'Cradle to cradle' o cómo alargar la vida útil de los materiales
Este modelo defiende una industria donde todo sea reutilizable. En su traducción literal significa ‘de la cuna a la cuna’, promueve que todo material, producto o construcción siga una economía de rosquilla y su vida útil se alargue todo lo posible.
La silla ergonómica Think está diseñada bajo los criterios de sostenibilidad ‘cradle to cradle’: responsabilidad en la selección de materias primas, minimización del calentamiento global y otros impactos del ciclo de vida, seguridad de la salud de sus materiales y facilidad en las estrategias relacionadas con el fin de su vida útil. Se trata de un diseño industrial inteligente cuyas características sostenibles seguramente pasarían totalmente desapercibidas a los ojos de cualquier persona.
La forma en que diseñamos y fabricamos los productos hoy determina el mundo que habitaremos mañana. El modelo cradle to cradle (C2C) inspira el diseño de soluciones industriales orientadas a generar cero residuos. Va más allá de reciclar. Considera que las tres R (reciclar, reutilizar y reducir) no solucionan el problema medioambiental, sino que solo minimizan el daño.
Esta tendencia se basa en promover la fabricación de materia que no sea contaminante y que sea completamente compatible con la sostenibilidad del medioambiente.
Certificado oficial C2C
El certificado oficial ‘cradle to cradle’ es la norma mundial para productos seguros, circulares y fabricados de forma responsable. La marca cradle to cradle C2C (plata, oro, bronce o platino) certifica los productos cuyo análisis del ciclo de vida dirige su enfoque hacia el ecodiseño, es decir, teniendo en cuenta no solo la función del producto desde su fabricación y durante su vida útil sino también después de cumplir su ciclo de uso, lo que maximiza su valor material sin perjudicar el entorno.
Pero ¿de dónde surge este concepto? ‘Cradle to cradle’ significa, literalmente, “de la cuna a la cuna”. Hay quienes no encuentran en su traducción una explicación que se adecúe realmente a lo que ello representa, pero el concepto ya es mundialmente conocido como una forma más de enlazar la acción climática con nuestra vida cotidiana.
La marca de certificación C2C es un concepto desarrollado por el arquitecto William McDonough y el químico Michael Braungart, y evaluado por el Instituto Científico Alemán Agencia de protección del Medioambiente (EPEA). Sostiene que, de manera similar a la cadena alimentaria o a la propia naturaleza, todo material, producto o construcción debe seguir un ciclo totalmente cerrado.
El enfoque C2C difiere del de los ecologistas tradicionales y no aspira a reducir el consumo, sino a promover un concepto nuevo de industria en la que todo pueda reutilizarse, ya sea que el producto vuelva a la tierra en tanto que nutriente y biológico no tóxico, o vuelva a la industria en tanto que nutriente técnico que pueda ser reciclado una y otra vez.
Pero también está empezando a aplicarse a la arquitectura, lo que se traduce en que los materiales utilizados deben ser duraderos y de calidad y deben haberse obtenido de manera responsable y sostenible. Uno de los mayores proyectos ‘cradle to cradle’ hasta la fecha es el parque empresarial Park 20/20 ubicado a las afueras de Ámsterdam. Este complejo está rodeado de jardines con oficinas, hoteles y hasta negocios privados y cada edificio es autosostenible. Eso significa que puede producir energía y administrar el consumo de agua.
En España, el proyecto Ecourban, ubicado en Barcelona, es un claro ejemplo de cómo integrar materiales ‘cradle to cradle’ en el urbanismo. Se trata de un complejo de oficinas y hoteles que se autoabastece con energías renovables y aguas pluviales, el diseño permite optimizar el uso de la luz solar.
Criterios y materiales del ‘cradle to cradle’
Los criterios de certificación ‘cradle to cradle’ se concentran en las características de sostenibilidad de los materiales, productos y sistemas:
- Evalúa el impacto de los productos y sus componentes sobre la salud humana y el medioambiente.
- Mide la capacidad del producto para ser reciclado o usado como abono sin entrañar peligro.
- Cuantifica la calidad de la energía y la cantidad de agua que se utilizan para crear un producto.
- Valora la responsabilidad social de los fabricantes.
- Circularidad de los productos: hacer posible una economía circular mediante el diseño de productos y procesos regenerativos.
- Equidad social: respetar los derechos humanos y contribuir a una sociedad justa y equitativa.
Las principales marcas, los minoristas, los diseñadores y los fabricantes de toda la cadena de valor confían en la norma de productos ‘cradle to cradle Certified’ para garantizar que el impacto de sus productos en las personas y el planeta sea positivo. Los materiales preparados para conseguir este certificado tienen que cumplir, de algún modo, los principios que imiten a la naturaleza:
- Todos los materiales son considerados como nutrientes potenciales en los ciclos biológicos y técnicos.
- Utilizar fuentes de energía renovable para la producción o modificación de productos e intentar maximizar el uso de estas fuentes.
- Servirse de la diversidad tecnológica para aumentar y mejorar la resiliencia de los sistemas.
El ‘cradle to cradle’, definitivamente, va mucho más allá del reciclaje.