"Conseguir un mundo digital inclusivo es cuestión de tod@s"

Este año, bajo el lema “Por un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género”, Naciones Unidas ha celebrado en marzo el Día internacional de la mujer y la CSW67 (Commission on the Status of Women, por sus siglas en inglés). Esta Comisión, fundada en 1946, es el mayor encuentro global por la igualdad de género y reúne a gobiernos, organismos multilaterales y organizaciones de la sociedad civil.

La FMBBVA, que participa desde 2017 en la CSW, ha organizado el acto “Connecting Women in Latin America: The Roadmap Ahead” junto con la República Dominicana y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en el que se abordó el avance de la digitalización en la región y los desafíos para que la tecnología pueda ser utilizada en mayor medida por las mujeres vulnerables y, en particular, por las que son mayores o viven en zonas remotas.

Como reconocía Sima Bahous, la directora ejecutiva de ONU Mujeres, en su intervención en la Asamblea General, “los derechos digitales, son derechos de las mujeres.” Un vínculo que se refleja claramente en el ODS 5 sobre la igualdad de género, que incluye una meta específica sobre el uso de la tecnología y las TIC para lograr el empoderamiento de las mujeres y las niñas. La brecha digital de género incide en el acceso a otros derechos como la educación, el empleo, la salud o la justicia, o en el ejercicio de la ciudadanía de las mujeres. Y se convierte en un nuevo tipo de pobreza que excluye a las mujeres y las niñas de forma devastadora: la pobreza digital.

Sin embargo, existen importantes desafíos: un tercio de la población mundial, 2.700 millones de personas, aún no tiene acceso a internet (Unión Internacional de Telecomunicaciones, UIT). El 63% de las mujeres usan internet versus el 69% de los hombres. Una brecha impactante en pleno siglo XXI, y que además, permanece estática desde 2019.

Si miramos hacia América Latina, la situación no es mucho más esperanzadora. 244 millones de personas no cuentan con acceso a internet (IICA, BID 2020). Es decir, una de cada tres personas está desconectada. Normalmente suelen ser aquellas con menores niveles educativos, ingresos más bajos, que viven en zonas rurales o tienen más edad, y especialmente mujeres pobres, indígenas, o afrodescendientes. De hecho, 4 de cada 10 mujeres no acceden a internet por falta de conectividad o porque no pueden permitírselo (CEPAL 2022) y 65 millones de mujeres no usan internet móvil (GSMA 2022). Pensemos además que para las personas más vulnerables el coste de internet supone el 14,3% de los ingresos, una cifra que empeora en el caso de las mujeres, ya que un tercio de ellas no tiene ingresos propios.

Por eso, la FMBBVA con su acto, en el que participaron la OCDE, la UIT, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), quiso poner de manifiesto, la importancia que tiene acceder a los servicios financieros digitales, el valor de la tecnología para el emprendimiento femenino y sobre todo, proponer una hoja de ruta para conectar a las mujeres.

El objetivo fue ensalzar la importancia de la conectividad para las mujeres y niñas, analizar tanto las oportunidades como los retos del acceso a internet, la formación y educación en STEM (carreras de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas), y del uso de tecnologías digitales de cara a reducir la brecha digital de género. Se resaltó así mismo, la importancia de promover una formación de calidad en la era digital para mujeres, y en especial en habilidades digitales para evitar dejarlas atrás. También se destacó la necesidad de que el sector público y el privado, vayan de la mano y adopten políticas conjuntas e inviertan en iniciativas dirigidas a las mujeres y niñas, así como de identificar buenas prácticas y cómo integrarlas más y mejor en la economía digital.

Pero sin lugar a dudas, el mejor argumento para mostrar el valor que la tecnología y los servicios financieros tienen para las mujeres, fue el testimonio que allí compartió Julia Sandoval, emprendedora a la que atiende la entidad de la FMBBVA en Panamá (Microserfin).

Julia, mujer audaz, madre soltera de 3 hijos y orgullosa abuela de 8 nietos, ha sido capaz de pasar de un pequeño puesto de venta ambulante hecho de madera y zinc, con el que recorría las ferias y bajo el que dormía, a tener 3 restaurantes donde emplea a 20 mujeres, madres solteras como ella.

La tecnología fue la clave para superar el impacto de la pandemia y mantener su negocio siempre abierto. Gracias a sus nietos, empezó a utilizar whatsapp para tomar pedidos y hacer entregas a domicilio. Hoy consulta sus créditos y hace operaciones bancarias por la “tablet” de su asesora, tiene un “delivery” y acepta pagos a través de QR en su restaurante. Incluso se ha convertido en corresponsal bancario, con un dispositivo con el que facilita los pagos y gestiones bancarias diarias a más de 50 personas.

Julia tiene claro que debe llevar servicios financieros a su comunidad y mostrar el valor de la tecnología a aquellas mujeres que aún piensan que “esto no es para ellas”. Su sueño es seguir abriendo restaurantes para generar más empleo en su comunidad y garantizar el futuro de sus nietos.

Desde la FMBBVA seguiremos avanzando comprometidos en hacer de la inclusión digital y financiera un motor de desarrollo y progreso en América Latina para apoyar al más de un millón seiscientas mil emprendedoras a las que atendemos actualmente y que, como Julia, quieren salir adelante: mejorando su formación, facilitando su participación en el mundo digital y creando entornos seguros para ellas. Porque, como dice el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres: no podemos esperar 300 años a alcanzar un mundo más equitativo y ver cómo “mientras la tecnología avanza a toda velocidad, las mujeres y las niñas se quedan atrás”.