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David Attenborough, el hombre que regaló su voz a la naturaleza

Es el historiador de la naturaleza y presentador de televisión más longevo. El británico David Attenborough ha sido testigo en primera persona de las maravillas del planeta Tierra, y en concreto de la biodiversidad, pero también de su degradación. Es tal su legado científico y conservacionista que muchas especies de fauna y flora llevan su apellido.

Foto: Agencia EFE
David Attenborough, el hombre que regaló su voz a la naturaleza

En lo más profundo de la cuenca alta del Amazonas, en los bosques tropicales que se mezclan entre las fronteras de Brasil, Venezuela y Colombia, vive la Euptychia attenboroughi. Esta pequeña mariposa de apenas un par de centímetros tiene algo en común con un dinosaurio que desapareció hace millones de años, un cangrejo que vive en las aguas de Madagascar y una planta que crece en Gabón: todas estas especies (y muchas otras) fueron nombradas en honor a David Attenborough.

Este científico, naturalista y divulgador británico ha dedicado toda su vida a mostrar la belleza y la complejidad del mundo natural. Tras más de 60 años de carrera, su voz y su rostro están ligados a los animales de la sabana, a la vida bajo los océanos y a la magia de los bosques. Sus documentales han sido un referente para varias generaciones de amantes de la naturaleza, y su voz sigue alzándose para proteger lo que considera el mayor tesoro: nuestro planeta.

Una vida dedicada a la naturaleza

El 21 de abril de 1926, en el número 17 de la londinense Burton Street, nacía Elizabeth Alexandra Mary. Su familia por entonces todavía no lo sabía, pero la pequeña terminaría convirtiéndose en reina de Inglaterra y en un símbolo para millones de personas. Apenas 17 días después, el 8 de mayo del mismo año y en la misma ciudad, nacía otra persona que pasaría a la historia como uno de los británicos más queridos y admirados en todo el mundo: David Attenborough. A sus 97 años, sus convicciones siguen intactas.

David Attenborough creció en el Campus de la Universidad de Leicester (Reino Unido), donde su padre trabajaba como director. Desde muy pequeño se interesó por el mundo natural, y comenzó a coleccionar fósiles y a leer todo lo que caía en sus manos sobre la naturaleza. En 1945 se matriculó en la Universidad de Cambridge, en donde años más tarde se graduó en Ciencias Naturales.

David Attenborough, el hombre que regaló su voz a la naturaleza

Como tantos otros jóvenes en aquella época, Attenborough tuvo que realizar el servicio militar en la Marina Real Británica. Cuando finalizó, comenzó a trabajar editando libros de ciencia para niños, pero no tardó en encontrarse con el medio que cambiaría su vida: la televisión. En realidad, Attenborough había intentado conseguir trabajo en la radio de la BBC. En aquel momento el mundo era muy diferente al de hoy: el científico no tenía televisión y apenas había visto algún programa en toda su vida.

“Intenté unirme a la radio, porque nunca había visto la televisión, pero no conseguí el trabajo. Pero desde la BBC me dijeron: ‘¿Por qué no pruebas esta cosa nueva, la televisión? ¿Te gustaría probar?’ Y dije: ‘¿Por qué no?’ De repente descubrí que podía utilizarla para compartir todo lo que había aprendido”, contó el divulgador en una entrevista.

Lo que Attenborough no sabía todavía era que la televisión iba a transformar el mundo. En unos pocos años, la mayoría de los británicos tenían ya un televisor en su casa. Y en cuestión de décadas, sus programas y documentales de naturaleza y de divulgación científica habían dado la vuelta al mundo.

El planeta Tierra a través de la televisión

Entre los primeros programas de David Attenborough está ‘Zoo Quest’, una serie de documentales de la BBC en los que el científico viajaba a diferentes países para capturar animales salvajes que posteriormente se añadían a la colección del zoo de Londres. Hoy esta práctica resulta controvertida, pero en su momento supuso una oportunidad para mostrar la flora y la fauna de lugares lejanos, así como las costumbres de otras culturas.

En 1979 se estrenó uno de sus programas más famosos: ‘Life on Earth’. En esta serie documental, Attenborough recorrió el mundo para mostrar todas sus caras y dar una muestra de la evolución de la vida en los diferentes continentes. El primer episodio se rodó en América, en donde el científico visitó desde las selvas tropicales hasta el gran cañón del río Colorado.

Una secuencia en particular dejó huella en la audiencia y cambió para siempre la forma en la que el mundo veía a los animales salvajes: cuando el equipo se encontraba en el santuario de Dian Fossey en las montañas de Ruanda, se topó con un grupo de gorilas. Los animales estaban acostumbrados a la presencia de personas, lo que permitió a Attenborough acercarse y contarle a la cámara todas las similitudes que encontraba entre los gorilas y los humanos.

David Attenborough, el hombre que regaló su voz a la naturaleza

Por aquel entonces, películas como ‘King Kong’ habían creado una imagen violenta que el científico se encargó de desmontar. “El macho es una criatura enormemente poderosa, pero solo usa su fuerza cuando está protegiendo a su familia. Así que parece muy injusto que el hombre haya elegido al gorila para simbolizar todo lo que es agresivo y violento, cuando eso es lo único que el gorila no es y nosotros sí somos”, reflexionó.

Al día siguiente, una hembra y dos crías de gorila comenzaron a jugar con él. Attenborough describió esto como uno de los momentos más emocionantes de su vida, pero las aventuras no terminarían ahí. Continuó viajando y mostrando el mundo a través de documentales como ‘Planeta Tierra’ o ‘Planeta Azul’. A muchos otros programas les prestó su voz.

Una vida en nuestro planeta

Durante más de 60 años, David Attenborough no ha parado de trabajar. Después de conocer prácticamente cualquier rincón de este planeta, declara que sus animales favoritos son los monos, y que los que menos le gustan son las ratas. Tal y como contó a la BBC, si tuviera un superpoder, sería el de volar, y si pudiese ver algún animal extinto, elegiría un dinosaurio: el Quetzalcoatlus.

Además, lo que más ilusión haría a David Attenborough sería tener erizos en su jardín. A lo que suma, sin duda, ver el fin de la degradación del medioambiente. Y es que, viaje tras viaje, el científico ha comprobado en primera persona cómo la presencia del ser humano ha ido transformando y explotando el mundo natural.

“He tenido una vida extraordinaria. El mundo es una maravilla única y espectacular, pero la forma en la que los humanos vivimos en la Tierra la está llevando a su declive”, señala el científico en ‘Una vida en nuestro planeta’, un documental en que hace un repaso de su apasionante vida para concienciar sobre los impactos ambientales y la destrucción de la naturaleza.

'Podcast': Biodiversidad, salud para el planeta y para las personas

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Con más de 97 años, el hombre que prestó su voz a la naturaleza sigue luchando por contagiar su amor por el mundo natural. Por conseguir que todos los rincones que ha visitado y todas las especies que ha tenido la suerte de ver puedan mantenerse tal y como nos mostró a través de las pantallas.