En toda ficción no hay héroe sin villano, ni viceversa. En cambio, la vida real es menos nítida y suele estar teñida de claroscuros. Pero en el terreno de la ciencia, donde hablan los datos, a veces encontramos casos que se ajustan bastante fielmente al arquetipo del bueno y el malo. Si Thomas Midgley, fue el dañino inventor de dos lacras para la humanidad como han sido la gasolina con plomo y los clorofluorocarbonos (CFC), su némesis, Clair Patterson, libró al mundo de la primera. Y aunque en la ciencia a menudo los archienemigos no pelean frente a frente, y no llegan siquiera a conocerse, no por ello sus luchas son menos épicas.