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¿Conoces el suelo por donde pisas? Es el momento de cuidarlo

El suelo es mucho más que el lugar sobre el que pisamos, levantamos nuestros edificios o asfaltamos nuestras carreteras. Aunque pocas veces le prestamos atención, la parte más superficial de la Tierra es un ecosistema en el que conviven un sinfín de organismos que hacen posible la vida.

¿Conoces el suelo por donde pisas? Es el momento de cuidarlo

Se trata de uno de los hábitats más diversos del planeta: en un solo metro cuadrado de suelo forestal, pueden encontrarse más de 1000 especies de seres invertebrados. Un suelo sano puede contener decenas de especies diferentes de lombrices, insectos, ácaros, nematodos, hongos o bacterias, entre muchos otros seres. En total, estos ecosistemas son el hogar de una cuarta parte de la biodiversidad de todo el mundo.

Los suelos son fundamentales para que el mundo sea tal y como lo conocemos. Ayudan a mantener el equilibrio de los ecosistemas al regular el ciclo de nutrientes y el ciclo hídrico. Son también una poderosa herramienta para mantener limpio el planeta: pueden descomponer algunos tipos de contaminación y son el segundo mayor sumidero de carbono del mundo, después de los océanos.

Además, cuando están sanos son una fuente fundamental de alimentos, materias primas, recursos energéticos y elementos necesarios para fabricar medicinas. De acuerdo con la FAO, se calcula que el 95% de nuestra alimentación proviene directa o indirectamente de los suelos. Sin embargo, estos están cada vez más castigados. Y el principal motivo es que cada vez los cuidamos peor.

Los enemigos del suelo

Entre las principales amenazas a las que se enfrenta el suelo están la desertificación, la erosión y la salinización, todas ellas agravadas por el cambio climático. Además, entran en juego la deforestación, la urbanización y la contaminación proveniente de los productos químicos usados en la agricultura, entre otros.

La problemática del plástico tampoco es ajena a los suelos. Un estudio reciente de la FAO señala que las tierras de cultivo contienen aún más residuos plásticos que los mares y océanos. Las producciones agrícolas y ganaderas utilizan cada año más de diez millones de toneladas de este material, de los cuales un alto porcentaje termina en el medioambiente.

Esto perjudica especialmente a las comunidades rurales y a aquellas que más dependen de la agricultura. Sin embargo, se trata de un problema global, ya que el deterioro de la tierra pone en riesgo la producción de alimentos y la obtención de otros materiales. Además, contribuye al cambio climático al evitar que se fije carbono, por un lado, y al favorecer que se libere el que permanece bajo tierra, por el otro.

De Senegal a Haití: proyectos para recuperarlo

Restaurar las tierras degradadas puede ayudar a capturar carbono de la atmósfera, mejorar los cultivos, aumentar el acceso a agua limpia y crear empleos verdes, entre otros beneficios. A lo largo del planeta se han creado infinidad de iniciativas para lograrlo.

Una de las más interesantes es la de la Gran Muralla Verde, un proyecto para llenar de vida el Sahel. Esta zona, marcada por la gran barrera que forma el desierto del Sáhara, es una de las más áridas y degradadas de África. El objetivo de esta iniciativa es crear un gran corredor de árboles y vegetación de más de 8000 kilómetros y, con ellos, favorecer la recuperación del suelo y dar nuevas oportunidades a las poblaciones locales.

¿Conoces el suelo por donde pisas? Es el momento de cuidarlo

Una vez terminada, la Gran Muralla Verde unirá Senegal, en la costa oeste, con Yibuti, en la este. Hasta el momento se han recuperado ya millones de hectáreas de suelo degradado en países como Nigeria, Mali o Eritrea. Pero las iniciativas no se quedan en África: en Colombia, por ejemplo, un plan de recuperación del gobierno pasa por plantar 180 millones de árboles. Con ellos esperan restaurar ecosistemas que se han visto empobrecidos durante las últimas décadas. Y en Haití, la reforestación con bambú ha ayudado a hacer frente a la erosión en zonas fluviales.

El continente europeo también lucha contra la degradación de sus suelos. Se calcula que el 70 % de los mismos no están en buen estado debido a malas gestiones, la contaminación, la intensa urbanización y los efectos del cambio climático. En algunas zonas del sur, centro y este del continente, más del 25 % de la tierra se encuentra en riesgo alto o muy alto de desertificación.

El Pacto Verde Europeo incluye medidas para tener, a corto plazo, unos suelos sanos. Otras como la Alianza Mundial sobre el Suelo (GSP, por sus siglas en inglés) trabajan para que este objetivo sea posible a nivel mundial.

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