Especies que solo sobreviven en cautividad
Aunque el ritmo de desaparición de la biodiversidad es cada vez más alto, al mismo tiempo nunca han existido tantos esfuerzos para salvar especies de la extinción. Existen algunas especies que ya solo pueden vivir bajo el cuidado humano en cautividad. El objetivo: trabajar para que puedan ser introducidas en la naturaleza.
La Tierra ha sufrido cinco extinciones masivas de especies por causas naturales, que no en todas ellas se conocen con precisión. Hoy se habla de la sexta gran extinción, pero en este caso provocada solo por una de las especies del planeta, nosotros. Y aunque algunos científicos debaten si es correcto comparar la crisis actual a las prehistóricas, esta es una cuestión puramente técnica: ninguno de ellos duda de que el ritmo actual de pérdida de biodiversidad es acelerado y alarmante.
Y pese a ello, al mismo tiempo nunca han existido tantos esfuerzos para salvar a las especies de la extinción. Pero no bastan: es como tratar de llenar una bañera sin poner el tapón. Algunas especies han desaparecido ante nuestros propios ojos, cuando sus últimos ejemplares o endlings han muerto en cautividad. Repasamos aquí otras que, según recoge un estudio en Science, ya solo sobreviven bajo cuidado humano y que podrían seguir el mismo camino si no logramos reintroducirlas en la naturaleza.
Tórtola de socorro
Como haciendo honor a su nombre, la tórtola de Socorro es una de las especies que necesitan nuestra ayuda para sobrevivir. Originaria de la isla mexicana homónima, en el Pacífico, su población quedó condenada con la introducción de gatos, sobre todo desde la construcción de una base militar en 1957. Fue vista en la naturaleza por última vez en 1972. Afortunadamente, en 1925 se habían recogido 17 ejemplares y entregado a un criador de California. Hoy sobreviven entre 100 y 200 ejemplares en varios criaderos y zoológicos de Europa, EEUU y México, y los programas de reintroducción están en marcha.
Salmón blanco
Algunas especies se encuentran entre la espada y la pared, por su distribución restringida a una región pequeña explotada por el ser humano. Es el caso del salmón blanco o inconnu, llamado en su antiguo hogar “beloribitsa”, “el pez que es blanco” en ruso. Habitaba en el mar Caspio, desde el cual remontaba el Volga y otros ríos para desovar. Pero la construcción de presas lo condenó. En 2008 se declaró extinto en la naturaleza. Sobrevive en criaderos, pero su vuelta a la naturaleza es complicada, ya que en el Volga se introdujo una especie emparentada (Stenodus nelma), originaria de Siberia y Norteamérica, con la que podría hibridar.
Esturión del Yangtsé
En 2022 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), que mantiene la famosa lista roja de especies amenazadas, declaró extinto en la naturaleza el esturión del Yangtsé, uno de los mayores peces de agua dulce que habitaba en la cuenca de este río chino. Hasta el año 2000 se pescaba en abundancia para el consumo, pero la sobrepesca, la construcción de presas y la contaminación lo mermaron hasta desaparecer. La especie no está realmente en serio peligro de extinción, ya que se cría en grandes cantidades. Pero a pesar de que se han liberado miles de ejemplares a lo largo de los años, no se ha conseguido que vuelva a criar en libertad. En abril de 2023 los medios chinos informaban de la primera posible reproducción experimental en semilibertad.
Pavón Pico de hacha
El pavón pico de hacha o paují de Alagoas es un ave galliforme de casi 90 centímetros que solía vivir en un pequeño reducto del bosque atlántico brasileño. Desde su descripción en 1648 su clasificación fue controvertida, ya que debido a su escasez se pensó que se había confundido con otra especie más extendida, Mitu tuberosa. En 1951 se capturó una hembra, confirmando que se trataba de una especie distinta. Pero por entonces apenas quedaban unas pocas decenas. En 1977 se capturaron cinco ejemplares para su cría en cautividad en dos aviarios de Río de Janeiro. Hoy su población suma algo más de un centenar y se planea su reintroducción en otras zonas, ya que su hábitat original fue destruido por la expansión humana.
Guacamayo de Spix
También originario de Brasil es el guacamayo de Spix, un hermoso loro de color azul que sufrió una muerte lenta, desde su descripción original en 1638 hasta que en 2019 fue declarado extinto en la naturaleza. La deforestación y el comercio ilegal acabaron con una especie que nunca fue abundante. En 1987, ante el serio riesgo de extinción, se localizaron 17 ejemplares en cautividad y comenzaron los esfuerzos para recuperar la especie. Actualmente varios centros de cría suman algo menos de 200 ejemplares confirmados, y recientemente se ha empezado a abordar la reintroducción en la naturaleza.
Perrito de potosí
En el estado mexicano de Nuevo León se sitúa el manantial de El Potosí, que antiguamente albergaba tres especies únicas no existentes en ningún otro lugar: dos peces, el perrito o cachorrito y el cachorrito enano (Megupsilon aporus), y el langostino de río Cambarellus alvarezi. Pero en los años 80 y 90 la extracción de agua subterránea comenzó a secar la laguna, a lo que se añadió el impacto de especies invasoras. Las dos últimas especies desaparecieron para siempre, pero el perrito pudo salvarse gracias a su cría en acuarios públicos y privados en Europa y Norteamérica.
Cuervo hawaiano
Aunque Hawái no es quizá el lugar donde se esperaría encontrar un cuervo, un ave asociada a climas más templados y fríos, existe un cuervo hawaiano —llamado ʻalalā en la lengua local—, el córvido más amenazado del mundo. Los dos últimos ejemplares silvestres conocidos desaparecieron en 2002, y en 2016 se declaró extinto en la naturaleza. Por suerte, la cría en cautividad había comenzado en la década de los 70. En los 90 comenzaron a liberarse ejemplares criados en cautividad, pero caían bajo las garras de una rapaz local, el busardo hawaiano (Buteo solitarius), lo que obligó a recapturar especímenes liberados. Hasta ahora no se ha conseguido reintroducir con éxito, aunque los programas continúan.
Palmera tali
Son también numerosas las plantas que ya solo se conservan en jardines, pero el caso de la palmera Tali es de los más llamativos. Fue descrita en 1919 como una especie endémica de Bengala (India y Bangladés). En los años 50 se descubrió un ejemplar solitario de unos tres metros creciendo en el recinto de la Universidad de Dhaka, aunque no fue hasta 2001 cuando se asignó a esta especie, declarada extinta en la naturaleza en 1998. Aquel árbol murió en 2012, pero de sus semillas pudieron plantarse unos 300 ejemplares hoy distribuidos en varias instituciones. El otro único caso que se conoce de aparición espontánea de un ejemplar se registró en 1979 en una aldea de Bengala Occidental, pero los vecinos lo talaron por considerarlo una “palmera fantasma” debido a sus flores con aspecto de cuernos.
Lirio de agua enano de Ruanda
El nenúfar más pequeño del mundo, el lirio de agua enano de Ruanda, se descubrió en 1987 y tuvo una corta vida para la ciencia en la naturaleza. Vivía en una ciénaga ruandesa formada por una fuente de aguas termales. Cuando se cortó el flujo del manantial para dedicar el agua a la agricultura, se temió por su supervivencia. Su descubridor, el botánico alemán Eberhard Fischer, envió algunos ejemplares al jardín Botánico de Bonn. Allí no lograron propagar las plantas, pero sí se consiguió después en los jardines botánicos reales de Kew, en Reino Unido, cuando una rata se había comido una de las dos únicas plantas que sobrevivían en Bonn. En Kew viven hoy unas 50 plantas. Un grupo de investigadores locales de Ruanda están trabajando para restaurar la planta en el país.