El Niño empieza a debilitarse: ¿habrá récord de altas temperaturas en 2024?
El Niño, la fase cálida de un patrón climático que se produce en la zona tropical del océano Pacífico, cambia el clima y dispara los termómetros. En los últimos meses, se ha materializado en forma de sequías, temperaturas extremas y fuertes lluvias e inundaciones en casi todos los países de América Latina y el Caribe.
La isla de Marajó (Brasil) está bañada por el océano Atlántico, pero el agua de sus playas no es salada. Incluso hay quien dice que se puede beber directamente. En realidad, no es el océano el protagonista de este curioso efecto, sino el mayor río del planeta. El Amazonas, con más de 1.000 afluentes, extiende su cuenca a lo largo de más de siete millones de kilómetros cuadrados (14 veces la superficie de España). Tiene tanta agua que la sal del Atlántico no se nota hasta varias decenas de kilómetros mar adentro. Atraviesa nueve países (Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guayana, Guayana Francesa y Surinam) y es hogar de 30 millones de personas y de una de cada diez especies conocidas en la Tierra.
Pero este paraíso de la biodiversidad y el agua no atraviesa su mejor momento. En el último año, la sequía ha exprimido hasta la última gota del mayor bosque lluvioso del planeta. El nivel de los afluentes del Amazonas y del gran río nunca había estado tan bajo (los primeros registros fiables se remontan 120 años atrás). La sequía ha llevado a la selva a un punto crítico y ha amenazado la seguridad energética y alimentaria de los países de la región. Y todo ello se debe a la combinación de dos factores que se influyen mutuamente: El Niño y el cambio climático (aunque con mayor peso de este último, según los últimos estudios).
El Niño en 2024
El Niño, que recibe el nombre de ENSO (por las siglas en inglés de El Niño-Oscilación del Sur) y, además de una fase cálida, tiene otra fría –llamada La Niña– y una intermedia con condiciones neutras. La última fase de La Niña, que se alargó durante tres años, terminó a principios de 2023 y, alrededor del mes de julio, El Niño se hizo fuerte sobre el Pacífico central. Tras casi siete años de ausencia, la fase cálida de ENSO regresó para poner patas arriba el clima global y disparar los termómetros.
Los efectos de El Niño y La Niña se dejan notar en todo el planeta, aunque son más extremos y evidentes en las costas del Pacífico. En los últimos meses, de acuerdo con Relief Web, la fase cálida de ENSO se ha materializado en forma de sequías, temperaturas extremas, fuertes lluvias e inundaciones en casi todos los países de América Latina y el Caribe. Además, las conexiones de El Niño con el cambio climático han provocado que se hayan batido todos los récords de temperatura global, tanto en la superficie terrestre como en la marina.
“El Niño, normalmente, añade alrededor de 0,2 grados Celsius a la temperatura global, más o menos. Pero en 2023 estuvimos 1,45 grados por encima de las temperaturas medias preindustriales”, explica Álvaro Silva, climatólogo de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). “El cambio climático afecta la intensidad de los eventos extremos relacionados con El Niño y La Niña, sigue una tendencia de calentamiento ascendente que se deja a notar tanto en la fase cálida como en la fría de ENSO”.
¿Y qué pasará en 2024? El Niño no suele extenderse durante más de un año, aunque sus efectos suelen ser más intensos en el tramo final de la fase cálida. Tanto la OMM como la NOAA de EE. UU. acaban de pronosticar un debilitamiento de las condiciones de El Niño a partir del mes de mayo, pero sus análisis no se ponen de acuerdo sobre la probabilidad de que se desarrolle La Niña en la segunda mitad de 2024. Aun así, Álvaro Silva recuerda que, en los primeros meses de primavera en el hemisferio norte, es más difícil predecir la evolución de ENSO y que los pronósticos serán más precisos en mayo y junio.
Las temperaturas han superado todos los registros
Enero y febrero han batido todos los récords de temperatura, al igual que hicieron antes mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre y diciembre de 2023. Las temperaturas medias globales han superado todos los registros históricos durante 10 meses consecutivos y todo apunta a que la tendencia se mantendrá durante, al menos, los próximos meses. Habrá que esperar a alcanzar las condiciones neutras de ENSO (probablemente, en el mes de mayo), para empezar a notar ligeramente los efectos en los termómetros globales.
“El Niño no se apaga con un interruptor. Puede estar debilitándose, pero seguiremos experimentando sus efectos en muchas regiones”, añade el climatólogo portugués. “Así que todavía podemos esperar temperaturas muy por encima del promedio en casi todo el planeta durante los próximos tres meses. Algunos de estos efectos se mantendrán incluso aunque se impongan unas condiciones neutrales a finales de la primavera”.
Países más afectados por El Niño
El Niño y La Niña influyen en los patrones climáticos de todo el planeta y en la temperatura global. Pero sus efectos son más evidentes en algunas regiones. Estos son los países que más han sufrido los impactos de El Niño durante los últimos meses:
- México y Centroamérica. Han experimentado temperaturas más altas y condiciones más secas de lo habitual, aunque también han sufrido un aumento de la actividad ciclónica en el Pacífico. Por el contrario, la costa caribeña no ha sufrido una temporada de huracanes especialmente intensa.
- Norte de Sudamérica. La sequía y las altas temperaturas han sido la norma en países como Colombia, Venezuela, Brasil y algunas zonas de Perú y Chile.
- Sur de Sudamérica. En líneas generales, las precipitaciones han sido más abundantes de lo normal en el sur de la región, en países como Argentina que acumulaban ya varios años de sequía.
- Oceanía y el Sudeste Asiático. El Niño conlleva también menos precipitaciones durante la estación del monzón en la India y el Sudeste Asiático, así como menos lluvias en el invierno de Australia y Nueva Zelanda.
- El cuerno de África. Los países del este de África sufren especialmente las condiciones de La Niña, que se traducen en sequías intensas y persistentes. El Niño, sin embargo, ha dejado lluvias torrenciales (y daños importantes) en Kenia, Tanzania y Somalia.
“Todavía hay mucha incertidumbre, pero, si finalmente entramos en una fase de La Niña en la segunda mitad del año, podemos esperar condiciones meteorológicas opuestas a las de los últimos meses. Por ejemplo, tras las graves inundaciones del este de África, la región podría volver a sufrir los efectos de la sequía”, concluye Álvaro Silva. “Saltamos de un extremo a otro. Y esto es algo muy difícil de gestionar para muchas comunidades y países, que no tienen tiempo de recuperarse de un evento extremo y ya están enfrentándose al siguiente”.