Conoce quién es el 1% que más contamina del planeta
La desigualdad se origina y se manifiesta también en la capacidad para contaminar. Casi 800 millones de personas que viven en las economías avanzadas son los principales emisores de gases de efecto invernadero (GEI). Y el 1 % que más dióxido de carbono (CO2) emite a nivel mundial deja una huella de carbono de 50 toneladas de CO2 al año.
En una viñeta de Quino, Libertad le dice a su amiga Mafalda que ha colgado un mapa al revés porque la Tierra está en el espacio, y el espacio no tiene ni arriba ni abajo. Que colocar el hemisferio Norte arriba es un truco para que los que están abajo sigan creyendo que están, realmente, por debajo.
A lo largo de la historia, numerosos pensadores, políticos y cartógrafos, entre otros, han planteado mapas con diferentes perspectivas para acabar con sesgos que perpetúan la desigualdad. Lo cierto es que la desigualdad se origina y se manifiesta de muchas maneras. La riqueza y el consumo de bienes se distribuyen de manera dispar en todo el mundo y, por consiguiente, lo hace también nuestra capacidad para contaminar.
Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) no son una excepción. Se calcula que el 1% de los que más emiten del mundo producen 1.000 veces más CO2 que el 1% inferior, debido al impacto de estilos de vida muy desiguales. Y, aunque las emisiones varían entre países y entre generaciones, la verdadera diferencia está en la riqueza.
El mapamundi de las emisiones
La huella de carbono relacionada con el uso de energía es de unos 4,7 toneladas de CO2 por persona al año. Es decir, la cantidad de gases que genera conducir un SUV durante unos 18 meses. Sin embargo, millones de personas de todo el mundo no conducen, nunca han subido a un avión y apenas generan estos gases de efecto invernadero. ¿De dónde salen, entonces, estos datos?
De acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía (IEA), el 10 % de los principales emisores del planeta fueron responsables de casi la mitad de las emisiones mundiales de CO2 relacionadas con la energía en 2021. Este grupo lo forman 782 millones de personas que viven, sobre todo, en países con economías avanzadas, como EE. UU., Reino Unido, los estados de la Unión Europea, Canadá, Australia, Japón, Corea del Sur y Nueva Zelanda. A estos se unen habitantes de China y, en menor proporción, ciudadanos de Oriente Medio (como Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Qatar), Rusia y Sudáfrica.
Al otro lado de la balanza está el 10 % que menos emite, que vive en países en vías de desarrollo de África y Asia. Allí se consumen cantidades mucho más pequeñas de bienes y servicios, y en muchos casos las familias carecen de acceso a la electricidad, a sistemas de climatización y a vehículos propios. En 2021, por ejemplo, un norteamericano medio emitió 11 veces más CO2 relacionado con la energía que un africano.
Las diferencias también son muy importantes entre ciudadanos de un mismo país. En EE. UU. y en la Unión Europea, por ejemplo, el 10 % que más emite libera entre tres y cinco veces más gases que el ciudadano medio y unas 16 veces más que el 10 % más pobre. Esta diferencia es aún mayor en algunos países de América Latina, África y Asia.
Si seguimos subiendo en la pirámide de la desigualdad, nos encontramos con el 1 % que más emite a nivel mundial. Cada una de las personas que lo forman tuvo, a nivel individual, una huella de carbono de más de 50 toneladas de CO2 en 2021. Esta marca es más de 1.000 veces mayor que la del 1 % que menos emite.
La desigualdad aumenta todavía más si atendemos al 0,1 % más rico de la población, un grupo de multimillonarios que emitió 10 veces más que el resto del 10% más adinerado. De esta manera, su huella de carbono superó las 200 toneladas de CO2 per cápita en 2021. Detrás de estas emisiones se esconde un estilo de vida que se diferencia radicalmente del del resto de la población.
¿De dónde salen tantas emisiones?
Si tenemos en cuenta las emisiones que derivan del uso de la energía, el uso de los medios de transporte es la principal causa de la desigualdad a nivel mundial, por encima del consumo en los hogares. Se calcula que el 80% de la población mundial no ha montado nunca en avión, que cerca del 6% vuela dos veces al año y que solo el 1% lo hace más de cinco veces.
De acuerdo con la IAE, los pasajeros que viajan en primera clase consumen hasta tres veces más combustible que los de clase turística, debido al espacio que ocupan sus asientos. Y, en la punta de la pirámide, se encuentran las personas que viajan en jets privados. De acuerdo con la asociación Transport and Environment, un jet privado puede emitir dos toneladas de CO2 en una hora, una cuarta parte de lo que emiten de media los ciudadanos de la Unión Europea en un año.
Las emisiones de los aviones privados de las personas más ricas del planeta (junto a las de sus yates o sus mansiones) forman una parte pequeña de las cifras totales. Sin embargo, reflejan mejor que muchas otras las enormes desigualdades en la forma que los ciudadanos tenemos de consumir, vivir y, por consiguiente, contaminar y contribuir al cambio climático.