De Uppsala a Reikiavik: las claves de las ciudades europeas con mejor calidad del aire
La Agencia Europea del Medioambiente asegura que solo 13 ciudades, de 375 analizadas, disfrutan de aire limpio. La mayoría están en el norte de Europa y hay dos en Portugal. Mejorar los sistemas de alerta, favorecer el transporte sostenible y usar energías renovables han ayudado a disminuir las partículas finas, las que mayor impacto tienen en la salud.
A unos 78 kilómetros al noreste de Estocolmo se encuentra Uppsala. Esta ciudad es famosa por albergar la universidad más antigua de Escandinavia y por su animada vida estudiantil. Desde hace unos meses, esta localidad sueca destaca también por liderar la lista de las ciudades europeas con mayor calidad del aire. Le siguen muy de cerca Umeå, también en Suecia, y Faro, en Portugal. La primera ciudad española en aparecer en el ‘ranking’ elaborado por la Agencia Europea del Medioambiente (EEA), es Santiago de Compostela, que ocupa el puesto 27.
Pocas ciudades pueden presumir de disfrutar de un aire limpio. De acuerdo con la EEA, sólo 13 de las 375 ciudades europeas analizadas respiran aire de buena calidad. ¿El motivo? El análisis de la agencia europea tiene en cuenta las últimas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en relación con la contaminación por partículas finas.
De acuerdo con la OMS, no debería haber una concentración mayor de cinco miligramos de estas partículas por cada metro cúbico de aire (5mg/m3). La mayoría de las políticas establecidas por la Unión Europea para mejorar la calidad del aire se fijaron en 2008. Entonces, las recomendaciones establecían un límite de 25mg/m3.
Sin embargo, algunas ciudades –como Uppsala, Umeå y Faro o Reikiavik y Tallin– se han adelantado a las políticas europeas y han dado pasos en firme para mejorar su calidad del aire. Todas ellas presentan una concentración de partículas finas inferior a 5mg/m3.
¿Qué son las partículas finas?
Las partículas finas son el contaminante del aire con mayor impacto en la salud. Tienen muchos tamaños y formas, y pueden estar compuestas por cientos de sustancias químicas diferentes. Pero tienen algo en común: son muy pequeñas, por lo que pueden pasar al torrente sanguíneo a través de la respiración.
Muchas de estas partículas se forman en la atmósfera, como resultado de reacciones de sustancias químicas como el dióxido de azufre y los óxidos de nitrógeno, por ejemplo. Otras se emiten directamente desde diferentes fuentes, como obras de construcción o chimeneas.
Los principales emisores de estos contaminantes son sectores que utilizan combustibles fósiles, como por ejemplo el transporte o la climatización. Los vehículos emiten partículas finas debido a la combustión incompleta de sus combustibles, y a otros factores como el desgaste de los frenos y de los neumáticos.
La industria, la manufactura, la construcción y la agricultura también están detrás de la contaminación por partículas. Por ello, las principales medidas que toman las ciudades para reducir su contaminación por partículas buscan establecer prácticas para reducir el tráfico y aumentar la sostenibilidad en estos sectores.
Las medidas de Uppsala para tener el aire más limpio
Hace ya varios años, el Ayuntamiento de Uppsala puso en marcha un plan para mejorar la calidad del aire que ha demostrado ser eficiente. El primer paso fue identificar las principales fuentes de contaminación en la zona, que resultaron ser el tráfico rodado, la actividad de las industrias y la calefacción de viviendas y locales, y establecer medidas para reducir sus emisiones.
Una de las claves de la estrategia de Uppsala fue favorecer el transporte sostenible. En esta y otras ciudades suecas se ha promovido el uso del transporte público y se ha aumentado la flota de vehículos eléctricos. También se ha mejorado el sistema de carriles-bici y se ha incentivado a la población a disfrutar de la ciudad caminando. Otras de las medidas más relevantes han sido establecer zonas de bajas emisiones y restricciones horarias a los vehículos más contaminantes, como los camiones.
El plan de Uppsala pasa también por favorecer el uso de energías renovables, adoptar medidas de eficiencia energética en los edificios y aumentar la limpieza de carreteras (para evitar el polvo en suspensión). La acción se completa con un monitoreo constante de la calidad del aire y el énfasis puesto en la concienciación de la ciudadanía.
“Como residente de Uppsala, puedes contribuir reduciendo el número de viajes en coche y eligiendo caminar, la bicicleta o el transporte público. Si necesitas llevar el coche, recuerda utilizar un calentador de motor y neumáticos sin clavos durante el invierno. De este modo, contribuyes a reducir las emisiones de partículas. Si tienes una estufa o una caldera de leña, quema menos y considera otras opciones de calefacción”, señalan desde el ayuntamiento.
“Es gratificante ver que el aire en Uppsala por fin está mejorando. Es algo por lo que hemos trabajado duro, y tenemos motivos para sentirnos orgullosos”, afirma Klara Ellström, presidenta del Consejo de Protección del Medioambiente y la Salud de Uppsala. “Reducir el tráfico de vehículos en el centro de la ciudad puede parecer difícil, pero da resultados. Aquellos de nosotros que podemos renunciar a un poco de nuestra comodidad, ayudamos a obtener un aire más limpio y a mejorar la salud de los vecinos de Uppsala. Es un esfuerzo que realmente vale la pena”.
Las 13 ciudades con el aire más limpio de Europa :
De acuerdo con los criterios de la EEA, estas son las 13 ciudades con el aire más limpio de Europa en relación con la contaminación por partículas finas:
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Uppsala (Suecia)
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Umeå (Suecia)
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Faro (Portugal)
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Reikiavik (Islandia)
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Oulu (Finlandia)
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Tampere (Finlandia)
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Norrköping (Suecia)
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Funchal (Portugal)
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Tallin (Estonia)
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Narva (Estonia)
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Estocolmo (Suecia)
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Helsinki (Finlandia)
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Bergen (Noruega)
Faro y Reikiavik: políticas en el sur y el norte de Europa
Las medidas establecidas en Umeå (la segunda ciudad con el aire más limpio de Europa, según el ranking de la EEA) son similares a las de Uppsala, al estar determinadas por los planes para mejorar la calidad de aire de Suecia. Sin embargo, en la otra punta del continente, en el extremo sur de Europa, la situación es diferente: la buena calidad del aire de Faro está determinada por factores naturales, la propia forma de la ciudad y las medidas establecidas por el Gobierno portugués.
Esta localidad está rodeada de vegetación y áreas rurales, y ubicada muy cerca del océano, lo que facilita la dispersión de las partículas. Además, cuenta con poca densidad de tráfico y una reducida actividad industrial, lo que los niveles de contaminación no son elevados. A esto se suma que, en los últimos años, el gobierno del país ha establecido diferentes medidas enfocadas sobre todo a reducir las emisiones.
Reikiavik, en Islandia, ocupa el cuarto puesto del ranking de la EEA. Esta ciudad lleva monitorizando la calidad de su aire desde 1990 y tiene un sistema de alerta para actuar cuando se superan los niveles de contaminantes que pueden afectar a la salud. Se rige también por lo estipulado en el plan ‘Aire limpio para el futuro’, con el que Islandia establece medidas para tener en cuenta durante esta década.
El plan contempla objetivos como reducir las muertes prematuras causadas por la contaminación del aire en Islandia a menos de cinco antes de 2029; o limitar el número actual de días en los que las partículas exceden los límites sanitarios definidos.
Para alcanzarlos, se proponen medidas como limitar el uso de vehículos con motores diésel, aumentar la limpieza de carreteras y calles (para evitar que se acumulen partículas) y mejorar los sistemas de concienciación e información de la ciudadanía, para que puedan contribuir a que su ciudad se mantenga en el podio de las urbes con el aire más limpio del continente.
El resto de ciudades del listado cuenta con características que favorecen la escasa contaminación o con medidas que la reducen (y que son similares a las de Uppsala y Reikiavik). Algunas urbes han optado también por iniciativas diferentes y aparentemente sencillas que están dando buenos resultados: es el caso de Helsinki, que con su Urban Woodshed Project favorece que los ciudadanos almacenen la leña de forma más eficiente. De este modo, se seca mejor y se reducen las emisiones de partículas finas que se liberan cuando se quema.