Electrificación y movilidad compartida: La industria automotriz se hace más circular
Reutilización y reciclaje de componentes, vehículos con cero emisiones, el automóvil como servicio, no como propiedad… La industria automotriz afronta un futuro más circular y se enriquece con compañías del sector eléctrico y de telecomunicaciones.
“El futuro será eléctrico de baterías”, coinciden Jaime Baquedano, director comercial de Camiones y Furgonetas del fabricante MAN, y Manuel Fraile, su director comercial de Buses, en una conversación telefónica a tres bandas. “El ecosistema del sector automovilístico se enriquecerá con nuevos actores como el energético o el de telecomunicaciones, ya que vamos hacia un vehículo eléctrico, conectado y autónomo”, suma Juan Luís Fernández, director de Asuntos Públicos de Faconauto, la patronal de las asociaciones de concesionarios españolas.
Todas estas pistas apuntan a una cadena de valor de la industria automotriz mucho más circular y sostenible. Desde la capacidad de reciclaje de sus componentes al producto cero emisiones –ya sea eléctrico o con otros motores alternativos– que pondrán en el mercado los fabricantes pasando por un cambio social entre los usuarios que empuja otra gran tendencia, apuntada por Fernández: el coche como servicio, no como propiedad. “Los concesionarios, como distribuidores, podemos aportar valor convirtiéndonos en agentes de movilidad verde y digital, sobre todo en las áreas rurales y más despobladas, donde haya un menor acceso a las infraestructuras de recarga”, ha defendido.
De ahí que Faconauto haya puesto en marcha Niw.es, que se presenta como “la primera plataforma digital de movilidad en manos de los concesionarios”, y eConcesionario, una iniciativa para convertir al eslabón de la distribución en una miríada de centros de movilidad, con instalaciones neutras en huella de carbono que incluyan un ‘showroom’ de movilidad eléctrica y puntos de recarga y venta de energía, y se ocupen de gestionar las baterías en su segunda vida.
El fin de la vida útil de la batería de un vehículo eléctrico es una un reto para la sostenibilidad de la cadena de valor de la industria automotriz. Desde MAN apuestan por dotarlas de una segunda vida, cuando ya no sirvan para tracción, como almacenes de energía para el hogar, o para cargar el coche. “Se abre un modelo de negocio diferente que alargará su vida útil”, subraya Baquedano. “No asegura la circularidad total, puesto que no soluciona el tema del reciclaje, pero sí la reutilización”, apostilla Fernández. Baquedano recuerda que, en paralelo, los departamentos de I+D+i están trabajando en dispositivos cada vez más reciclables. “Las baterías van a cambiar mucho en los próximos cinco o diez años”, avanza.
Treinta países y seis grandes fabricantes se han comprometido en la Cumbre del Clima de Glasgow (COP26) a acabar con las ventas de coches de combustión a partir del año 2035. “El gran reto de nuestra cadena de valor ante la transición ecológica es lograr la sostenibilidad ambiental y seguir siendo sostenibles económicamente”, señala Fernández refiriéndose no solo a mantener la cuota de mercado con el vehículo eléctrico sino a garantizar la producción de baterías y microchips, que es donde puede estar el cuello de botella, según ha advertido.
Como fabricante, MAN cree que puede trasladar su apuesta por la sostenibilidad a toda su cadena de valor, como si de una onda expansiva se tratara. Por el flanco del transporte de mercancías, está acompañando a sus clientes (flotas de camiones y de furgonetas) “en el salto a la electromovilidad, que no es intuitivo”, según acota Baquedano. Para ello, ha creado una consultoría interna que hace un diagnóstico del negocio y le corta “un traje a medida para saltar a la movilidad eléctrica”, describe. Por lo que respecta a los autobuses, “ayudamos a nuestros clientes a implementar soluciones intermodales, abandonando el vehículo privado y favoreciendo la interconectividad del transporte público, mediante la digitalización”, explica Fraile. Sin olvidar, según apostilla, la “accesibilidad total de los vehículos”, que en su opinión es un aspecto clave de sostenibilidad social.
¿Son sostenibles las cadenas de valor largas?, ¿habría que acortarlas? “Han demostrado su fragilidad durante la COVID-19”, responde Fernández. La consultora McKinsey reflexiona sobre las presiones a las que se están viendo sometidas las cadenas de valor globales, ya sea por la crisis sanitaria o por el reciente bloqueo del Canal de Suez. “Algunas líneas de vehículos que habían estado operando con un suministro de 50 a 60 días se han reducido a un suministro de solo 10 a 15 días. Esas presiones de oferta no se manifiestan –todavía– en precios notablemente más altos para el consumidor; más bien, la presión se está sintiendo en toda la cadena de suministro, ya que los clientes obtienen más automóviles por menos dinero que hace diez o incluso cinco años”, cuenta en un artículo titulado 'Cómo la industria automotriz está acelerando para salir del bache'.
“Al igual que ha ocurrido con otras industrias, la pandemia ha traído una gran aceleración de las tendencias en la cadena de valor de la movilidad que se estaban construyendo antes de que estallara la crisis sanitaria”, aporta McKinsey, que ahonda en los mismos conceptos –conectividad, electrificación, autonomía y movilidad inteligente compartida– y recuerda, como apunte significativo, que las ventas globales de vehículos eléctricos aumentaron un 43 % en 2020.