades que sustituyen los recursos finitos por desechos orgánicos que se convierten en diferentes productos. En este proceso de metamorfosis avanzaríamos un paso más. Lo vamos a mostrar con distintos ejemplos de negocios circulares
Fibra textil de frutas y verduras
La biomímesis que proporciona la naturaleza combinada con la tecnología es clave en el proceso de transformación hacia la economía circular. La empresa del Reino Unido Circular Systems ha conseguido convertir desechos de fruta en fibras textiles. Piñas, lino y cáscaras de plátanos son algunos de los alimentos con los que se fabrica la ropa del futuro. Además, con una tecnología llamada Texloop, convierten los restos de textiles y ropa usada en nuevas fibras.
Los materiales fibrosos que se extraen en el proceso del vino han servido en Italia para crear “cuero de uvas”. Compañías como Volkswagen, Honda o Chevrolet los han incorporado a los interiores de los vehículos. Además, en este país, la marca de pasta Barilla se alió con productores de papel para sacar una línea que contienen residuos de salvado. Junto a la uva, la naranja se ha convertido en Sicilia en una fuente de hilo textil que ha conquistado a marcas como H&M. Orange Fiber es una de las marcas de moda sostenible que se suma a la reducción del impacto medioambiental y social que produce esta industria.
En Latinoamérica cada vez se produce más ropa sostenible. La coalición de Economía Circular lanzada por los ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe como parte de la estrategia de recuperación poscoronavirus ha posibilitado avanzar hacia la regeneración de los sistemas naturales. Marcas como Luma Baez, en Argentina, ofrecen prendas elaboradas mediante upcycling. Aprovechan retales de otras prendas para generar nuevos tejidos y utilizan, para algunas piezas, fibras naturales.
Este mismo modelo lo aplica en Chile Docena, con la reutilización de diferentes residuos. La marca da un segundo uso a los residuos textiles y en el proceso ahorran agua y energía combatiendo el fast fashion. Se pretende así paliar los vicios de un modelo lineal provoca que la industria de la moda sea la segunda más contaminante del planeta, según la ONU. Solo unos pantalones vaqueros pueden llegar a consumir y contaminar 7.500 litros de agua. Por lo que las elecciones a la hora de consumir condicionan y pueden alterar el modo de producción y consumo de este sector.
La vergüenza por comprar
Un informe de la ONU alerta de estos hábitos y afirma que de media se compra un 60% más de ropa que hace 10 años y que las piezas solo se usan unas 10 veces antes de tirarse.
Esta situación ha provocado que, en países como Suecia, haya surgido el fenómeno de 'köpskam': la vergüenza por comprar, un modo de presión medioambiental y social que conciencia sobre los hábitos de consumo y denuncia a multitud de influencers por sus prácticas de promoción de productos. Junto con este movimiento, el ‘no buy year’, que anima a la gente a no adquirir ropa durante un año. La educación medioambiental, en las escuelas y colegios, y la divulgación de las alternativas son fundamentales para actuar con responsabilidad y lograr un mundo más sostenible a nivel social, medioambiental y económico.