Contra la pobreza energética, la justicia climática: alianzas, inversión y rehabilitación
Proteger a las familias de la pobreza energética se ha convertido en una necesidad. De lo contrario, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé que las personas sin acceso a la luz aumenten en 20 millones en todo el mundo en los próximos meses. BBVA analiza en el monográfico ‘El derecho a la energía para un mundo más justo’, la importancia de las inversiones, la alianzas y la rehabilitación de viviendas para hacer justicia con quienes padecen este tipo de pobreza.
Los países más afectados por la falta de luz serían los del África subsahariana. Las cifras son alarmantes. El último indicador de la Fundación Mo Ibrahim alerta de que 600 millones de personas no tienen electricidad. En esta parte del mundo la pobreza energética sigue siendo una pandemia silenciosa.
Existen varios proyectos que tienen como objetivo acabar con esta problemática. Ejemplo de ello es ReluCe, una iniciativa de innovación social en la que, como afirman , han participado 18 familias de Calatayud, Zaragoza. Su fin es el siguiente: “Implementar un sistema de prepago de energía eléctrica en viviendas vulnerables como mecanismo para fomentar el consumo eficiente de la energía y el control del gasto de las familias. Esto ha supuesto una alternativa al corte de suministro eléctrico implementando una limitación de potencia al mínimo para cubrir las necesidades básicas. Además, se han evitado las facturas elevadas por mal uso de la energía. Para su ejecución, se informaba periódicamente vía SMS sobre el consumo eléctrico y el saldo disponible en euros. También de los días estimados para los que el saldo cubría el consumo eléctrico, de modo que la familia podía adoptar hábitos eficientes para poder llegar a fin de mes con la cantidad asignada. Si antes de finalizar el mes se agotaba el saldo, se realizaba una bajada de la potencia cubriendo necesidades básicas que se restablecía cuando se realizaba una recarga”.
Los participantes del proyecto ReluCe han conseguido disminuir el importe de las facturas de electricidad un 36 % y el consumo de electricidad un 1 %.
Alianzas para abordar la pobreza energética
La falta de energía aumenta las brechas sociales, la vulnerabilidad y la exclusión social. Así lo confirma el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que trabaja para combatirla y muestra cómo su acceso “es un factor vital para la reducción de la pobreza”.
Desde GreenAbility se ha desarrollado un programa educativo basado en la colaboración y el intercambio de actuaciones en Europa dirigido a entidades sociales, trabajadores de ámbito social y personas cuidadoras que proporcionan soluciones directas a la pobreza energética en familias y comunidades.
Para promover el conocimiento sobre los impactos de esta materia y disminuirlos, trabaja también ‘The Energy Poverty Advisor Hub (EPAH)’, de la que ECODES y la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) forman parte de su red de expertos.
Las renovables y la rehabilitación de viviendas como solución a la pobreza energética
El acceso a una energía asequible, limpia y sostenible que define el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 7, transita por tener energía renovable y un buen aislamiento. La idea de que la energía no es un lujo y sea un derecho universal, es clave para que esta transición energética sea social, medioambiental y económicamente sostenible.
Una de las herramientas para hacerle frente a este problema son las comunidades energéticas. Este planteamiento centró el Congreso del CIRIEC de Valencia. Diferentes especialistas de esta materia sostuvieron ahí que “las cooperativas eléctricas, y en particular las de energías renovables, nacen con el objetivo de llevar el suministro eléctrico a determinadas zonas, habitualmente rurales, a las que no llegaba. En estas entidades los ciudadanos, en su rol de cooperativistas, poseen y controlan de manera colectiva los proyectos de energía a nivel local, con los consiguientes beneficios sociales que ello puede suponer”. Una visión que comparte el ingeniero y responsable de Comunidades Energéticas de ECODES, Carlos Pesqué: “Las comunidades energéticas son una oportunidad para hacer frente a esta situación. A través de ellas se crean espacios de diálogo en torno a la energía. Son espacios de reflexión necesarios con el valor de cubrir las necesidades energéticas y adquirir consciencia de que millones de hogares en España en situación de pobreza energética no pueden hacerlo.”
Además, las considera una herramienta perfecta para empoderar a las personas que sufren la pobreza energética y fomentar la comunidad en el ámbito local: “Las personas en pobreza energética tienen, en muchas ocasiones, que solicitar ayudas de urgencia a los servicios sociales municipales y a ONG para el pago de facturas de luz y gas. El pago de estas facturas por parte de los ayuntamientos o las entidades sociales supone una medida que resuelve una urgencia, pero no un problema que, probablemente, vuelva a sufrir la persona solicitante en meses posteriores. Hacer partícipes a estas personas en comunidades energéticas puede ayudarles a empoderarse en la gestión de su energía y a acceder a la participación en proyectos energéticos de autoconsumo o eficiencia energética que sirvan para reducir sus facturas y para fomentar su participación activa en el cambio de modelo energético”.
En este sentido, Carlos Sordo, experto en acceso a la energía con experiencia en América Latina, Europa y África, señala la “revolución social y tecnológica” que está viviendo desde hace 10 años el continente africano “demostrando una vez más que salir del canon de desarrollo tradicional es posible”.
Según el experto, en lugar de lanzar cable de alta tensión, carísimo e insostenible en un territorio poco poblado y gigante como es África, las comunidades africanas empezaron a adquirir pequeños sistemas solares para cargar sus móviles, acceder a luz por primera vez y escuchar la radio. “En 10 años esta transformación social, económica y medioambiental ha supuesto que más de 490 millones de personas han accedido a servicios fotovoltaicos de pequeña potencia, generando más de 370.000 empleos verdes, según un informe reciente publicado por la Asociación Global de la Energía fuera de Red (GOGLA). Los modelos de negocio innovadores, la financiación y un ecosistema político son fundamentales para la expansión de estas iniciativas”, añade.
A estas soluciones que integran las energías renovables de forma limpia y asequible, el arquitecto Javier Tobías suma los criterios basados en eficiencia energética, con la adaptación y rehabilitación de viviendas y la importancia de sustituir equipos por otros más eficientes. Todo ello, añade como ejemplo, con la modificación de los hábitos de consumo:
- Ventilación a primera o última hora del día
- Empleo de cortinas, persianas y toldos para evitar el sol directo
- Uso de ventiladores en lugar de aires acondicionados (consumen hasta 20 veces menos electricidad)
En caso de usar aire acondicionado, no bajar la temperatura por debajo de los 26 °C (cada grado menos supone un 7 % más de consumo de energía).
Los edificios son responsables de un 30 % del consumo energético y del 40 % de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en España. Gran parte de estas cantidades están vinculadas a la construcción y demolición de edificios, sobre todo si son de hormigón y acero, con huellas de carbono significativas. Para reducir el impacto, este experto en regeneración urbana considera necesario: “Aprovechar el parque de edificios ya construido y mejorar su eficiencia energética para reducir nuestro consumo de energía y aumentar el confort de los edificios que habitamos”.
Otro de los objetivos del proyecto que coordina el arquitecto en ECODES, ‘La Alianza por la rehabilitación de viviendas sin dejar a nadie atrás’, es “superar las barreras que hasta ahora han impedido a las personas en situación de vulnerabilidad el acceso a los programas y ayudas relacionadas con la rehabilitación de viviendas”.
Estos obstáculos integran la situación desfavorable de la que parten los inquilinos en los procesos de rehabilitación, la exclusión de costes vinculados a las obras como las tasas o el IVA, la falta de apoyo técnico, social y de comunicación de las ayudas o la tributación de las ayudas dentro del IRPF, lo cual imposibilita el acceso a otros subsidios sociales. Superar estos impedimentos y aplicar las soluciones que ya están disponibles será la llave para la aceleración de la transición ecológica justa.