Educación financiera, un indicador de bienestar en las personas
Los programas de educación financiera ayudan a las personas a fomentar buenos hábitos en el uso de los servicios financieros. A lo largo de los años han evolucionado para no sólo entregar conceptos básicos, sino también para fomentar conductas que se traduzcan en acciones concretas en el bienestar económico de las personas.
En este sentido, expertos en medición de parámetros de educación financiera discutieron en el marco de la EduFin Summit 2017 realizada en la Ciudad de México el 16 y 17 de junio de 2017, los criterios que les han permitido destacar que a mayor conocimiento del funcionamiento de los productos financieros existe un mejor uso que llevan a menores niveles de endeudamiento en el uso del crédito, y fomenta un mayor conocimiento del ahorro.
Al participar con el análisis del programa de Educación Financiera de Bancomer, Adelante con tu futuro, David McKenzie, economista líder en el grupo de investigación para el desarrollo, y Gabriel Lara, investigador y economista, ambos del Banco Mundial, destacaron que tras analizar por cuatro años consecutivos la iniciativa, se encontró que el 92% de las personas analizadas, y que tomaron alguno de los talleres, aumentaron la percepción de mejora en sus finanzas personales.
Y comentaron: “A nivel financiero 11.5% de estas personas incrementaron sus niveles de ahorro, además de reducirse en 22 días la mora en tarjeta de crédito. Por otra parte, ha ayudado a la bancarización al incluir al 6.2% de las personas no bancarizadas por lo menos con un producto financiero.”
Diana Mejía, especialista senior en desarrollo productivo y financiero del Banco Interamericano de Desarrollo, expuso en su estudio la importancia de la educación financiera tomando en cuenta países como Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, en los cuales encontró una brecha entre la oferta existente de productos financieros y las necesidades de la población, en particular en materia de ahorro.
El éxito de los programas de educación financiera radica en el uso de nuevas tecnologías, así como un diseño pensado en los consumidores"
Mejía expuso que en la muestra de países, y en general en la región, existe una proporción alta de la población que no ahorra y cuando lo hace, prefiere hacerlo en sus casas o mediante otras modalidades informales como las tandas u otros métodos sin garantía.
Destacó que a través del estudio realizado se encontró que los programas de Educación Financiera que han tenido éxito y que han dejado huella significativa en el comportamiento de las personas están diseñados teniendo en cuenta a la audiencia, no sólo de los usuarios de los productos, sino de quien recibe la asesoría, y agregó: "El éxito de los programas de educación financiera radica en el uso de nuevas tecnologías, así como un diseño pensado en los consumidores". Agregó que el éxito también radica en no sólo dar conceptos teóricos, sino también en ofrecer dinámicas que lleven a un cambio de comportamiento, y que los mejores programas con resultados tangibles lo han hecho a través de apps, juegos, videos, museos interactivos, telenovelas, obras de teatro, entre otras acciones pedagógicas.
Diana Mejía, especialista senior en desarrollo productivo y financiero del Banco Interamericano de Desarrollo - Bancomer
María José Roa, investigador senior del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos, presentó el estudio de capacidades financieras realizado en la Región Andina, donde encontraron que las habilidades numéricas en conjunto con una propia concientización aumentan la probabilidad de que un individuo ahorre, así como el contar con un crédito u otros productos formales de inversión. Destacó que gracias a la impartición de la educación financiera los usuarios se dan cuenta de la importancia del ahorro seguro, y se han detectado patrones que pasan del ahorro informal, a la apertura de cuentas dentro del sistema financiero.
Al finalizar, los panelistas concluyeron que la percepción de la educación financiera ha evolucionado de acuerdo con las necesidades de cada persona en el momento de su vida, y que aún cuando en cada país existen mecanismos distintos, los comportamientos y los cambios favorables en los mismos se mantienen, por lo que en la medida que exista un mayor alcance en los programas de cada país e institución, se podrá fomentar un mejor sistema financiero que otorgue oportunidades para todos.