El mapa del hambre en el mundo: 258 millones de personas sufren inseguridad alimentaria
El número de personas que pasan hambre en el mundo no para de aumentar. Conflictos, crisis sanitarias y cambio climático son los principales responsables. Los expertos coinciden: prevención, cadenas de suministros resilientes y que cada país tenga su propio sistema alimentario son la solución.
En 2023, la inseguridad alimentaria aguda alcanzó los 258 millones de personas en todo el mundo. Esto quiere decir que todas ellas tenían problemas para satisfacer sus necesidades diarias más básicas y dependían de la asistencia humanitaria para salir de esta situación.
Se trata de una cifra que no para de crecer. El número de personas que pasan hambre asciende ya a más del 9,2% de la población mundial y se estima que puede seguir aumentando. De acuerdo con la FAO, la situación empeora a un ritmo alarmante.
Entre las causas destacan factores como los conflictos, la pasada crisis sanitaria y el cambio climático. Detrás de ellos, subyacen siempre dos problemas estructurales: la pobreza y la desigualdad. Esta es una de las principales conclusiones del informe Global Report on Food Crises 2023, del Global Network Against Food Crisis, una alianza internacional que trabaja para hacer frente a las crisis humanitarias.
Hambre: ganas y necesidad de comer. Escasez de alimentos básicos. Sensación incómoda o dolorosa, causada por un consumo insuficiente de energía alimentaria. Existen multitud de acepciones de la palabra hambre, así como diferentes formas de medirla.
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¿Cómo se clasifica el hambre en el mundo?
Una de ellas es la que propone la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF). Esta establece cinco grandes categorías, que van desde la general, con riesgo mínimo, hasta la quinta, la de catástrofe humanitaria:
- Fase 1 o de riesgo mínimo: se trata de aquella en la que los hogares tienen acceso adecuado y estable a los alimentos.
- Fase 2 o de riesgo acentuado: los hogares acceden a un consumo mínimo adecuado, pero para conseguirlo deben recurrir a estrategias no convencionales o no sostenibles en el tiempo.
- Fase 3 o de crisis: los hogares consiguen alimentos de forma irregular, por lo que sufren malnutrición. Cuando los consiguen de forma habitual, lo hacen con métodos que agotan sus medios de subsistencia.
- Fase 4 o de emergencia: la irregularidad en el acceso a alimentos provoca niveles muy elevados de malnutrición y mortalidad. La única solución es recurrir a estrategias de emergencia.
- Fase 5 o de hambruna: los niveles de inanición, desnutrición y muerte son críticos.
De acuerdo con el 'Global Report on Food Crises 2023', al menos 258 millones de personas se encontraban en la fase tres o superior en 2022. De ellas, 35 millones se situaban en fase cuatro y 376.400 en fase cinco.
El mapa del hambre nos lleva a África. De los diez países más afectados, casi la mitad son africanos: República Democrática del Congo, Etiopía, Nigeria y Sudán del Sur. La lista la completan Afganistán, Yemen, Siria, Pakistán, Birmania y Ucrania.
El informe pone también la lupa sobre América Latina. Sobre esta región dice que se prevé que el número de personas en fase 3 o superior disminuya. Los motivos, en gran parte, se deben a una mayor disponibilidad de alimentos gracias a las buenas cosechas de 2022. Sin embargo, esta situación se podría ver afectada por el alto precio de los alimentos y el bajo poder adquisitivo de los hogares latinoamericanos.
Causas del hambre en el mundo
Los conflictos y las perturbaciones económicas fueron la principal causa de las crisis alimentarias en 2022. Las guerras dejaron en situación de riesgo a 117,1 millones de personas de 19 países. Entre ellos, Afganistán, Sudán del Sur, República Árabe Siria y Ucrania.
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El cambio climático también afecta a la pobreza. Fenómenos extremos como las sequías del Cuerno de África, las inundaciones de Pakistán o las tormentas tropicales y ciclones del sur de África han causado inseguridad alimentaria aguda en 12 países.
Las consecuencias de la pandemia, aún vigentes, y las crisis económicas son otros de los factores que se retroalimentan y empeoran una situación determinada por la pobreza y la desigualdad. Se suma, además, la crisis generada por la guerra de Ucrania.
Entre las soluciones, los autores del informe destacan mejorar la prevención. Ayudar a los países a contar con sus propios sistemas alimentarios sostenibles, menos dependientes del exterior y con cadenas de suministro resilientes, para evitar que los alimentos vuelvan a faltar.