¿Contribuirá el metaverso a la sostenibilidad ambiental?
El futuro del metaverso aún está en el aire. La creación de este mundo virtual lanza dudas sobre su sostenibilidad y compatibilidad con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). ¿Gastará mucha energía o nos ayudará a ahorrar? ¿Evolucionará la tecnología hasta convertirse en un beneficio para la sociedad y el medioambiente?
El metaverso es (será) un mundo virtual donde los usuarios pueden compartir experiencias e interactuar en tiempo real dentro de escenarios simulados. Su creación fue anunciada hace unos meses por Mark Zuckerberg, pero lo cierto es que aún no tenemos todos los datos para saber con exactitud sus detalles.
En realidad, no es un concepto tan nuevo. Ya hemos visto cosas similares en el mundo cinematográfico con películas como ‘Ready Player One’ o ‘Los Sustitutos’. Para entenderlo a grandes rasgos podemos decir que el metaverso es otra realidad (virtual) a la que nos conectaremos a través de una serie de dispositivos que nos harán creer que estamos realmente dentro de él, un mundo nuevo que podremos crear a nuestro antojo y donde podremos interactuar también a nuestro antojo.
Alternativa a la realidad, pero muy real
Existen muchos mundos virtuales ya. En los videojuegos, por ejemplo. La diferencia con este es que pretende ser una realidad alternativa a la nuestra, pero no una realidad de fantasía. Ese mundo probablemente tendrá su propia economía y sus propias leyes (seguramente esté repleto de acciones que solo se podrán llevar a cabo a través de micropagos), pero lo cierto es que hasta el momento todo son suposiciones.
No es la primera vez que se intenta algo así. Algo parecido ocurrió con Second Life, una de las primeras grandes comunidades virtuales, que se desarrolló en 2003. Allí los usuarios podían participar con sus avatares en actividades tanto individuales como en grupo y crear y comerciar propiedad virtual y ofrecer servicios entre ellos. El juego se fue desinflando poco a poco hasta caer prácticamente en el olvido, entre otras cosas, porque muchos ordenadores no podían soportarlo. Second Life funcionaba en 2003 con una granja de 4.000 servidores que consumían 60.000 kilovatios a la hora. Este ejemplo es un claro referente de lo que podría ocurrir con el metaverso: podría no tener tanto éxito como se espera o también podría consumir energía de una manera desproporcionada, teniendo como referente a Second Life, haciéndolo insostenible.
La compañía antes llamada Facebook y ahora Meta ha lanzado la noticia y, de momento, todo hace pensar que están trabajando en las decenas de dispositivos que probablemente necesitemos para conectarnos: gafas, sensores, detectores de movimiento facial, auriculares de última generación...
Muchas preguntas sobre ética y sostenibilidad
Sin embargo, aunque aún no es algo tangible, muchos expertos empiezan a hacerse preguntas sobre la ética y, sobre todo, la sostenibilidad de este nuevo mundo que nos proporcionará la realidad virtual aún no sabemos cuándo. ¿Se utilizará en beneficio de la sociedad y el medioambiente, como un nuevo campo para la industria del entretenimiento y el juego?, ¿será un nuevo tipo de mercado virtual?, ¿cumplirá con los ODS?
Por el momento, lo que sabemos ya es que el uso de la realidad virtual aumentará enormemente el volumen de datos recogidos, transferidos, procesados y almacenados. El procesamiento y la transferencia de datos no están exentos de problemas desde el punto de vista medioambiental, ya que consumen grandes cantidades de electricidad. ETLA Economic Research ha calculado que el consumo de energía de la industria tecnológica podría aumentar hasta el 14% del consumo mundial anual de energía para 2030.
La estimación se basa en cálculos realizados con las tecnologías existentes. No tiene en cuenta el enorme aumento del volumen de datos y del consumo de energía que requerirán las nuevas tecnologías o un metaverso. Una cuestión a tener en cuenta de cara al cumplimiento del ODS 7, que se refiere al uso de energía asequible y no contaminante.
Para que el metaverso se convierta en realidad se precisarán nuevas arquitecturas de ‘software’ y nuevos algoritmos
Intel, el mayor fabricante de microprocesadores del mundo, considera que un desarrollo real y completo del metaverso requerirá de una eficiencia informática mil veces superior a la actual. A través de un comunicado, Raja Koduri, vicepresidente senior y responsable del Accelerated Computing Systems and Graphics Group de la empresa, ha asegurado que “el metaverso puede convertirse en la siguiente gran plataforma digital después de la ‘World Wide Web’ y de los móviles, pero este universo no está tan cercano porque nuestra capacidad informática, de almacenamiento de datos y de conexión no es aún suficiente para hacer posible esta visión”.
Soportar una realidad paralela no es fácil tecnológicamente hablando. Señala también el directivo que, aparte del ‘hardware’, para que el metaverso se convierta en realidad se precisarán nuevas arquitecturas de ‘software’ y nuevos algoritmos. “Pensemos en lo que se necesita para colocar simplemente a dos individuos en un escenario de socialización en un entorno completamente virtual: avatares convincentes y detallados con ropa, cabello y tonos de piel verosímiles, todo servido en tiempo real y basado en sensores de datos que capten información de objetos reales en 3D, gestos, sonidos… Una transferencia de datos con anchos de banda supergrandes y latencias extremadamente bajas, y un modelo persistente de medioambiente que pueda contener elementos reales y simulados”.
Numerosos centros de datos
Efectivamente, se necesitarán nuevas tecnologías y un elevado número de nuevos centros de datos. Para adentrarse en el metaverso, los usuarios necesitarán dispositivos digitales como auriculares o pulseras de realidad virtual. Construir, fabricar y utilizar todo esto requerirá tanto energía como muchos recursos naturales (metales que están bajo tierra, por ejemplo).
Para construir el metaverso de forma sostenible, el punto de partida de la planificación debe ser el mantenimiento de la capacidad de carga de la Tierra. Esto requiere una nueva forma de pensar y un cambio integral en los métodos de funcionamiento y opciones de consumo sostenible.
El metaverso parece que llegará a todos los rincones de nuestra vida, pero los costes medioambientales de las cargas de trabajo de la inteligencia artificial que se derivarán de su funcionamiento a gran escala serán enormes. Sin embargo, no hay que olvidar que las recientes innovaciones tecnológicas en los centros de datos ayudarán. Además, el metaverso puede compensar las emisiones al cambiar las propias formas de interactuar entre nosotros.
Los servicios en la nube son fundamentales para la realidad virtual y, a su vez, lo serán para el metaverso. Según un informe realizado en 2020 por investigadores de la Universidad de Lancaster, un escenario en el que el 30% de los jugadores se haya trasladado a plataformas de juego en la nube para 2030 supondría un aumento del 30% de las emisiones de carbono, en comparación con el juego actual. Además, es probable que el metaverso requiera imágenes de muy alta resolución, lo que aumentará aún más el consumo de energía.
Fuentes de energía sostenible
Sin embargo, en el último año se han producido varias innovaciones que ayudarán a los centros de datos a ser más sostenibles y es posible que se lleven a cabo más en el futuro. Dado que las fuentes de energía sostenibles también se van a generalizar, el futuro impacto medioambiental del metaverso podría ser menor que el actual.
Es posible que el metaverso compense las emisiones en otros ámbitos de la vida
Por ejemplo, Microsoft se ha comprometido a utilizar energía 100% renovable para su plataforma en la nube Azure en 2025, a reponer más agua de la que consume en 2030 y a obtener la certificación de cero residuos en 2030.
OpenUK, un grupo de presión de código abierto, también ha anunciado un innovador marco para ayudar a aumentar la sostenibilidad de los centros de datos.
Pero también es posible que el metaverso compense las emisiones en otros ámbitos de la vida. Por ejemplo, al acoger conciertos en espacios virtuales, se reducirán los costes medioambientales derivados de los viajes, especialmente los aéreos. Al albergar espacios de oficina en el metaverso, también se reducirán las emisiones derivadas de los desplazamientos. Esto reducirá las emisiones netas y, por tanto, el impacto medioambiental global del metaverso.
Todavía no está claro hasta qué punto el metaverso se apoderará de nuestras vidas. Sin embargo, con una renovada atención a la sostenibilidad en el sector tecnológico, el impacto medioambiental debería estar en la mente de quienes lo impulsan.
El científico de la Universidad Politécnica de Madrid David Pastor Escuredo es experto en inteligencia artificial y codirige una red de investigación sobre gobernanza digital especializada en el desarrollo sostenible con el University College de Londres, el Royal Institute of Technology de Estocolmo y el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Es una de las voces más cualificadas en tecnología y asegura que “la sostenibilidad no puede entenderse hoy sin el mundo digital, el Big Data y la Inteligencia Artificial (IA). El metaverso es un entramado digital compuesto de elementos fundamentales, datos, pero que tienen un poder de representación infinito. Actualmente trabajo en proyectos que pretenden crear un entorno natural que se mete en el mundo digital a través de multitud de sensores y formas de actuar de las personas. Esto no quiere decir que tengamos que vestir ‘wearables’ en todo el cuerpo, sino que cada entorno natural requiere de un diseño para poder ser ‘phygital’ –tener presencia tanto en el mundo físico como digital– y alimentar el metaverso. En un entorno ‘phygital’ ya no solo generamos Big Data, podemos hacer multitud de cosas, podemos fundamentalmente compartir. Podemos también convertir un entorno ‘phygital’ en nuestro lugar de trabajo, almacenar nuestros proyectos, desarrollar nuestra creatividad y nuestra imaginación, hacer que nuestro cuerpo y nuestra mente trabajen más juntos. Solo así podemos esperar que el metaverso nos ayude a tener una sociedad más resiliente y sostenible”.
Las incógnitas sobre el futuro del metaverso son muchas. Quizá hacen falta años y desarrollo tecnológico suficiente como para saber si será o no sostenible. También conocer su finalidad. De momento, su futuro también es virtual.