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Planeta> Cambio climático 04 nov 2022

COP27: Los cuatro puntos clave de esta cumbre del clima

Llega la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en un momento muy delicado con una crisis energética consecuencia de la guerra en Ucrania. A partir del 6 de noviembre, la ciudad egipcia de Sharm el Sheij acogerá una cumbre que pretende avanzar en cómo nos adaptamos a las olas de calor, las inundaciones y los incendios forestales.

¿Qué se puede esperar de esta cumbre del clima?

La ciudad egipcia de Sharm el Sheij es conocida por sus playas de arena blanca, agua turquesa y arrecifes de coral. Las mismas playas del mar Rojo que se enfrentan, como las del resto del planeta, a las consecuencias del cambio climático como el calentamiento de las aguas o la subida del nivel del mar.

Del 6 al 18 de noviembre de 2022, Sharm el Sheij acogerá la COP27, la vigésimo séptima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Líderes políticos de todo el mundo se reunirán en la ciudad egipcia para buscar soluciones y medidas de adaptación a la crisis climática. Y no estarán solos: científicos, periodistas, empresarios y activistas estarán también presentes en esta cumbre en la que se tomarán decisiones que pueden cambiar nuestro futuro y el de nuestro planeta.

Un poco de historia: ¿Qué son las COP?

Las COP son la parte central de las Conferencias de la ONU sobre el Cambio Climático. Sus siglas hacen referencia a la Conferencia de las Partes (Conferences of the Parties, en inglés), cumbres en las que todos los estados o conjuntos de estados involucrados en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) evalúan qué se ha hecho (y qué no) para frenar el calentamiento global y determinan cuáles serán las siguientes acciones.

La primera COP se celebró en 1995 en Berlín (Alemania). Desde entonces, se han celebrado ya 26 ediciones en las que se han aprobado objetivos, acuerdos y protocolos para reducir nuestro impacto en el clima. Algunos de los más importantes son el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París, que marca el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global por debajo de los 2 °C y lo más cerca posible de 1,5 °C teniendo en cuenta los niveles preindustriales.

¿Qué se puede esperar de esta cumbre del clima?

EFE

En 2021, titulares de todo el mundo se centraron en lo que ocurría en la COP26 en Glasgow (Escocia). Esta cumbre fue especialmente relevante porque en ella se debía evaluar qué se había conseguido para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París cinco ediciones después de su aprobación.

Finalmente, la COP26 terminó con un consenso: no se estaba haciendo lo suficiente para frenar la crisis climática. Casi todos los países participantes firmaron un acuerdo que abogaba por la reducción del uso del carbón y los combustibles fósiles. Además, los países desarrollados se comprometieron a financiar la adaptación climática de aquellos en vías de desarrollo.

Sin embargo, no se fijó ningún pacto sobre el mecanismo de daños y perjuicios climáticos para que los países más desarrollados (aquellos que más han emitido gases que aceleran el cambio climático y que, por tanto, son los principales responsables del problema) pagasen algún tipo de indemnización a los más afectados. Además, los acuerdos de las COP no son vinculantes, por lo que en los meses que han seguido a la cumbre de Glasgow no ha habido grandes avances.

Los objetivos de reducción de emisiones de los países siguen sin ser suficientes para mantener el aumento de la temperatura en 1,5 ° C. Mientras tanto, los efectos del cambio climático se han hecho notar: este año Europa vivió su verano más caliente de los últimos siglos, las lluvias inundaron durante días gran parte de la India y Pakistán, y las intensas sequías han dejado sin alimentos el este de África. En este contexto, Sharm el Sheij abre sus puertas para la edición número 27 de las COP.

¿Qué se puede esperar de esta cumbre del clima?

EFE

Temas a tratar en la 27 cumbre del clima

La COP27 girará en torno a cuatro grandes temas: la mitigación, la adaptación, la financiación y la colaboración.

  • Mitigación. El objetivo sigue siendo el mismo que cuando se firmó el Acuerdo de París en 2015: limitar el calentamiento global en un máximo de 2 °C y lo más cerca posible de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. Para ello, es necesario reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y plantear acciones de captura de carbono. Se espera que este año los países presenten nuevos planes de recortes de emisiones (conocidos como NDC).
  • Adaptación. “Los fenómenos meteorológicos extremos como olas de calor, inundaciones e incendios forestales se han convertido en una realidad cotidiana de nuestras vidas”, señalan desde la web de la COP27. Por ello, además de reducir las emisiones para evitar que el calentamiento de la atmósfera siga aumentando, es fundamental desarrollar estrategias para adaptarse a sus consecuencias.
  • Financiación. Para reducir y posteriormente eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero y para desarrollar estrategias de adaptación es necesaria la financiación. Dinero dedicado a energías verdes, a infraestructuras resilientes y a políticas de adaptación. Dinero que, en definitiva, deje de financiar los negocios de los combustibles fósiles y se destine a medidas sostenibles. En este punto se incluye el compromiso (todavía sin cumplir) de los países desarrollados de entregar 100.000 millones de dólares anuales a los países en vías de desarrollo para que puedan financiar su transición energética y su acción climática. Además, debe desarrollarse un mecanismo de pérdidas y daños para compensar las consecuencias climáticas que afectan a los países más vulnerables, que son los que menos han contribuido al cambio climático.
  • Colaboración. Es necesario asegurar la participación de todas las comunidades, incluidas aquellas más vulnerables y afectadas por el cambio climático, y la colaboración de los sectores públicos y privados.

¿Por qué importa la COP27?

Los acontecimientos del último año han puesto de manifiesto la urgencia con la que deben encontrarse soluciones y agilizar la transición hacia un mundo descarbonizado. La guerra de Ucrania ha mostrado que la dependencia de los combustibles fósiles tiene consecuencias más allá de las climáticas y medioambientales, y ha puesto en evidencia las ventajas de que los países puedan disponer de sus propias fuentes de energía limpias y renovables.

La crisis de suministros y la inflación que han derivado del conflicto han supuesto además un revés en los objetivos de reducción de emisiones. Para algunos países y regiones que no tienen la capacidad de acelerar su transición hacia las energías  renovables, será necesario dar un paso atrás y volver a depender de fuentes de energía contaminantes, como el carbón. Por ello, la guerra de Ucrania y la necesidad de encontrar soluciones a la crisis de la energía estarán seguramente presentes en los debates y las mesas de negociación de esta COP27.

Por otro lado, los efectos del cambio climático se han notado con virulencia en prácticamente cualquier región del planeta en forma de huracanes, sequías, olas de calor o el derretimiento de los casquetes polares. Todo esto crea un contexto en el que la necesidad de encontrar soluciones se vive con urgencia y apremio por parte de una gran parte de la población mundial.

“Dado que los impactos climáticos son cada vez más generalizados, rápidos e intensificados, este año el mundo se encuentra en un momento crítico para cumplir el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales, como se comprometió en el Acuerdo de París”, señalan desde la ONU.

Así, a Egipto acudirán no solo políticos, sino también muchos otros agentes involucrados en la toma de decisiones que tienen que ver con el clima: medios de comunicación, la comunidad científica, miembros de las empresas privadas y activistas (aunque en esta ocasión, la organización del evento no ha dejado mucho espacio a la participación de la sociedad civil, algo que ha generado numerosas críticas).

Una vez más, el mundo tiene la oportunidad de dar prioridad no solo a lo urgente, sino también a lo importante. De establecer medidas que permitan dejar atrás el negocio de los combustibles fósiles en los países desarrollados y de ofrecer herramientas para favorecer la transición energética en los países en vías de desarrollo. De aportar soluciones para poder frenar, por fin, el cambio climático.