El cambio climático, la nueva amenaza para la inclusión de las mujeres en Latinoamérica
Las estrategias de mitigación y adaptación al clima, tal y como están diseñadas hoy, podrían retrasar la consecución de la igualdad de género entre 15 y 20 años, según un análisis del Boston Consulting Group (BCG). Esto se debe, en gran medida, a que las mujeres están infrarrepresentadas en la creciente economía verde y, por tanto, están en desventaja a la hora de conseguir nuevos puestos de trabajo, participar en adquirir nuevas competencias, el conocido reskilling, y acceder a financiación de las empresas que aplicarán este tipo de tecnología verde.
A estos 15 ó 20 años habría que añadir los aproximadamente 135 que el Foro Económico Mundial estima que se necesitan para cerrar la brecha de género a nivel mundial, que ya de por sí aumentó 36 años por la pandemia. Es decir, si no se aborda el impacto del cambio climático en las mujeres, la equidad de género en 2030 retrocederá al nivel de 2010.
Por eso este año se celebra el Día Internacional de la Mujer bajo el lema “igualdad de género hoy para un mañana sostenible”, que reconoce a las mujeres y las niñas que están liderando los esfuerzos de respuesta, mitigación y adaptación al cambio climático para construir un futuro más sostenible para todas las personas.
En concreto, en América Latina, según los datos del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), casi 60 millones de mujeres viven en el campo pero solamente el 30% de ellas posee tierras agrícolas, con apenas el 10% con acceso a crédito y 5% a programas de asistencia técnica.
Tal y como está estructurada actualmente, la acción climática supone un importante reto para las mujeres. Pero también representa una oportunidad. El auge de la economía verde cambiará el mercado laboral y hará más importantes las nuevas habilidades profesionales.
Por un lado, será responsable de 67 millones de nuevos puestos de trabajo para 2030, según el análisis de BCG. Pero la actual distribución por sexos en los sectores en los que se añadirán más oportunidades laborales (actualmente 29% mujeres) sugiere que las mujeres solo ocuparán el 25% de esos nuevos empleos.
Por otra parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que 20 millones de personas van a necesitar reskilling. Sin embargo, se estima que la mayoría de mujeres serán excluidas precisamente porque están infrarrepresentadas en los sectores protagonistas de este cambio (energético, agrícola, tecnologías limpias, agua y saneamiento, etc).
Además, dado que las mujeres asumen una gran parte de las responsabilidades del cuidado de los hijos en todo el mundo, les resultará difícil participar en el sistema de formación profesional en la misma medida que los hombres. Como resultado, el informe de BCG proyecta un descenso del 1% en el nivel educativo de las mujeres para 2030.
Las trabajadoras agrícolas, clave en la lucha contra el cambio climático
A pesar de las dificultades expuestas más arriba, las mujeres pueden jugar un papel fundamental en la reducción de los efectos del cambio climático. Según Climate Watch, el sector agropecuario fue responsable del 12% del total de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en 2018. Dado que las mujeres representan el 43% de los trabajadores agrícolas en el mundo, sus acciones pueden tener un impacto significativo en las emisiones de ese sector.
Cada vez hay más pruebas que indican que las mujeres son más proclives a adoptar prácticas agrícolas sostenibles que pueden ayudar a mitigar el cambio climático y a adaptarse a él. Por ejemplo, un estudio del Banco Mundial demuestra que las mujeres que trabajan en la agricultura sistemáticamente buscan fuentes de agua nuevas o alternativas y plantan nuevas variedades de cultivos, y que su participación en las decisiones de grupo se traduce en una mejor gestión sostenible de la tierra.
Blanca Cecilia Campos, emprendedora agraria de la FMBBVA en Colombia, cultiva patatas y avena
Por esto, es fundamental que en la elaboración de las estrategias y políticas contra el cambio climático se contemple a las mujeres. La directora regional de ONU-Mujeres para las Américas y el Caribe, María-Noel Vaeza, ha subrayado que “se necesitan cambios de política, incorporar visión de género a los planes de respuesta a las catástrofes, y considerar las necesidades y vulnerabilidades de mujeres y niñas cuando se diseñen programas de adaptación al cambio climático”.
Según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), hay una correlación entre países con mayor representación parlamentaria femenina y la adhesión a los acuerdos internacionales sobre el medio ambiente.
También hay que centrarse en apoyar a las mujeres y brindarles oportunidades para formarse y recibir financiación para participar plenamente en la economía verde. "Las mujeres son desproporcionadamente vulnerables al cambio climático, no porque haya algo intrínsecamente vulnerable en ellas, sino por las estructuras socioculturales que las privan del acceso a los recursos, a la toma de decisiones o a la información", según ha señalado Laura Fernandez Lord, responsable de Empoderamiento de la Mujer en la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA).
Finanzas verdes con enfoque de género
Por eso, la FMBBVA tiene como una de sus prioridades, asegurar que las mujeres no se queden atrás y que tengan las mismas oportunidades económicas que los hombres. Ellas representan un 57% (1,6 millones) del total de emprendedores que atiende la Fundación en 5 países de América Latina. El 34% de las mujeres que viven en entornos rurales se dedican a la agricultura y viven en situaciones de mayor vulnerabilidad económica frente a los hombres, poniéndolas en desventaja respecto al cambio climático.
María Morán, emprendedora panameña de la FMBBVA, se dedica al cultivo de plátano
La FMBBVA desarrolla productos y servicios enfocados a la sostenibilidad para acercar las finanzas verdes a estos segmentos, también con un enfoque de género. Esta propuesta de valor se divide en cinco ámbitos: agua y saneamiento, eficiencia energética, infraestructuras sostenibles, reciclaje y sostenibilidad agropecuaria. Una apuesta por el medioambiente que va más allá de productos financieros, y que cuenta con la experiencia de asesores especializados.
El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, define la economía verde como la “economía del futuro''. Por eso hay que unir fuerzas y apoyar a las mujeres para asegurar que ellas también sean parte de esa economía y de ese futuro, para que ambos sean equitativos y sostenibles.