¿Cuáles son las medidas de ahorro energético que favorecen la economía y el medioambiente?
Los combustibles fósiles escasean en todos los continentes y tienen un alto coste para la salud, el medioambiente y la economía. Los efectos de esta crisis energética mundial se han agravado por las consecuencias de la inestabilidad política y económica. Ante la falta de oferta, los elevados precios de estos recursos han repercutido en la factura de la electricidad y la subida de los carburantes. Un contexto en el que los ciudadanos de todo el mundo se ven inmersos y que implica política de actuación como las recoge el monográfico sobre pobreza energética de BBVA.
La energía es ahora el tema central de la intervención gubernamental para reducir su impacto en los consumidores. Sin embargo, la incertidumbre actual ha provocado retrocesos en varios países en cuanto al aumento del consumo de gas y carbón.
El incremento en la quema de carbón, el combustible fósil más contaminante, y las negociaciones para obtenerlo desde otras regiones africanas, junto con las subvenciones a los combustibles fósiles por parte de varios gobiernos, están obstaculizando la necesaria aceleración hacia una transición ecológica justa que el contexto actual requiere.
Este modelo insostenible contrasta con las medidas que muchos gobiernos están adoptando para abrirse camino hacia el fin de la dependencia de los fósiles: bajar los termostatos a 19 grados, duchas de menos duración, campañas de comunicación destinadas a reducir el consumo de electricidad, modificar la temperatura en piscinas y gimnasios, apagar las luces de varios monumentos, edificios o comercios y no usar agua caliente en los edificios públicos, son algunas de las soluciones que se aplican en varios países europeos.
Para su eficiencia, este esfuerzo ciudadano hay que complementarlo con marcos legislativos ambiciosos. Políticos, expertos, científicos y ecologistas han reclamado a la Unión Europea más compromisos en el paquete de medidas aprobado para hacer frente a la crisis energética.
España, pese a la subida del gas y el carbón, lidera en Europa con Portugal el mix energético con renovables. Su salida del Tratado de la Carta de Energía que han seguido los Países Bajos, Francia y Alemania también favorecerá la transición climática.
El sueño truncado de Nikola Tesla
Mantener los niveles seguros del calentamiento global es cada vez más complicado. Nikola Tesla soñaba con una energía limpia, inagotable y gratuita para todo el mundo. La energía alterna y el sistema de distribución que defendió para democratizar la energía sigue sin conseguirse más de un siglo después.
En el Acuerdo de París se fijó como límite el año 2050 para alcanzar la descarbonización de la economía. Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), para conseguir esta meta se necesitarían 4 billones de dólares. Financiación, planes ambiciosos y adaptación son clave para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Diferentes organizaciones integradas en Alianza por el Clima abordan el seguimiento legislativo en materia de clima y energía para exigir acción. En su último manifiesto recuerdan que la dependencia de los combustibles fósiles originan las injusticias climáticas y esto supone que los menos responsables del cambio climático sean quienes más lo sufren:
“Hacemos un llamamiento a los gobiernos para acelerar la transición energética hacia un modelo eficiente, justo, democrático y renovable; que proteja a las personas más vulnerables y garantice el acceso a un medioambiente limpio y sano, declarado recientemente como un derecho humano universal por la Asamblea General de Naciones Unidas”.
El derecho a la energía limpia es una cuestión de justicia climática. Para denunciar las desigualdades, investigadores y economistas colombianos también han empezado a introducir el concepto de vulnerabilidad o pobreza energética para referirse a la deficiencia en el acceso de energía en este país.