De los microplásticos a la crema solar: ¿Cómo afecta la contaminación a los arrecifes de coral?
Ocupan poco espacio pero son el ecosistema marino con mayor biodiversidad. Los arrecifes de coral, donde viven más de 4.000 especies de peces, sufren el impacto del cambio climático, la pesca y la contaminación. Solo un ejemplo, más de 14.000 toneladas de crema solar acaban cada año en estos bosques de coral.
En el oeste del océano Pacífico, tocando los mares de países como Filipinas, Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón, se encuentra el Triángulo de Coral. Es una zona única en el mundo por su biodiversidad y en la que conviven tortugas marinas, grandes atunes, pequeños peces de arrecife y más de 600 tipos de corales que forman enormes bosques submarinos.
En un punto de este triángulo de coral, Evangelista Apelis, Naomi Longa e Israela se colocan cada día sus neoprenos, sus gafas y sus aletas y salen a bucear. Forman parte de las Mujeres del Mar de Melanesia, un grupo que monitoriza la salud de los corales y, además, enseña buceo y biología a las mujeres de las comunidades locales.
En los últimos años, las Mujeres del Mar de Melanesia han conseguido combinar la ciencia con el conocimiento indígena para mejorar la salud de los arrecifes de coral. Con su incansable equipo de submarinistas, los protegen de las consecuencias del cambio climático, la pesca o la contaminación.
La importancia del 0,1 %
Los arrecifes de coral cubren menos del 0,1 % de la superficie terrestre, pero tienen una importancia fundamental en el planeta. Son el ecosistema marino con mayor biodiversidad, al sumar más de 840 especies de corales, 4.000 especies de peces de arrecife y hasta un millón de especies de otros animales.
Junto a su valor ecosistémico, entran en juego el económico y el social. Los arrecifes de coral proporcionan ingresos, alimentos y protección costera a más de 500 millones de personas en todo el mundo. Además, son una fuente importante de materiales y compuestos químicos que se utilizan en sectores como la medicina.
A esto se suma, también, su valor cultural. Tanto para las poblaciones que viven en las costas en las que crecen los corales como para los turistas que las visitan cada año, los arrecifes tienen un valor incalculable. Sin embargo, y a pesar de su importancia, estos ecosistemas se enfrentan a serias amenazas que tienen la huella de la acción humana.
Desde el año 2010, casi todas las regiones tropicales han visto disminuir la cobertura de coral. De acuerdo con el informe ‘Status of Coral Reefs of the World 2020’ del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), casi el 14 % de los corales del mundo han desaparecido desde esta fecha y muchos de los que quedan están en peligro.
“Los corales se enfrentan a dos grandes tipos de presiones, las amenazas de índole global y las que se dan a nivel local”, explica Francisco Otero Ferrer, investigador del Instituto Universitario ECOAQUA y profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (UPGC). “Entre las primeras están el cambio global relacionado con el aumento de la acidificación y la temperatura de los océanos. Entre las segundas, la pesca y la contaminación. Todos estos factores tienen un efecto importante en los corales formadores de arrecifes, animales que viven en simbiosis con un alga y que son muy sensibles a cualquier cambio que altere su equilibrio”, añade.
Así afecta la contaminación a los arrecifes de coral
El efecto de la contaminación en los corales es fácil de entender si nos centramos en la basura y los desechos de mayor tamaño. “Imaginemos una red que se pierde debajo del agua. Esta red puede engancharse en los corales y romperlos. Aunque solamente haga una pequeña herida, abre la puerta a que se den infecciones o parasitismo, algo que puede afectar a toda la colonia”, comenta el investigador.
“Y la red solo es un ejemplo: pueden ser cuerdas, anclas o cualquier otro objeto. Además, estos pueden afectar y dañar al resto de los organismos del ecosistema, lo que también tiene efectos en los corales. Debemos entender estos arrecifes como grandes bosques submarinos formados por animales, en los que todo está conectado, al igual que sucede con los bosques terrestres”, resume
Otra consecuencia física de que se almacene basura de gran tamaño en el fondo del mar es que esta puede terminar cubriendo los corales. “Un ejemplo puede ser una gran lona que acaba encima de una colonia. Esta quedaría sin luz y sin oxígeno, por lo que se ahogaría”, señala Otero. “Es sorprendente ver la cantidad de basura que hay en el mar y las consecuencias que esto tiene en los ecosistemas. A veces parece que utilizamos los océanos como cubo de la basura”.
A la basura que vemos, se suma también aquella que es más imperceptible a nuestros ojos. Tal y como explica la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), la mayoría de los corales se encuentran en aguas superficiales, cerca de la costa, por lo que son muy vulnerables a actividades humanas como la agricultura o la construcción, que generan sedimentos, nutrientes, patógenos, sustancias tóxicas o plásticos que van a parar a los océanos.
De acuerdo con el profesor de la ULPGC, la contaminación por microplásticos tiene impactos a diferentes niveles: “En primer lugar, está el efecto mecánico. Al ingerir los pequeños trozos de plástico, los corales gastan energía y, sin embargo, no reciben ningún nutriente a cambio. Es un gasto inútil. Luego está el estrés químico, porque estos microplásticos generan sustancias contaminantes que pueden afectar a la salud del coral y a la de su microbioma una vez ingeridos”.
Si nos centramos en los nutrientes, las consecuencias son diferentes. Un elevado nivel de nutrientes lleva al desarrollo de algas que impiden que pase la luz del sol y además consumen localmente el oxígeno que los corales y otros animales necesitan para respirar. “Se da una explosión de vida que aprovechan sobre todo organismos como las microalgas y las cianobacterias, que pueden recubrir a otros organismos que crecen más lentamente y propiciar su ahogamiento”, señala
Pero no solo las actividades a gran escala pueden tener un impacto en los corales: ya en 2015, un estudio científico alertaba de que 14.000 toneladas de loción solar terminaban en los arrecifes de coral del mundo cada año. Muchas de las cremas de protección solar que usan bañistas y submarinistas contienen oxibenzona y el octinoxato, químicos que favorecen el blanqueamiento de los corales.
El caso de los corales negros de Canarias
En algunos casos, es necesario sumergirse hasta profundidades mucho mayores para descubrir los arrecifes de coral. Así sucede con los corales negros de Canarias, grandes bosques submarinos que crecen a incluso a 200 metros de profundidad.
“Al coral negro, a diferencia del que forma arrecifes, no le gusta estar cerca de la superficie. Se puede ver en torno a los 15 metros de profundidad, pero donde forma bosques realmente extensos es a partir de los 40 metros”, explica Otero, quien en los últimos años trabajó como investigador principal del proyecto B-Charmed, un programa financiado por el Programa Europeo LIFE4BEST dedicado al estudio de estos bosques submarinos en la Macaronesia.
“Al estar mucho más profundos, no tenemos claro los efectos que tiene la contaminación sobre ellos. Podrían estar funcionando como refugios climáticos, zonas libres de los efectos que el calentamiento global o la contaminación tienen en aguas menos profundas”, señala Otero. “No obstante, es importante tener en cuenta que los habitantes de Canarias nos comentan que sí ha habido un cambio, y que antes los bosques llegaban a profundidades mucho mayores”.
“La principal diferencia que ha habido en el entorno es el enorme desarrollo urbano de las islas, muchas veces a escasos metros de estos ecosistemas, y que ha generado vertidos, sobre todo en décadas anteriores en las que había menos control”, añade.
¿Cómo proteger los corales?
A lo largo de todo el mundo existen iniciativas que buscan proteger los corales, como la que protagonizan las mujeres que cada día salen a bucear en el mar de Melanesia. A la hora de reducir la contaminación, Coral Reef Alliance señala que las principales soluciones pasan por controlar la calidad del agua, mejorar las infraestructuras de tratamientos de aguas residuales o cambiar las prácticas agrícolas para reducir el aporte de nutrientes a las costas, por ejemplo.
Y si te estás preguntando qué puedes hacer tú para evitar que la contaminación llegue a los arrecifes, toma nota de estos consejos de la EPA:
- Si visitas un arrecife de coral, evita que el barco ancle cerca de los corales y no dejes basura en los alrededores.
- Usa protector solar sin oxibenzona ni octinoxato, componentes que dañan los corales.
- Recicla y desecha la basura correctamente.
- Reduce al mínimo el uso de fertilizantes.
- Ofrécete como voluntario en recogidas de basura en espacios naturales de tu comunidad o en los lugares costeros en los que pasas tus vacaciones.