Consejos para realizar un adecuado mantenimiento del coche
La compra del coche es una de las inversiones más importantes para la economía familiar, sobre todo, si se tiene en cuenta que se suele tener que realizar cada cierto tiempo. De ahí que un adecuado uso y cuidado del vehículo resulte clave tanto para alargar la vida útil del mismo como para no verse sorprendido por más averías que las inevitables. Un correcto mantenimiento del coche requiere de cierta atención y disciplina por parte del usuario pero redunda tanto en un ahorro en posibles reparaciones y en retrasar el cambio definitivo del vehículo.
Los fabricantes de automóviles hacen coches con componentes que no siempre duran a lo largo de la vida útil del vehículo. Hay elementos que se conoce desde el principio que se tendrán que sustituir en algún momento y otros que pueden aguantar sin ser reemplazos o no, dependiendo de que las piezas puedan sufrir algún daño inesperado o, fundamentalmente, de que se haga un adecuado mantenimiento del coche desde un inicio.
“A los coches se les puede hacer dos tipos de mantenimiento y ambos tienen su importancia. Distinguimos entre el mantenimiento preventivo y el correctivo”, señala Jorge García, mecánico de Talleres Motrio. “El correctivo es el que menos hay que explicar porque es el que todo el mundo conoce. Se realiza cuando un cliente viene al taller porque ha tenido alguna avería o se le ha roto algún elemento del vehículo. Suele ocurrir cuando uno menos se lo espera y habitualmente es el más costoso en lo económico. El equipo del taller realiza un diagnóstico, se presupuesta el daño sufrido o la avería y una vez se cuenta con la aprobación por parte del propietario, se comienza el proceso de reparación del vehículo o la sustitución de la pieza o las piezas afectadas”, añade García.
Con el fin de evitar en la medida de lo posible el mantenimiento correctivo, resulta clave poner el acento en el mantenimiento preventivo. Se trata de una labor que no solamente se realiza en el taller sino que una parte de su éxito tiene que ver con la atención que le preste el usuario del vehículo. “Cada vehículo, en función de la marca, el modelo y el carburante que lleve, tiene aparejadas una serie de revisiones periódicas durante su vida útil. Y llevar el coche al taller para que los profesionales lo revisemos cuando toca, evita sorpresas desagradables e indeseadas para el propietario”, explica Jorge García. “Por nuestras manos pasan muchos vehículos a lo largo del año y contamos con mucha experiencia a la hora de detectar qué puede estar fallando en un coche o qué puede estar en situación de riesgo si no se previene a tiempo. Además, hoy en día la tecnología en la que nos apoyamos es un complemento perfecto para realizar los diagnósticos tan completos y ajustados que hacemos en los talleres. En las últimas dos décadas la electrónica de los vehículos y las herramientas de las que disponemos en el taller han conseguido conocer mucho mejor el estado de los coches que nos confían nuestros clientes. Esa combinación de experiencia del profesional y la tecnología ha supuesto un cambio importante para bien”.
Los neumáticos, los filtros del vehículo, los diferentes fluidos, los amortiguadores, los frenos, el motor, la iluminación e incluso los airbags son elementos que conviene revisar con cierta frecuencia más allá de los recomendados pasos periódicos por el taller a los que se hacía referencia anteriormente. Por eso, una implicación directa del usuario del vehículo en su cuidado preventivo es el complemento ideal a la labor que realizan desde los talleres. “Cuanto más cuidados nos llegan los coches al taller, más sencillo resulta hacerles el mantenimiento. Los profesionales somos nosotros y nunca se va a prescindir de nuestro trabajo, pero un vehículo al que se le presta atención y se cuida con cierto mimo, puede alargar la vida del coche en un 30% tranquilamente, además del ahorro que se va a producir como consecuencia de la aparición de menos averías y problemas”, remata convincente el responsable de Motrio.
Elementos a los que el usuario debe prestar especial atención
Las ruedas del coche son el nexo de unión entre el vehículo y la carretera y por eso debe prestarse una especial atención a su estado. Es conveniente revisar la presión de los neumáticos recomendada por el fabricante al menos una vez al mes, así como la profundidad del dibujo sin esperar a llegar al mínimo permitido por ley. Si se detectan vibraciones, ruidos extraños o comportamientos anómalos al frenar, se debe acudir al taller a la menor brevedad posible para evitar comprometer la seguridad en la conducción.
Desde hace un tiempo no es obligatorio contar con un segundo juego de luces en el vehículo y quizá por ello sea aún más importante que nunca realizar un mantenimiento mensual de la iluminación. Todas las luces, sin excepción, deben funcionar correctamente (posición, cruce, antinieblas, intermitentes, freno y marcha atrás) y ante cualquier irregularidad, hay que visitar al profesional para corregirlo.
A menudo los amortiguadores son los grandes olvidados por los conductores ya que como explica Jorge García “mucha gente piensa que solamente están para proporcionarnos comodidad y no se tiene siempre en cuenta que de su buen estado depende que el vehículo responda como se le supone a velocidades altas o en situaciones inesperadas que puedan surgir”. Se suelen realizar revisiones periódicas de los amortiguadores cada 20.000 kilómetros en el taller pero nunca está de más prestar una especial atención a las sensaciones que pueden transmitir al conductor. La detección de alguna anomalía en los amortiguadores requiere una visita urgente al taller de confianza.
Pese a que el freno es uno de los elementos más tenidos en cuenta en las revisiones que tienen lugar en el taller aproximadamente cada año, cualquier disfunción que puedan sufrir suele detectarse con relativa facilidad por parte del usuario. “Cuando se sospecha que se tarda más que lo habitual en frenar o si cada vez que se pisa el freno aparece algún ruido, no hay ninguna duda de que lo más sensato es ponerse en manos del profesional lo antes posible. De lo contrario podría suponer un riesgo aún mayor que el económico”, afirma Jorge García.
Se recomienda chequear periódicamente el nivel del aceite del vehículo, aunque los lubricantes de hoy en día están preparados para no necesitar un cambio hasta más allá de los 30.000 kilómetros en la mayoría de los casos. Aun así, una disfunción en el consumo del aceite puede suponer un grave contratiempo económico si no se detectara. Lo aconsejable es revisar el estado y el nivel del aceite cada unos 2.000 kilómetros y reponerlo, si se detecta que es necesario, con el tipo de lubricante recomendado por el fabricante.
Uno de los elementos más sencillos de mantener y que pueden incidir de manera decisiva en la seguridad en la conducción son las escobillas de los limpiaparabrisas. “Unas escobillas en mal estado no van a ser capaces de apartar el agua de la lluvia o el granizo y van a poner en peligro a los ocupantes del vehículo. Si los limpiaparabrisas hacen ruido al ser utilizados o no limpian en todas las zonas por igual, hay que cambiarlas. Las escobillas son baratas y no sustituirlas nos puede salir muy caro”, advierto el mecánico de Motrio.