El reto de la sostenibilidad para los países emergentes
Los expertos calculan que hacia el año 2050 seis de las siete mayores economías del mundo serán países emergentes. Su rápido crecimiento implica un desafío: la sostenibilidad. Gobiernos sólidos, inversión de multinacionales que ayuden a expandir los criterios sostenibles y ciudadanos concienciados son la hoja de ruta.
El Banco Mundial no tiene dudas. En 2050, el 85 % de la población mundial vivirá en países emergentes. Y el Pacto Mundial, iniciativa de Naciones Unidas para promover los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el sector empresarial, admite que la mitad de las oportunidades para un crecimiento sostenible de la economía se encuentran en esas áreas en desarrollo. “Atender estos mercados hoy –aseguran sus responsables– permite posicionarse en los mercados del mañana al tiempo que permite a las empresas contribuir a dar respuesta a los retos en materia de desarrollo sostenible”.
El análisis de la viabilidad de una economía emergente debe incluir la sostenibilidad del país en términos de transparencia y valores democráticos, así como de economía, medioambiente y demografía, la atención de la salud, la distribución de la riqueza y la educación. Los criterios ESG (basados en factores ambientales, sociales y de gobernanza) forman parte de la hoja de ruta de los inversores en las regiones en desarrollo.
El proceso de un país para convertirse en una potencia emergente, en pleno siglo XXI, debe estar basado en una economía con criterios sostenibles. No siempre es un proceso fácil, pero los ODS deben ser para todos y es un objetivo global al que todos los países deben dirigirse.
Impacto ambiental
Un ejemplo, hace cincuenta años, los países desarrollados fueron responsables de las dos terceras partes de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y los mercados emergentes lo fueron del tercio restante. Hoy, las emisiones totales de dióxido de carbono se han triplicado pero la responsabilidad se ha invertido: los mercados en desarrollo emiten casi el 70%.
El desarrollo económico de las denominadas potencias emergentes ha incrementado significativamente su impacto medioambiental. Por ello, la economía verde es fundamental para erradicar la pobreza y alcanzar un desarrollo sostenible ya que se crea empleo estable y de mejor cualificación a la vez que se hace un mejor uso de los recursos naturales y se contamina menos. La solución pasa por una transformación a nivel general de la economía verde empezando por los países más avanzados y ayudando a los emergentes, a través de transferencia y financiación, a incrementar sus capacidades para que puedan acometer procesos de desarrollo sostenible.
Sin embargo, cuando no se cuenta con infraestructuras vitales como agua corriente todos los días o suministro de energía eléctrica, pedirles a muchos países que se desarrollen siguiendo criterios de sostenibilidad es complicado.
Para comprender mejor todos estos conceptos y teorías es imprescindible saber qué es exactamente un país emergente. Recurriendo a una explicación sencilla, es aquel que se encuentra en vías de desarrollo, tiene una fuerte actividad industrial y un rápido desarrollo de su actividad económica, lo que se traduce en un rápido crecimiento económico. Por este motivo son deseo de muchos inversores.
Son uno de los mercados con mayor potencial de consumo debido a que concentran una gran parte de la población mundial. A su vez, su economía se encuentra internacionalizada, reciben a empresas del exterior y exportan gran cantidad de productos y servicios.
Los considerados países emergentes en 2021, según el Fondo Monetario Internacional, son:
- Arabia Saudí
- Brasil
- China
- India
- Indonesia
- Malasia
- México
- Nigeria
- Rusia
- Singapur
- Sudáfrica
- Tailandia
Es más importante aplicar los criterios de sostenibilidad a las empresas de los mercados emergentes que a las de los mercados desarrollados, dada la mayor ineficiencia de estos y la necesidad de un mayor progreso. Sin embargo, son las grandes multinacionales extranjeras las que pueden tener un papel crucial en que la economía de estos países tenga criterios más sostenibles.
Reforzar sus instituciones
Elisa Aracil es profesora en la Facultad de Económicas de la Universidad Pontificia Comillas-ICADE e investigadora en el Instituto de Investigación Tecnológica-ICAI, es experta en banca, economía aplicada, finanzas sostenibles, desarrollo sostenible y transformación digital: “El marco regulador en estos países debe ser el de los ODS. El principal problema de las economías emergentes es que las instituciones son en estos lugares mucho más débiles que en países desarrollados. Una de las primeras cosas que los países emergentes tienen que hacer es reforzar sus instituciones y revisar el poder que tienen los gobiernos desde el punto de vista de la regulación legal. De hecho, los objetivos 16 y 17 están relacionados con eso. Por otro lado, es muy importante facilitar la entrada de multinacionales extranjeras que proceden de países desarrollados porque estas actúan como difusores de prácticas sostenibles sobre las cuales no hay regulación en los países en desarrollo”, explica.
Aracil insiste también en que hay que hacer mucha concienciación individual a los ciudadanos sobre la importancia de la sostenibilidad. Son las propias empresas las que pueden llevar a cabo una labor de ‘evangelización’ en este sentido, además de los grupos de interés secundarios, como son ONG, movimientos sociales o ‘influencers’ locales.
Con estos tres aspectos funcionando de manera simultánea es muy posible, según la experta, alcanzar una economía basada en criterios sostenibles.
En términos de crecimiento, Vietnam, India y Bangladesh podrían ser las economías que crezcan a mayor velocidad hasta 2050, con un crecimiento promedio del 5 % anual. Hay otros países que no terminan de cumplir los requisitos mínimos en términos de democracia y libertad de inversión. Existe un vínculo claro entre el nivel democrático de un país y su sostenibilidad, así que no es de extrañar que Emiratos Árabes, Bielorrusia, Omán o Kazajistán estén en los niveles inferiores de un ranking de sostenibilidad.
Para el 2050, según este informe, seis de las siete mayores economías del mundo podrían ser países emergentes. Es hora de pensar en que esa economía debe estar basada en criterios sostenibles o no se habrán cumplido los ODS.