¿Cuáles son los artículos que utilizas a diario que más contaminan?
Toallitas húmedas, compresas, bastoncillos, microplásticos… La lista de productos de uso diario que contaminan es extensa. Muchos artículos acaban en el retrete provocando atascos en cañerías y plantas de tratamiento de agua, además de degradar ríos y mares. La educación y la regulación son las claves para solucionar este problema que afecta al medioambiente.
A su llegada a Córdoba, el Guadalquivir atraviesa los 20 ojos del puente de Alcolea como anticipo de lo que está por venir. Antes de dejar atrás la ciudad andaluza, el río cruzará todavía otros seis viaductos, varios molinos, islotes y meandros. Cruza incluso un monumento natural, el de Sotos de la Albolafia. Pero durante un tiempo, sus aguas rodearon también una isla hecha de toallitas húmedas y restos de plásticos.
A principios de 2023, los cambios en el curso del río provocados por la sequía, primero, y las repentinas lluvias torrenciales, después, dejaron al descubierto unos 50 metros cúbicos de toallitas y lodos. Una isla de basura en medio del río. A las pocas semanas, la Junta de Andalucía la había limpiado, pero el recuerdo permanece. ¿Por qué seguimos llenando nuestros ríos y mares de residuos? ¿Somos conscientes de cuánto contaminan en realidad algunos artículos que usamos a diario? ¿Y cómo lo solucionamos?
Toallitas y colillas: cuando el problema es el volumen
Cada año se consumen 68 millones de toallitas húmedas solo en Europa, según el informe ‘Single-use menstrual products, baby nappies and wet wipes’. A pesar de las normativas recientes (como la norma UNE 149002), que obligan a los productores a indicar en la etiqueta si contienen plástico o no y su capacidad de sedimentación, dispersión, desintegración y biodegradación, muchas acaban tiradas por el retrete, desde donde atascan cañerías, afectan a las plantas de tratamiento de aguas y contaminan ríos y mares.
“Los residuos de uso diario más habituales en la naturaleza son las colillas, las piezas de plástico de menos de 2,5 centímetros, los envases y las toallitas de baño. Son comunes no solo porque se consuman en grandes cantidades, sino porque están hechos de plástico y tardan mucho en degradarse”, explica Miguel Muñoz Carmona, técnico de medioambiente en SEO/BirdLife España y coordinador del proyecto Libera, que busca concienciar y movilizar a la ciudadanía para mantener los espacios naturales libres de residuos.
Según los datos de Libera, los residuos plásticos más habituales en el medio natural son, por orden de cantidad, colillas, botellas, envases, tapas y tapones y toallitas húmedas y compresas. De acuerdo con un estudio de alto impacto sobre la basura en Reino Unido, el 61 % de los residuos plásticos que se tiran por el váter son toallitas húmedas, seguidos de tampones, otros productos de higiene menstrual y bastoncillos de los oídos.
“Los impactos son varios. El primero es físico, ya que llegan a alterar incluso el curso de los ríos (como lo visto en el Guadalquivir). Después tenemos el impacto del plástico en sí, que se fragmenta en pequeñas partículas que se introducen en las cadenas tróficas a través de muchas especies y, en especial, de las filtradoras”, añade Muñoz Carmona. Según WWF, la contaminación plástica mata a 100.000 mamíferos marinos y tortugas cada año: el problema afecta a 81 de las 123 especies de mamíferos marinos y a siete especies de tortugas marinas.
Químicos y baterías: la amenaza de la toxicidad
Uno de los grandes impactos de la basura en la naturaleza se deriva de las sustancias químicas que liberan, en mayor o menor medida, los propios residuos. En el caso de los plásticos, esto se ve acentuado por su gran volumen. “En un solo cigarrillo se estima que hay hasta 400 sustancias potencialmente tóxicas que se disuelven en el entorno, como cadmio, arsénico o nicotina”, puntualiza el técnico de SEO/BirdLife. “Algunos estudios señalan que una sola colilla contamina hasta 50 litros de agua dulce. Si tenemos en cuenta que cada año se producen seis billones de cigarrillos y 4,5 billones acaban en la naturaleza, estamos hablando de un problema muy serio”.
En cuanto a los residuos más tóxicos, las normativas suelen ser más estrictas. Aun así, algunos de los de uso más habitual (sin entrar en el problema de los vertidos industriales) siguen apareciendo en la naturaleza. De acuerdo con los datos de Libera, uno de los más recurrentes es el amianto. La normativa actual obliga a retirarlo de viviendas y otros edificios, pero esto tiene un coste, por lo que algunas personas optan por quitarlo ellas mismas y tirarlo al campo.
Otro de los residuos tóxicos más habituales son las baterías de plomo de los vehículos. “Su impacto, afortunadamente, cada vez es menor, pero cuando se produce uno de estos vertidos el problema que se puede causar es grande”, detalla el experto. “Una sola batería con plomo puede contaminar gravemente una laguna entera”.
De las toallitas a los productos cosméticos
El impacto del consumo masivo de productos diarios dependerá en gran medida de cómo nos deshagamos de los residuos y de cómo se gestione después esa basura. Aun así, teniendo en cuenta el daño potencial que pueden generar y el volumen con el que se consumen, estos son los artículos de uso diario que más contaminan.
- Toallitas húmedas y otros productos de higiene, como compresas o bastoncillos.
- Elementos plásticos de usar y tirar, que se degradan en microplásticos que penetran en la cadena trófica, como envases, cápsulas de café o bolsas.
- Colillas. Su contaminación es doble, tanto por la lenta degradación del plástico que las componen como por el impacto de los químicos que contienen.
- Palillos y otros elementos desechables sin plástico. Por ser de madera o biodegradables, no son necesariamente mejores para el medioambiente. Solo en China se producen 56.000 millones de palillos al año, equivalentes a talar 3,8 millones de árboles.
- Cosméticos con microesferas y tóxicos. Algunos productos cosméticos, como los exfoliantes o las pastas de dientes con microesferas plásticas o las cremas solares con químicos tóxicos como la oxibenzona, tienen un alto impacto ambiental.
- Productos peligrosos y tóxicos. Aunque en los países ricos es menos habitual que acaben en el entorno, elementos como baterías de coche usadas o tejados de amianto tienen un gran potencial tóxico.
La solución pasa por la educación y la regulación
En los últimos años, muchos países han apostado por regular de forma más estricta la generación de residuos, desde su producción hasta la gestión final de la basura. En América Latina, la ley colombiana para la reducción gradual de la producción y consumo de ciertos productos plásticos de un solo uso aprobada el año pasado es pionera. En Europa, las directivas para hacer frente a los plásticos de un solo uso marcan el camino, una estrategia que en España ha cristalizado en la ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular.
Además, a nivel mundial, los países miembros de la ONU están redactando el primer borrador para un acuerdo internacional que limite la contaminación que está causando el plástico con una estrategia que aborde el ciclo completo de vida de este material. Un acuerdo podría aprobarse en 2024. Sin embargo, aunque la legislación es importante, no es la única solución al problema.
“En algunos casos, como el de las toallitas, lo más importante es la educación ambiental. La regulación llega hasta donde llega. Hemos avanzado bastante a nivel de sensibilización, pero sigue sin ser un problema muy obvio a ojos de la sociedad”, añade Miguel Muñoz Carmona. “Hoy, quien llena un depósito con gasolina sabe que está contribuyendo al cambio climático. Pero no todo el que tira una toallita por el váter sabe que está contaminando su entorno”.
Además, según el experto, no debemos olvidar que el problema de los residuos es global. “Por mucho que se endurezcan las leyes aquí, hay que colaborar con los países que no tienen los recursos ni las capacidades para crear normativas sólidas”, concluye. “Muchos de los residuos se generan en la producción de bienes que compramos en los países ricos. En algunos casos, incluso les enviamos los residuos de vuelta”.